Francisco Iglesias Carreño se pone el casco y sube a la bici. Cada año cumple a rajatabla con su circuito personal: coronar las “64 cuestas” de Zamora, la ciudad del viejo Reino de León que adora, de la que nunca se quiso ir.
Su titánica afición a los 77 años de edad simboliza “el empuje” que define a quien podría ser de largo uno de los políticos en activo más veteranos de España. Este año 2022 encabeza por la provincia zamorana la candidatura a las Cortes de Castilla y León. Curiosamente, para luchar contra una comunidad autónoma que denigra. Lo hace por un partido, el Partido Regionalista del País Leonés (Prepal), que él mismo fundó en 1980, sorteando las estrictas normas todavía casi franquistas que le obligaron a presentar más de 5.000 firmas. Cumple 43 años intentándolo, con éxito siempre testimonial.
Con ésta, serán ya doce las veces que concurre a unas elecciones autonómicas. Todas las elecciones habidas desde 1983, cuando se constituyó la última autonomía de España forzando la incorporación de León y Segovia y asentando el movimiento político del leonesismo, la reivindicación de una autonomía propia para las provincias de León, Zamora y Salamanca, la antigua Región Leonesa.
Cuando Iglesias Carreño se presentó por vez primera tenía sólo 34 años. Desde entonces y hasta este 2022 el Prepal, siempre bajo su liderazgo, ha presentado candidatura en las tres provincias que son su desvelo personal y su músculo político, Zamora, Salamanca y León, aunque sólo una vez falló en esta última en los años 90, que todavía lamenta.
La cena en Valladolid que originó todo
Las tres provincias juntas conforman el epicentro de su programa, invariable en más de cuatro décadas: conseguir que desaparezca para siempre el “engendro” de la actual Castilla y León, nacida, “como cuenta Julio Llamazares, en una cena en 1979 en Pucela (Valladolid) en la que se acordó un conglomerado de más de 100.000 kilómetros cuadrados, una decisión post constitucional”; y que esta autonomía dé paso a la Comunidad “Región Reino Leonés”. Su defensa a ultranza le hace elevar la voz hasta ahogarla en llanto de la emoción.
“Dije en el año 2000 que el ente híbrido (la actual Comunidad autónoma) es un error político, un horror social y un terror económico”, rememora, lamentando a continuación “que fui profeta: vino la despoblación galopante, la desertización, la descapitalización. En 1975 teníamos en la Región Leonesa 1.166.505 habitantes; en 2021, 948.000”, explica.
Pero las elecciones autonómicas, que esta vez encabeza por Zamora mientras su propia hermana, Manuela, lo hace por León, no se llevan la palma de su récord de intentos electorales. Iglesias Carreño suma 14 contiendas electorales nacionales, presentando también listas a Congreso y Senado.
Y es que considera que, al contrario que las autonómicas, las generales son las citas más relevantes, porque el objetivo “es la Autonomía propia, porque sin ella seguiremos anulados por el egocentrismo de Pucela”. “Hay que conseguir un comité para negociar con el Reino de España para que el Gobierno admita un proyecto de Estatuto para la nueva Comunidad Autónoma Región Reino Leonés y lo lleve al Congreso y al Senado, siempre siguiendo la Constitución”. He ahí su única, y veterana, hoja de ruta.
Ese camino han decidido seguirlo desde Prepal fieles a su doble decisión inicial incluida en sus estatutos: por un lado que “nos presentaríamos a todas las elecciones, cosa que cumplimos hasta hoy”; y por otro, “ser un partido no bancario”, no depender de préstamo alguno “por mantener el arma política de la reivindicación”.
“La edad es lo de menos, importa el sentir”
Así, sin apenas recursos, con la pasión por combustible, han sobrellevado una travesía política de 42 años. Pero “la edad es lo de menos, importa la vitalidad y empuje que pongamos a lo nuestro, el sentir nuestra gente y nuestra tierra: esa es la clave”.
La enorme diferencia esta vez es que los comicios autonómicos llegan con un escenario radicalmente distinto que Iglesias Carreño apenas pudo soñar hasta ahora. Más de la mitad de la población representada de la provincia de León por numerosos y muy poblados ayuntamientos han aprobado mociones en favor de la creación de una nueva autonomía sin Castilla, la Comunidad número 18, dentro del marco constitucional. Y lo que el veterano político aún más aplaude: “El apoyo de las mociones por parte de todos los grupos políticos en favor de la Región Leonesa, es decir, que en lo común vayamos todos a una”. Carreño, en el centro, con camisa azul.
Precisamente, por eso no ve rival, sino aliado, al partido que arrastra la práctica totalidad del voto leonesista desde los 90, la Unión del Pueblo Leonés (UPL), ahora con las mayores expectativas electorales jamás pensadas. Y a cuantos cargos políticos que, aunque en siglas PP o PSOE, huyen “del centralismo, del madrileñismo que se ve en el fragor campaña”, políticos, concejales, que “responden con defensa de lo propio” y que “a pesar de todo conocen el sentir de la gente de a pie, ¡¿cómo van a decir que no sienten lo que piensa su convecino, las raíces de sus padres y abuelos?”.
Con esos políticos, sean de las siglas que sean, Iglesias Carreño defiende crear “una hermandad regional leonesa, cuanto más plural mejor”. Porque “si no la conseguimos, entonces nos van a borrar (al viejo Reino de León) de la faz de la tierra y de la historia universal”. Algo que, sin nombrar, afea con dureza a líderes como los de Vox, que denigran todas las autonomías, y que “vienen de fuera a leernos la cartilla”. A ellos, les recuerda, muy encendido: ¿Vienen a decirnos qué es España? ¡Nosotros, nosotros somos España, sin León no hubiera España!“. Y otra vez la voz se le ahoga en emoción.