El PP gana las elecciones en Castilla y León pero necesita a la extrema derecha para gobernar

Marcos Pinheiro

13 de febrero de 2022 21:18 h

0

El PP ha ganado las elecciones en Castilla y León. Una victoria amarga porque los resultados muestran que su estrategia de adelantar los comicios ha sido fallida: Alfonso Fernández Mañueco ha conseguido 31 procuradores, solo dos más que los que tenía hasta ahora, pero su intención de imitar a Isabel Díaz Ayuso y fagocitar a Ciudadanos, su socio hasta ahora, ha sido un fracaso. Sus escaños han ido a parar a Vox, que pasa de uno a 13 procuradores y su apoyo será indispensable si Mañueco quiere repetir como presidente. La extrema derecha ya ha reclamado la vicepresidencia de la Junta.

Los populares concibieron el adelanto electoral con el objetivo de librarse de Ciudadanos y gobernar en solitario. Sus sondeos internos, decían, apuntaban a que podían hacerse con los 41 escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta, pero sus estimaciones fueron descendiendo según se acercaba la fecha de las elecciones, con una caída más pronunciada durante la propia campaña. La foto final deja al partido con dos diputados más pero una pérdida de más de 55.000 votos respecto a 2019.

Por provincias, el PP solo ha ganado en Salamanca, Ávila y Segovia. En León, Palencia, Valladolid y Zamora han empatado en procuradores con el PSOE, pero con los socialistas por encima en votos. En Burgos se impone el PSOE y en Soria la candidatura de Soria Ya.

Vox es el gran vencedor de la noche electoral. Con hasta ahora un solo escaño en las cortes, pasan ahora a convertirse en pieza clave para formar Gobierno con 13 procuradores. La extrema derecha suma 130.000 nuevos votos y 12 puntos más. Esos resultados les colocan en posición de pedir puestos en el Gobierno, algo que ya ha dado por hecho Santiago Abascal, que en su comparecencia de esta noche ha situado ya a su candidato, Juan García Gallardo, como vicepresidente de la Junta.

La izquierda cae en favor de la España Vaciada

El PSOE, por su parte, ha quedado en segundo lugar. Hace algo más de dos años se erigieron como ganadores de los comicios con 35 procuradores, pero ahora caen a 28, siete menos que en 2019. Luis Tudanca se deja por el camino algo menos de cinco puntos en favor de los partidos de la España Vaciada, que especialmente en Soria y León arrebatan votos a los socialistas. El PSOE solo se impone en escaños en Burgos, donde ganas las elecciones con más del 32% de los votos.

Tudanca ha comparecido para reconocer los malos resultados del partido y dejar la puerta abierta a su dimisión como líder del partido en Castilla y León: “Tened claro que otros vendrán que harán más y que el cambio llegue a esta tierra”.

Unidas Podemos consigue un solo diputado, frente a los dos que tenían hasta ahora. A pesar de concurrir a las elecciones con IU, después de presentarse por separado en 2019, la formación empeora sus resultados. Queda reducido a un único escaño con un 5%, cuando su aspiración estaba en tres para conseguir grupo parlamentario.

Tanto PSOE como Unidas Podemos pierden apoyos en favor de los partidos provinciales y las plataformas de la España Vaciada. Unión del Pueblo Leonés pasa de uno a tres escaños –sube dos puntos y 23.000 votos– y Por Ávila se mantiene con un único asiento.

Pero la otra gran noticia de la noche, además de la subida de Vox, es la irrupción de la España Vaciada en las cortes de Castilla y León con los tres escaños que ha conseguido Soria Ya. Esa plataforma se convierte en una de las triunfadoras: gana en su provincia con más del 40% de los votos y se lleva tres de los cinco procuradores en disputa. Sin embargo, el resto de plataformas no consigue representación. La candidatura España Vaciada se queda fuera en el resto de provincias: ha conseguido en total 20.000 votos, un 1,6% de los votos.

Ciudadanos ha logrado sobrevivir a duras penas y solo con un escaño. El partido que consiguió 12 asientos hace más de dos años se queda con un único escaño en las cortes que ocupará el hasta exvicepresidente de la Junta, Francisco Igea. En datos, la caída es de más de 10 puntos y 150.000 votos.

El partido de Inés Arrimadas ha logrado sortear la desaparición, a diferencia de lo que ocurrió en Madrid, pero queda reducido al mínimo sin papel alguno en la gobernabilidad.