Comienza el desescombro de la cúpula en la iglesia Vera Cruz de Valladolid antes del traslado de las tallas procesionales
La iglesia penitencial de la Vera Cruz, que este pasado martes perdió su cúpula y linterna al colapsar y desplomarse ambas, ha abierto sus puertas para facilitar el desescombro y limpieza previos al traslado de las valiosas tallas procesionales del templo, aún en sus altares y hornacinas.
Desde esta mañana una mini-excavadora ha llenado varios contenedores de cascotes: yeso, madera y ladrillo procedentes de la cúpula y linterna de esta iglesia de finales del siglo XVI que conserva, entre otros fondos, una colección de tallas procesionales del imaginero Gregorio Fernández, de incalculable valor, informa EFE.
Es la sede de la cofradía penitencial de la Vera Cruz (1498), la más antigua de Valladolid y que durante el primer tercio del XVI encargó a Gregorio Fernández y su taller algunas de las esculturas en madera policromada más conocidas y valiosas de este imaginero del Barroco español.
Pese a este valor patrimonial y a tratarse de un templo de referencia histórica, monumental y espiritual, epicentro de la Semana Santa de Valladolid, no está declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Castilla y León, aunque sí goza de esta figura de protección su entorno.
Ello explicaría la subvención de 150.000 euros para estos trabajos de restauración concedida por la Consejería de Medio Ambiente, y no por la de Cultura y Turismo, una solicitud que la cofradía realizó al detectar hace un año goteras y humedades procedentes de la cúpula, y que se iban a revisar ahora, tras varias catas que detectaron riesgos graves en la estructura, cuando colapsó la cúpula.
Durante las últimas cuarenta y ocho horas han visitado el templo el alcalde de Valladolid, el subdelegado del Gobierno, el delegado diocesano de Patrimonio y técnicos de la Fundación Las Edades del Hombre.
Traslado temporal
La Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura prestará asesoramiento técnico para el traslado temporal de algunas de las tallas de la iglesia de la Vera Cruz de Valladolid, que sufrió el desprendimiento y hundimiento del copulín y de su bóveda este martes, como de aquellos bienes muebles que se mantengan en el templo, informa Europa Press.
Así lo ha confirmado al Consejería de Cultura, que ha explicado que entre las funciones de los técnicos de Patrimonio estarán el peritaje de los daños ocasionados en los bienes muebles y el asesoramiento a la hora del traslado de temporal de algunas piezas a otro templo.
La Consejería que dirige Gonzalo Santonja ha adquirido este compromiso tras la solicitud de “apoyo técnico de profesionales cualificados” realizada por la de la Delegación Diocesana de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid y la Cofradía de la Vera Cruz.
Una iglesia superviviente
Desde su inauguración, en 1595 como consta junto al frontón de su portada principal, la Vera Cruz ha sorteado numerosos peligros de desaparición, entre ellos un devastador incendio en 1806 que, al igual que ahora, tampoco afectó a las imágenes de devoción labradas por Gregorio Fernández.
Fue el 24 de abril de 1806 cuando las llamas devoraron la iglesia, principalmente la sala de cabildos y el archivo con referencias documentales que avalaban la antigüedad de esta cofradía penitencial, dedicada al cobijo de desamparados y enfermos contagiosos a través de un hospital.
Las tallas, al igual que ocurrirá ahora (en este caso a la catedral e iglesia de San Miguel y San Julián) fueron alojadas entonces en la iglesia conventual de San Francisco, cabecera de la orden a la que se acogió en 1498, año de su fundación, la cofradía penitencial de la Vera Cruz.
Urbanismo voraz
Dos embates más, de índole urbanístico, a punto estuvieron de costar la desaparición de este templo “que se encuentra en el corazón de la ciudad, en el espacio central de la urbe, que pertenece a una cofradía histórica en Valladolid pero también en España”, ha explicado a EFE la historiadora María José Martínez Ruiz (Universidad de Valladolid).
El proyecto de abrir una gran vía desde el Puente Colgante hasta la Plaza de San Pablo, pasando por la Plaza Mayor, fue ideado en 1878 por el entonces alcalde, Miguel Íscar, y retomado por la corporación municipal en varias ocasiones: al menos a comienzos del XX (1911) y dos más: en 1936, interrumpida por la Guerra Civil, y en 1939.
“El principal obstáculo era la iglesia de la Vera Cruz, aunque no puede decirse que hubiera demasiadas objeciones. Hoy hubiera sido impensable algo así, y si no llegó a culminar fue debido al coste económico de las compensaciones por las expropiaciones” previstas, ha añadido.
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