Residencias de ancianos

Solo 25 residencias de las 701 de Castilla y León han esquivado al coronavirus desde que empezó la pandemia

Por fin se puede poner nombre a todas las residencias de mayores que fueron golpeadas por la pandemia de COVID-19, uno de los grandes puntos negros de la tan sonada Transparencia en Castilla y León. Solo 25 residencias de las 701 de Castilla y León han esquivado al coronavirus desde que empezó la pandemia.

Desde que comenzó la pandemia y hasta ahora, 206 residencias no han notificado ninguna defunción por COVID. En las otras 495 residencias se ha registrado por lo menos una persona fallecida. Solo 25 residencias no han notificado siquiera un positivo en COVID-19, todas de ellas —salvo dos— eran residencias pequeñas, de menos de 50 personas mayores.

La pandemia tuvo mayor impacto en las residencias más grandes, aquellas que tienen más de cien plazas, pero que superan hasta las 300 personas. La letalidad del COVID, en general, ha sido superior en las residencias de mayor tamaño. El caso de la primera ola es un ejemplo muy claro, aunque luego las diferencias no han sido tan grandes: la letalidad en las residencias de más de 100 plazas era del 48% y en las de entre 50 y 100 plazas, era del 40%.

279 muertos en cinco residencias

Cuatro de las cinco residencias de mayores con más muertos durante el confinamiento eran privadas, aunque la letalidad de la enfermedad fue similar en residencias públicas, privadas o de gestión religiosa.

En un mes y medio fallecieron 279 personas solo en estas cinco residencias: la residencia Mensajeros de la Paz —la ONG del Padre Ángel ubicadas en La Bañeza, León—, la residencia DomusVi de Arroyo de la Encomienda (Valladolid), la Residencia Asistida de Segovia —la única pública de esta lista—, el Centro Residencial San Bernabé y San Antolín (Palencia) y la residencia DomusVi de La Virgen del Camino, en León.

Estos datos se han hecho públicos después de que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León diera la razón a Infolibre, y que obligara al gobierno autonómico a desvelar por residencia a residencia las estadísticas del coronavirus. La Junta de Castilla y León ha publicado en su portal de datos abiertos el desglose por periodos y residencias de los fallecimientos.

Ahora podemos saber, por lo menos, dónde vivían los residentes que fallecieron en los hospitales y en las propias residencias. Solo en el caso de las residencias privadas hubo más personas que fallecieron en el hospital que en el propio centro, aunque no se trasladó ni a la mitad de las personas. De hecho, ninguno de los fallecidos en 43 residencias fue trasladado a un hospital. En las residencias El Sotillo (en La Lastrilla) y Los Tres Árboles (Zamora) murieron más de veinte personas y ninguno de ellos fue trasladado al hospital.

Al principio de la pandemia, siete de cada diez residentes que fallecieron por COVID, lo hicieron en su residencia y no en los hospitales, que estaban colapsados por el impacto del coronavirus. Entre el 14 de marzo y el 30 de abril, la Junta no derivó a los ancianos a los centros hospitalarios y decía tratarlos directamente en los centros, tal y como desveló este diario.

Durante el confinamiento, una de cada tres muertes se concentró en veinte residencias, la mayoría de titularidad privada, con DomusVi a la cabeza. Las grandes empresas como esta han sido criticadas por los sindicatos y asociaciones de familiares ante la baja ratio de profesionales, entre otros aspectos.

Hasta que se inocularon las dos dosis de la vacuna a las personas que vivían en residencias de ancianos, fallecieron 188 personas de las 11 residencias que gestiona el conglomerado francés Colisée; 166 personas que vivían en las nueve residencias de DomusVi; 102 en las 14 residencias de Clece —empresa de Florentino Pérez— y 86 en las residencias de los Mensajeros de la Paz, aunque en este caso la más afectada, con diferencia, fue la de La Bañeza.

Un patrón se repite: las residencias que fueron más golpeadas por la pandemia en la primera ola, vivieron una tercera ola (la de noviembre de 2020 a marzo de 2021) menos fuerte. Mientras, residencias que habían esquivado al coronavirus en marzo de 2020 no pudieron contenerlo en la tercera ola, que se intensificó sobre todo después de las navidades. Ejemplo de ello son las residencias de Amavir El Encinar y la Residencia Asistida de La Rubia, que sufrieron más en 2021 que en 2020.

Casi treinta personas fallecidas en las residencias de la Diputación de Valladolid

Además de los datos de las residencias privadas, la Junta de Castilla y León ha hecho públicos todos los datos de centros públicos cuya titularidad corresponde a ayuntamientos, diputaciones o el gobierno autonómico. De la residencia Cardenal Marcelo, dirigido por la Diputación de Valladolid, fallecieron 13 ancianos en la primera ola: solo uno fue trasladado al hospital.

Según publicó elDiario.es, los trabajadores de la residencia no recibieron equipos de protección (más allá de mascarillas y guantes) hasta el 12 de abril pese a que el primer positivo se registró antes del estado de alarma.

No se tomaron las pertinentes medidas de aislamiento de los residentes, que siguieron haciendo vida normal en las zonas comunes del centro. Los datos publicados por Transparencia muestran que se infectaron 160 ancianos de los 200 que vivían en el centro solo durante el confinamiento. Entre mayo y junio de 2020, durante la desescalada, fallecieron otras cinco personas, tres de ellas en la residencia.

La Diputación de Valladolid relevó al personal de Dirección de la residencia Cardenal Marcelo y también de la Doctor Villacián, que también sufrió especialmente en la primera ola. Aunque no hubo tantos contagios como en la Cardenal Marcelo, también fallecieron 13 personas que vivían en la residencia Doctor Villacián, que ha sufrido más durante toda la pandemia. Hasta este mes de septiembre, se han registrado 138 positivos y 19 defunciones.

En agosto de 2020 un caso de COVID dio positivo después de que los trabajadores se saltaran el protocolo COVID en la despedida de una compañera de la residencia Cardenal Marcelo. Entre marzo y septiembre de 2022 ha habido otro brote de COVID —con 65 positivos—, en el que no falleció ningún anciano gracias a la vacunación de estas personas de riesgo.