El independentismo exige unidad en la Diada menos multitudinaria
El independentismo ha vuelto a demostrar su capacidad de movilización por octavo año consecutivo en otra Diada muy concurrida. Centenares de miles de personas se han concentrado en Barcelona para pedir la independencia de Catalunya y la libertad de los líderes del procés en una nueva demostración de fuerza del secesionismo. A pesar de que se han reunido 600.000 personas (según la Guardia Urbana) la manifestación ha sido la menos concurrida desde 2012.
Los inscritos eran prácticamente los mismos que en años anteriores (450.000, según la ANC), pero algunos tramos de la manifestación -sobre todo en plaza España- no estaban tan llenos como en otras Diadas. Con todo, la Gran Vía de Barcelona se ha vuelto a llenar masivamente de manifestantes en ambiente festivo que vestían la camiseta azul turquesa diseñada para este año. Según la ANC, se han vendido 250.000 unidades de esta prenda.
Los organizadores habían organizado 1.200 autobuses que han partido desde todo el territorio para acercar a catalanes de distintos municipios a Barcelona, cuyas calles se han llenado desde primera hora de manifestantes: jóvenes, mayores y familias enteras que han venido a pasar el día a la ciudad.
Era el caso de Pere Julià, un vecino de Vidreres (Girona) de 56 años que no se ha perdido ni una sola concentración independentista. Julià incluso se ha desplazado a las concentraciones de Madrid y Estrasburgo. “El enemigo es muy poderoso y tenemos que ir unidos”, explicaba durante la tarde de este miércoles.
Los manifestantes piden unidad
La mayoría de los discursos en el escenario de la manifestación han tenido la reclamación de unidad como denominador común. La falta de sintonía entre ERC, JxCat y la CUP ha sobrevolado la concentración en todo momento y los parlamentos al acabar el acto se han centrado en esta cuestión.
“Solo con unidad acabaremos lo que empezamos”, ha espetado la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que ha reconocido que esta Diada ha sido la “más difícil” de todas las que se han organizado desde 2012. “Dos años después del referéndum no solo no hemos avanzado sino que hemos dado pasos atrás”, ha continuado Paluzie. “Se está deslegitimando el referéndum que organizamos”.
En en una crítica velada a ERC, Paluzie ha reprochado que se “desarme día a día” una vía unilateral que, en su opinión, es la única que ha permitido avanzar al independentismo. A pesar de los reproches, Paluzie ha matizado que su organización ya no pide plazos: “Nosotros también hemos aprendido de los errores”, ha señalado.
Como novedad de este año, la primera fila de la manifestación no estaba ocupada por los políticos sino por familiares de los presos y militantes independentistas con causas judiciales pendientes.
El presidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, ha advertido a los manifestantes de la “dureza” de la inminente sentencia del Tribunal Supremo a los líderes independentistas. “Será una sentencia larga, que buscará castigarnos y humillarnos”, ha aseverado. “Lo volveremos a hacer, volveremos a ejercer todos los derechos que se nos han negado”, ha zanjado.
Precisamente la división entre los partidos independentistas y la reacción a la sentencia copaban la mayoría de comentarios de los manifestantes. Núria Pequín, de Barcelona, explicaba desde plaza España que la respuesta a la sentencia deberá ser pacífica pero contundente. “Lo están haciendo muy mal”, decía de JxCat y ERC. “Si no van unidos no conseguiremos nada”.
Josep Lloret, vecino de Premià de Dalt de 75 años, señalaba la necesidad de articular un “partido único independentista” para unificar las distintas sensibilidades del secesionismo y luchar contra el “desencanto” de las bases. “Cuando tengamos la independencia ya haremos partidos y discutiremos, pero hoy por hoy necesitamos un partido único para luchar por la independencia”, opinaba. “Para mi solo existe un president: Puigdemont. El resto es España”.