Hace ya cinco años un grupo de activistas por el derecho a la vivienda decidió recoger las experiencias aprendidas en las movilizaciones hasta aquel momento para afrontar un problema creciente: el de las hipotecas. Y lo hicieron buscando a las personas afectadas, las que ya no podían pagar.
La convocatoria al primer encuentro contaba con un nombre claro y literal –Plataforma de Afectados por la Hipoteca– y carteles igualmente sencillos con mensajes como “infórmate” o “asesórate” colgados en sitios frecuentados por personas con esta problemática, como servicios sociales o oficinas del INEM. Así, el 22 de febrero de 2009, se celebró la primera asamblea de la PAH.
Desde entonces, el movimiento ha crecido exponencialmente y cuenta con 209 plataformas locales en todo el país. Se ha ganado el apoyo de la gran mayoría de la población, como recogen diversas encuestas, ha puesto la cuestión de la vivienda en el centro del debate público y ha aportado soluciones a miles de familias. Son 1.011 los desahucios que ha parado la PAH, y 1.049 las personas que ha realojado en su 'Obra Social', según el recuento que han efectuado esta semana.
“¿Que si nos esperábamos llegar al punto en el que estamos ahora? Yo no sé el resto, pero yo no”, asegura Ernest Marco, uno de los impulsores de la PAH. “Podría esperar que hubiera más plataformas, un cierto debate social sobre el tema, pero nunca la repercusión que hemos tenido hasta ahora, porque se nos considera un actor de primera magnitud, somos prácticamente la oposición real al Gobierno”.
Gala Pin, de la PAH de Barcelona, remarca que “la articulación y la gente con la que te vas juntando para construir el movimiento hace que sea imprevisible; aunque haya un estrategia pensada, se va construyendo a partir de la gente con la que te juntas para hacerlo”.
“Hemos actuado siempre en base a la urgencia y la necesidad pero, evidentemente, si esto nos lo dicen hace cuatro años o hace un año, ni nosotros nos lo hubiéramos creído. Realmente se demuestra que se puede llegar mucho más lejos de lo que pensamos si nos lo creemos y persistimos. No pensábamos que llegaríamos tan lejos”, decía Ada Colau, la cara más visible de la plataforma, en una entrevista.
Cuando se le pregunta a cualquiera de sus miembros por qué la PAH empezó una o otra campaña, la respuesta es la misma: “porque nos encontramos con la necesidad”. “Cuando nos planteábamos parar los desahucios el primer año decíamos que sería genial, pero habría que prepararlo mucho, más adelante, cuando seamos más”, recuerda Ernest Marco. Sin embargo, al cabo de unos meses estaban parando el desahucio de Lluís, en la Bisbal del Penedès, porque no encontraron alternativas.
1.011 desahucios parados
El caso de Lluís, que paró su primer desahucio en noviembre de 2010 y hoy sigue viviendo en la misma casa que entonces, fue el primero de muchos. “Nos organizamos muchísimo para asegurarnos de que parábamos ese primer desahucio, y además lo hicimos de forma muy empoderadora, muy colectiva, e hicimos un vídeo que circuló muchísimo y eso hizo que otra gente se animara y a partir de aquí empezó la rueda”, explica Ada Colau.
El 15M potenció la campaña Stop Desahucios y la llevó por todo el territorio. “Cuando se acaban las acampadas de muchas ciudades, mucha gente decide tomar la línea de intervención de la PAH porque lo ven como una forma de hacer política con gente que tiene problemas concretos, y, además, con Stop Desahucios la gente ve que es posible conseguir objetivos, pequeñas victorias, que es algo que necesita el movimiento”, afirma Ernest Marco.
Desde entonces, la PAH ha parado 1.011 desahucios, según su último recuento. En este recorrido la campaña ha dejado de ser su buque insignia, por un lado porque debían ofrecer alternativas a las personas que ya habían perdido la vivienda –fuera por un desalojo o por conseguir la dación en pago–, y por otro, porque la PAH ha desarrollado muchos mecanismos que, junto con algunos cambios legislativos, permiten parar muchos desahucios antes de que sea necesario oponer resistencia en la puerta, sea negociando con la entidad o en los juzgados.
1.402.854 firmas por la dación en pago
Desde la PAH cuentan que el drama de la deuda fue una sorpresa que se encontraron sobre la marcha. Temían el aumento de los desahucios pero no sabían que las familias afectadas, además de quedar en la calle, arrastrarían una deuda de por vida. La Iniciativa Legislativa Popular hipotecaria –promovida conjuntamente con CCOO y UGT de Catalunya, el Observatorio DESC, la Mesa del Tercer Sector y la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Catalunya (CONFAVC)– buscaba solucionar el hecho –que sólo se conoce en España– de que devolver la vivienda no salde la deuda, además de paralizar los desahucios y garantizar un parque de alquiler social.
En su tramitación no faltaron obstáculos, ya que en un primer momento la Mesa del Congreso no la admitió a trámite porque un pequeño partido valenciano, los Verdes Ecopacifistas, ya había presentado una iniciativa similar. Finalmente se superaron los trámites burocráticos y las distintas entidades promotoras recogieron no sólo el medio millón exigido sino un total de 1.402.854 firmas a favor de la ILP.
Una vez superada la recogida de firmas, la PAH pasó a una estrategia de presión para garantizar su admisión a trámite e intentar lograr su aprobación. Fue la campaña de escraches, una forma de movilización importada de Argentina, con la que querían apelar a la responsabilidad de los diputados. Las protestas llevadas a las puertas de las casas de los diputados provocaron una gran polémica y una campaña contra la PAH desde el PP y sus medios afines.
Finalmente, el PP admitió a trámite la ILP en el último momento, dada la presión ante sus sedes en todo el país, pero acabó por aprobar una ley que no incluía ninguna de las tres reivindicaciones de la PAH. Desde la plataforma consideran que, con la ILP, agotaron todas la vías existentes para exigir a la Administración que se garantizara el derecho a la vivienda y desde entonces optaron por reforzar sus iniciativas de autotutela de derechos.
1.049 personas realojadas
En septiembre de 2011, Elisa Díez, su marido y su hija se quedaron en la calle en su cuarto intento de parar el desahucio. Los Mossos d'Esquadra se presentaron antes de lo anunciado y, cuando llegó la mayoría de la gente que iba a Montcada i Reixac (Barcelona) a mostrarle su apoyo, ya se encontraba en la calle. Elisa fue la primera que tuvo la necesidad de ocupar un inmueble y se atrevió a hacerlo. Volvió a entrar en su propio piso y para darle cobertura apareció la campaña de 'Obra Social' de la PAH.
Hoy la Obra Social cuenta, además de los pisos individuales, con 16 edificios ocupados en todo el país y da cobijo a 1.049 personas. Gala Pin, de la comisión de Obra Social de la PAH, asegura que estas actuaciones “están tutelando los derechos mucho más que la Administración, y seguirán creciendo mientras esta no encare el problema de la vivienda”.
“También tenemos muy claro que es una victoria de la PAH que en el imaginario colectivo ocupar es un derecho y se ha de llevar a cabo cuando hay un derecho vulnerado, y eso hace cinco o diez años no estaba tan claro, pero ahora la gente ve que la vivienda vacía debe tener una función social”, añade Pin.
Esto se demuestra en casos como el de Núria, que vive en el edificio ocupado por la Obra Social en Barcelona. Cuenta otro miembro de la plataforma que Núria se indignó cuando le propusieron ocupar, pero enseguida se hizo a la idea. Unos días antes de entrar en el edificio decía: “No creo que nadie de mi familia diga 'mi hermana ha ocupado' como algo de lo que se pueda sentir orgullo, cuando debería ser así, porque yo estoy satisfecha de lo que estoy haciendo”. “Cuando vine a la PAH –añade– estaba avergonzada, pero ahora estoy contenta porque me estoy enfrentando al gigante”.
Centenares de soluciones negociadas
La estrategia de la PAH es intentar agotar todas las posibles soluciones antes de recurrir a las acciones de desobediencia. Esto implica también negociar con las entidades bancarias, un proceso que la PAH apostó por llevar a cabo de forma colectiva. “Hubo un boom de gente que acudía a las asambleas de la PAH con problemas de hipoteca, y con más de 600 personas las asambleas no se podían gestionar, así que nos dividimos por entidades bancarias”, explica Carlos Macías, de la PAH de Barcelona.
“En el caso de CatalunyaCaixa, a nivel de PAH catalanas, teníamos 700 casos que no podíamos negociar uno a uno, así que ocupamos las oficinas para reclamar un mínimo para la negociación colectiva, que es una interlocución con alguien con poder de decisión, en este caso el departamento de riesgos”, cuenta Macías.
El activista considera que las negociaciones colectivas son muy efectivas. “En el año y pico que llevamos, hemos conseguido muchas daciones, condonaciones de deuda y alquileres sociales de una forma mucho más rápida. Lo que hacemos es que los bancos apliquen día a día las tres medidas de la ILP que el Gobierno no aprobó”.
66 ayuntamientos multan los pisos vacíos
La campaña más reciente de la PAH, como mínimo en Catalunya, es la de presentar mociones en los ayuntamientos para que multen los pisos vacíos. “Queremos que los pisos que están vacíos, la mayoría en manos de entidades financieras, y no responden a su función social, estén al servicio de la población”, afirma Mercè Pidemont, de la PAH de Barcelona.
La activista explica que esta reivindicación es posible en Catalunya por la existencia de una ley de 2007 por el derecho a la vivienda que prevé medidas contra la utilización anómala de la vivienda, como es su desocupación permanente. Antes de que la cambiara CiU al llegar al Gobierno, también recogía la expropiación temporal de los pisos desocupados.
La moción preparada por la PAH se ha aprobado ya en 66 ayuntamientos catalanes y se discute en una treintena más. “Ya que el Gobierno central no aprobó la ILP, es una herramienta para permitir que los ayuntamientos garanticen el derecho a la vivienda”, asegura Pidemont.