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Barcelona sale a la calle para exigir el alto al fuego en Palestina: “Israel debe irse de una tierra que no es suya”

Cientos de personas durante una manifestación en apoyo a Palestina, a 21 de octubre de 2023, en Barcelona

Sandra Vicente

21 de octubre de 2023 18:50 h

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El eco de una voz masculina resuena por el centro de Barcelona. “Boicot Israel”, exclama, mientras centenares de gargantas le responden en eco. “Free, free Palestine”, insiste el hombre, subido sobre una camioneta, megáfono en mano, y rodeado por banderas palestinas ondeantes.

A medida que las calles se van llenando, personas de todas las edades y procedencias se unen en cantos al unísono. “Gaza, no estás sola”. Esta es una de las proclamaciones que más hacen vibrar a los convocados

Miles de personas se han concentrado en pleno centro de Barcelona este sábado por la tarde para responder a la convocatoria de dos entidades: Prou Complicitat amb Israel y la Comunidad Palestina de Catalunya, que han juntado el apoyo de más de 200 colectivos catalanes. Bajo el lema 'paremos el genocidio', exigen al gobierno español y a la Unión Europea un alto al fuego “inmediato”, que se establezcan corredores humanitarios para la entrada de alimentos y medicamentos en Gaza y que se suspenda el comercio de armas con Israel. Según la organización, 70.000 han sido los asistentes a la marcha, mientras que la Guardia Urbana cifra el número de participantes en 19.000.

La manifestación de este sábado es la convocatoria más multitudinaria hasta la fecha en la capital catalana y ha venido precedida de diversas concentraciones periódicas. La jornada del sábado, de hecho, ha empezado con un centenar de personas ocupando el 'hall' de un hotel del centro de Barcelona, propiedad de un empresario israelí. Los activistas han cambiado las banderas oficiales por banderas de Palestina para denunciar el “genocidio” que se está llevando a cabo en esta zona de Oriente Medio.

Igualmente, las jornadas previas se han convocado concentraciones tanto en Plaça Sant Jaume (frente al Ayuntamiento y la Generalitat) como frente a la sede de la Unión Europea. Los convocantes han querido poner de manifiesto las “contradicciones” en las que entran los veintisiete al calificar de “terror” los ataques de Rusia contra Ucrania, pero “dar apoyo incondicional a Israel en su masacre del pueblo palestino”.

El rechazo a la postura de la Unión Europea es unánime entre los concentrados, sobre todo después de que se revisaran las ayudas al desarrollo a Palestina. Son diversas las personas que llevan más de una semana manifestándose en concentraciones que, cada vez, reúnen a más gente. De hecho, la del último miércoles frente a la sede de la UE, justo tras el bombardeo del hospital en Gaza, aunó a más de 4.000 personas, según los organizadores.

Los concentrados también destacan la postura “errática” de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, quien condena los ataques de Hamas, pero no los de Israel, a pesar del bloqueo de alimentos y medicinas en Gaza y de que organizaciones como Human Rights Watch hayan denunciado el uso de fósforo blanco contra población civil, algo prohibido según el derecho internacional.

“Es un error confundir Hamas con el conjunto de Palestina”, opina Clara, una joven estudiante de ciencias políticas. “Claro que se tienen que condenar todos los ataques contra civiles, sean de donde sean. Y eso es justo lo que algunos líderes no están haciendo. Israel es un estado muy poderoso y se notan sus tentáculos”, asegura.

Ella, como muchos otros asistentes, lamenta que diversos países y líderes políticos consideren “la masacre que está perpetrando Israel” como defensa legítima, “mientras que Palestina comete terrorismo”.

“Si Israel quiere paz, que no ataque a los Palestinos. Que levante el bloqueo. Si no quiere problemas en la frontera, que se vaya de una tierra que no es suya”, añade Marc, otro universitario.

“¿Qué diferencia hay entre esto y el apartheid de Sudáfrica? Esto no va de religiones, sino de ocupación”, apunta Dalija, una mujer vestida con un hijab. “Jamás iré contra alguien por sus creencias, conozco lo que se sufre al no ser cristiana y sé lo que han sufrido los judíos a lo largo de su historia, porque también lo hemos sufrido los musulmanes. Los judíos no son culpables de lo que hace su estado en su nombre”, reflexiona.

Esta mujer se lamenta que, de repente, “el pequeño, el maltratado, sea el malo”. Y eso, dice, traspasa fronteras, ya que ella misma está sintiendo en sus carnes “el auge de la islamofobia”. A Darija le preocupa que este conflicto se zanje con “una masacre sobre el pueblo palestino y sea una excusa para aumentar las políticas antiterroristas”

Una guerra de más de 100 años

Uno de los puntos en que han querido hacer incidencia tanto los organizadores como los asistentes es en evitar la confusión entre antisionismo y antisemitismo. La Plataforma Prou Complicitat amb Israel ha dejado claro en diversas ocasiones que su cometido no es antisemita (odio a los judíos), sino antisionista (contra el nacionalismo judío que defiende el asentamiento de un estado en tierras palestinas).

“Quien nos ataca tiene clarísima la diferencia entre antisemitismo y antisionismo, pero lo tergiversan para crear confusión. Apelar al antisemitismo y relacionarlo con el nazismo es una estrategia de Israel para desarticular cualquier crítica”, explicó Alys Samson, miembro de Prou Complicitat, en una entrevista en este medio.

Prueba de ello, dicen, es que en países como Francia, Alemania se hayan prohibido las manifestaciones en apoyo a Palestina y que incluso Reino Unido se esté planteando convertir en delito blandir una bandera de este país.

“Yo ya tengo muchos años. En enero cumpliré setenta y esto es el cuento de nunca acabar”, dice Isabel. Viste una americana de pana en cuya solapa se clava un pin ajado en el que se puede ver un misil con el lema de hace más de 20 años 'No a la guerra'

“No sé cuántas veces me he manifestado por Palestina, por Gaza, por Cisjordania. Por los niños, por el bloqueo. Por el boicot a Israel”, dice Isabel, echando mano de su memoria. Por eso, le parece “injusto” que digan que la guerra empezó el 7 de octubre. “¿Tiene que venir un pobre pueblo oprimido a decir que está harto de que le maten para que empiece una guerra? Y ¿Qué había antes? ¿Cómo se llaman los crímenes de Israel?”, se pregunta la mujer.

Los organizadores destacan que el conflicto no empezó el pasado 7 de octubre, sino que dura desde 1948, año de la Nakba (catástrofe en árabe), en la que el 75% de la población palestina se vio obligada a huir tras la entrada de Israel en la zona. Muchos de los refugiados fueron a Gaza, una zona bloqueada por Israel desde 2007, que controla todo lo que entra y sale por sus fronteras. A consecuencia de ello, los cortes de electricidad y la escasez de comida y medicamentos están a la orden del día.

Las amenazas de una ofensiva terrestre en Gaza hacen temer otra Nakba (que sería la tercera, después de la de 1967). “Los estados no hacen suficiente para impedirlo”, dicen desde Prou Complicitat, en relación a reacciones de algunos dirigentes como Joe Biden, presidente de Estados Unidos, que declaró que una invasión de Gaza sería un “terrible error”, pero sin insinuar ninguna posible represalia o sanción.

“Tenemos que forzar a los estados a actuar”, concluyen los organizadores, quienes se muestran satisfechos con el apoyo conseguido en las diversas concentraciones convocadas a lo largo y ancho de España y del mundo entero. La de Barcelona es la última gran manifestación de esta semana, junto con la organizada en San Sebastián. Ambas han venido precedidas de encuentros multitudinarios en diversas ciudades como Madrid o Sevilla, que también concentraron a miles de personas.  

Al final de la manifestación, se han transmitido las palabras de ciudadanos palestinos, que se han comunicado con Barcelona a través de una carta en la que aseguraban: “no aceptaremos no tener un hogar” y terminaban diciendo no saber si seguirían vivos cuando sus palabras llegaran a Catalunya.

La manifestación ha finalizado con decenas de miles de teléfonos con la linterna encendida “en recuerdo a los mártires palestinos”. Unas luces que han iluminado la noche barcelonesa durante un minuto de silencio atronador.

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