Barcelona sigue reparando la huella franquista que sobrevive en la ciudad. Esta mañana el Gobierno de la alcaldesa Ada Colau ha comunicado que retirará toda la simbología franquista del distrito de Nou Barris, recogiendo la petición que hizo la Asamblea de Jóvenes de Nou Barris La Miliciana durante el Consejo Plenario del Distrito del 8 de octubre.
El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, que ha oficiado el acto al lado de la regidora Janet Sanz, ha insistido en que la iniciativa se enmarca en “una política de ciudad”, dejando la puerta abierta a que otros barrios se sumen a la medida. La noticia llega una semana después de que el Gobierno municipal se involucrara en dos procesos penales; uno persigue a los pilotos italianos que bombardearon Barcelona, y el otro busca condenar al Estado como “continuador legítimo” del régimen franquista.
La asamblea La Miliciana había mostrado a la concejala Janet Sanz varias placas franquistas que se conservan en edificios construidos durante la dictadura y reclamaron su retirada, una petición que fue aprobada. “Damos las gracias a La Miliciana por habernos hecho llegar la propuesta”, ha dicho Sanz. Ahora, el Gobierno encargará a otra entidad vecinal, el Grup d’Historia Nou Barris-Can Basté, un censo de placas de viviendas construidas durante el franquismo para iniciar a su retirada.
Además, se revisará el nomenclátor del Distrito para abrirlo a entidades defensoras de libertades y a víctimas del fascismo, y se llevarán a cabo actos vinculados a la memoria histórica. Entre los más simbólicos, destaca un acto conmemorativo en la plaza de Salvador Antich, una exposición del fotógrafo Kim Manresa sobre los barrios de Nou Barris de 1973 a 1983 y rutas históricas por los barrios del Distrito.
Hoy por hoy, no consta que exista en Barcelona ninguna escultura ni símbolo franquista en el espacio público. Pero todavía sobreviven decenas de placas y símbolos en espacios privados de uso público, tales como iglesias y cementerios, y muchas de éstas están repartidas en el Distrito de Nou Barris, el más extenso en superficie de Barcelona.
Según la Ley de Memoria Histórica, los privados deben adecuarse a lo que marca la norma, y, en caso de no hacerlo, la administración les podrá retirar las subvenciones y ayudas públicas. El texto municipal, según ha explicado Sanz, no cede a la iniciativa exclusivamente al particular, sino que insta a las administraciones a tomar las medidas oportunas para que se retiren los símbolos.
La cruzada de Colau en favor de la memoria republicana
El consistorio considera que las referencias franquistas en el espacio público “son una infracción moral” en relación a la memoria de las víctimas del fascismo y de aquellas personas que sufrieron la represión de la dictadura en el Estado. Además, “entiende como propio” el malestar de los vecinos ante esta realidad.
La medida de este domingo forma parte de un conjunto de iniciativas en clave de memoria historia. En el marco del 20-N, la Comisión de Presidencia, Derechos de Ciudadanía, Participación y Seguridad y Prevención presentó una declaración institucional para condenar la dictadura franquista, un iniciativa que sólo contó con la oposición del PP.
Entre todas las iniciativas, destaca la voluntad del Ayuntamiento de personarse en la querella por los bombardeos sobre la ciudad que protagonizó la aviación fascista italiana durante la Guerra Civil. Una voluntad que también se extiende hasta Argentina, donde el juzgado número 1 de Buenos Aires instruye una querella por los crímenes del franquismo. Las Oficinas de Atención Ciudadana (OAC) están a disposición de los barceloneses que se quieran personar en la causa.