La gallina de los huevos de oro de Barcelona no gusta a todo el mundo: un tercio de los barceloneses rechaza recibir a más turistas en la ciudad. En concreto, según el informe de actividad turística de la capital catalana, el 32,6% de los habitantes de Barcelona afirma estar en desacuerdo o muy en desacuerdo en atraer a más turistas. No es el primer aviso demoscópico sobre como el turismo está tensando las costuras de la ciudad, especialmente en distritos como Ciutat Vella y el Eixample: el CIS del mes pasado constató como la saturación turística es el segundo problema de la ciudad para los barceloneses, sólo superado por el paro. Las estadísticas reflejan lo que pasa en la calle: los barrios han empezado a organizarse para frenar el turismo masivo y ya han puesto sobre la mesa la idea del decrecimiento.
Además, la cifra de ciudadanos que cree que Barcelona está llegando al límite de su capacidad para dar servicio a los turistas llega al valor más alto desde el 2008, un 43,7%, mientras el porcentaje de personas que cree que Barcelona debe continuar atrayendo a más turistas ha bajado cinco puntos en un año, hasta el 49,8%. Hay un consenso ciudadano en promover un debate sobre el turismo entre instituciones, actores económicos e instituciones, idea que apoya el 79% de los barceloneses.
El informe de actividad turística de Barcelona, que se debatirá en la comisión de Economía del próximo martes, pone de manifiesto que Barcelona es una potencia turística que bate récords: casi 30 millones de personas visitaron la capital catalana en 2013. La mitad de ellos pernoctaron en la ciudad, mientras que la otra parte vinieron a Barcelona desde otras destinaciones. Un millón durmieron en los cruceros del Puerto. De los 15 millones de visitantes que pernoctaron en la ciudad, la mitad lo hicieron en hoteles, mientras que casi el 20% lo hizo en apartamentos turísticos, un tipo de alojamiento que ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años.
El informe se detiene en el crucerista, un tipo de turista que no gusta ni a vecinos ni a comerciantes por la contaminación de los barcos y porque a penas gasta dinero en las tiendas. La imagen del crucerista que baja del crucero, se monta en un autobús, visita la Sagrada Familia y vuelve al barco queda avalada por los datos: un 62,2% de los cruceristas que visitaron Barcelona en 2014 eran pasajeros de tránsito, estuvieron 4,3 horas de media en Barcelona y no pernoctaron en la ciudad.
La encuesta municipal también señala que la distancia entre los barceloneses favorables y contrarios a acoger a más turistas se ha reducido al mínimo en los últimos años. Así, a pesar de que el 44,1% de los barceloneses está de acuerdo en acoger a más turistas (por el 32,6% que no), este porcentaje ha bajado 8 puntos respecto 2014, y más de diez si se compara con 2013. Sin embargo, el informe no da datos desglosados por barrios sobre la percepción del turismo.
Sí están clasificados por distritos los tipos de alojamiento turístico. El ayuntamiento todavía arrastra el rechazo firme de toda la oposición (salvo la CUP) y los empresarios a la moratoria de licencias decretada el pasado julio. Sin embargo, los datos pueden servir al gobierno de Ada Colau para justificar la medida y defenderse de las críticas. Las cifras muestran una clara concentración de los alojamientos turísticos en Ciutat Vella y el Eixample: el 55% de las plazas hoteleras se concentra en ambos distritos, seguidos de Sant Martí, con un 17,5%. En conjunto, Barcelona ha sumado casi 20.000 plazas hoteleras en sólo una década, distribuidas en 367 hoteles y 27 aparthoteles.
Los hoteles siguen manteniendo el dominio en el mercado del alojamiento turístico, pero las viviendas turísticas les han comido mercado, y ya suponen el 33% de las plazas de alojamiento turístico, con 41.010 camas. La concentración territorial de los pisos turísticos en el Eixample se acentúa en comparación con la de los hoteles. Ilegales a banda, el Eixample suma el 48% de la oferta de pisos turísticos, mientras que en el resto de barrios la oferta se mueve en el entorno del 10%. Los albergues suman 9.274 plazas (7% del total) y hostales y pensiones 6.036 (5%).
En el plano laboral, el informe pone de manifiesto la temporalidad vinculada al sector turístico: suba o baje el empleo en el sector, los contratos temporales suponen siempre una cifra entorno al 85% del total de nuevos contratos. Además, el número de personas que declaran haber trabajado en el sector del turismo ha bajado ligeramente en setiembre de 2015 respecto al mismo mes del año pasado.