Quedaban apenas tres semanas para las elecciones municipales cuando Xavier Trias pronunció la que, seguramente, fue la frase más comentada de la campaña. “Un señor que cobra 3.000 euros no llega a final de mes”. Aunque luego matizó sus palabras, estas quedaron en la memoria de Barcelona. Indignaron a los barrios más populares y sus contrincantes las usaron para atacarle en los debates, diciéndole que “estaba fuera de la realidad”.
Pero Trias sabía a quién hablaba. Hablaba a los suyos. A los barrios de renta más alta que, el pasado 28 de mayo se movilizaron como nunca para mostrarle su apoyo. Sin ellos, no se puede entender su victoria en los pasados comicios. El distrito de Sarrià-Sant Gervasi es el más adinerado de la ciudad y también el que registró una mayor tasa de votos para el de Junts. Si en Barcelona recolectó el 22,3% de los votos, en este distrito se llevó el 40%.
El barrio de Sant Gervasi Galvany, del cual es vecino Xavier Trias, está entre los tres con la renta más alta de toda la ciudad, con más de 33.500 euros de media. “Aquí hay muchos vecinos de estos que no llegan a final de mes”, apunta con sorna una de las tenderas del mercado del barrio. Pero la ironía de sus palabras no es captada por algunos de sus clientes, que reconocen, orgullosos, que ellos también votaron al candidato de Junts. “Por fin alguien que habla de nuestros problemas”, dice una de ellas.
Preguntados por cuáles son esos problemas, Ignasi, un hombre de 60 años prejubilado, expone que “Barcelona está fatal. Sucia, llena de ladrones y de okupas”. Pero reconoce que él no ha visto en persona esta degradación. Pocas veces sale de su barrio, que es “un remanso de paz”. Todo lo que, según él, está mal en la ciudad es “lo que dicen en la televisión todo el rato”.
“Trias es el único que sabe qué hacer con la ciudad, porque ya lo ha hecho”, dice una de las clientas de una pescadería. “Mejor malo conocido, que bueno por conocer”, le replica la tendera. Su clienta se toma sus palabras como una confirmación, cuando en realidad son una crítica. La pescadera vive en un barrio de la periferia de la ciudad y comenta, en voz muy baja, que votó a Colau. “Es mejor no hablar de política por aquí”, dice.
La política, el fútbol y la religión son temas prohibidos en este mercado. La razón es que muchos de los trabajadores vienen de zonas periféricas de la ciudad o del Área Metropolitana. Con sueldos mucho más bajos y otras preferencias ideológicas. “Te dirán lo que quieran, pero si no han votado al PP o a Vox es porque se ha vuelto a presentar Trias”, dice otro de los tenderos, que asegura que el barrio se ha ido escorando a la derecha durante los últimos años.
De hecho, en Sant Gervasi no se ha votado a Junts. Se ha votado a Trias. “Es del barrio. Somos vecinos. Yo voté en la misma mesa que él”, dice una de las clientas del mercado, como quien explica una experiencia cercana a una celebridad. Preguntados por a quién votaron en las últimas elecciones, la mayoría de ellos no dan un nombre. Ya sea porque no recuerdan el de la antigua candidata de Junts -Elsa Artadi- o porque no quieren decirlo.
“Ni 'indepes' ni españolistas: conservadores”
En las pasadas elecciones municipales, esta parte de la ciudad fue un feudo de Ciudadanos, bajo la marca 'Barcelona pel canvi', impulsada por Manuel Valls y apadrinada por Albert Rivera. Pero la descomposición del partido y el hecho de que dieran sus votos para que Colau fuera alcaldesa, los ha relegado al sexto puesto, pasando del 24,4% de los votos a un discreto 3,8.
Muchos de estos votos han acabado yendo al recuento de Trias. Por eso es dudoso leer el apoyo a este candidato en clave de eje nacional. Ninguno de sus votantes a los que se ha preguntado en este barrio de la zona alta ha referido el independentismo como razón para darle su papeleta. De hecho, el mismo Trias ya se encargó de esconder las siglas de su partido y de desbancar la estelada del debate durante la campaña. “No somos ni 'indepes' ni españolistas. Somos conservadores”, dice a modo de resumen uno de los vecinos.
Esta zona buscaba “orden”. Algo de lo que, según aseguran, Barcelona está falta. A pocas calles del mercado de Galvany, se encuentra la plaza de la Bonanova. Donde hoy algunos abuelos toman el sol, hace poco más de dos semanas se enfrentaban partidarios de la extrema derecha, aupados por Desokupa, con colectivos antifascistas. La chispa que encendió la situación fueron dos fincas okupadas, que partidos como Vox, Valents o Ciudadanos intentaron convertir en un conflicto vecinal.
Antonia, Maribel y Justina, acompañadas de la cuidadora de esta última, gozan en la plaza de esta mañana primaveral. Se enfadan al recordar aquel episodio: “Fue un desastre”, cuenta Antonia. “Aquí nos gusta la calma, no ver esto lleno de policías”, añade. “Me bloquearon la calle y no pude coger el coche en toda la tarde”, se lamenta.
Ella, al igual que sus amigas, quería repetir el mismo voto que en 2019, pero no tenía claro si hacerlo por la marca original (Ciudadanos) o por la que se escindió (Valents). Ambos partidos hicieron campaña en el barrio aprovechando las dos fincas okupadas para desplegar el mensaje de que Barcelona es insegura. Antonia está de acuerdo con ellos y les pensaba dar su voto. Pero no lo hizo.
“Trajeron aquí a los de esa empresa que quería echarlos a la fuerza [Desokupa]. Las cosas se tienen que hacer según la ley, no a la brava”, dice. Confiesa que acabó votando a Trias, el “candidato de orden”. Maribel también es una “desencantada” de Ciudadanos, a quien le da “rabia” el cambio que ha hecho el partido. “Antes eran gente... de bien. Ahora ya no sé qué son”, opina la mujer.
Tanto Maribel como Antonia aseguran, algo entre dientes, que también están de acuerdo con los argumentos de PP o Vox. Creen que hay gente “a la que hay que echar” y que Barcelona “ya no es lo que era”. Pero no los han votado. Antonia dice que es porque son “demasiado españoles”. Pero Maribel corrige a su amiga y sentencia que “son fascistas”. “Nos pasa a muchos aquí: estamos de acuerdo con estos partidos, pero fachas no somos. Así que hemos acabado votando a Trias, que es más moderado”, asegura.
“Para bien o para mal, la extrema derecha le ha hecho la campaña gratis”, apunta esta mujer, que opina que los discursos de partidos como Vox, Valents, el PP o Ciudadanos convence a los vecinos. Pero ninguno de ellos, tal como confirman las encuestas, ha conseguido convertir esta afinidad en votos. El descontento y el 'anticolauismo' sembrado por estos partidos durante los últimos cuatro años lo ha acabado recolectando, casi en su totalidad, el exalcalde y candidato de orden Xavier Trias, a pesar de haberse postulado como alcaldable hace tan solo hace seis meses.
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