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Catalunya relaja el modelo de inmersión lingüística y permitirá más castellano en escuelas de zonas catalanoparlantes

Los colegios en Catalunya no dejarán de tener el catalán como lengua vehicular, pero la Generalitat ha asumido que el sistema lingüístico no puede ser rígido en un mapa escolar que mezcla catalán, castellano, una alta demanda de inglés y cientos de lenguas maternas de padres y madres extranjeros. Así, el Departamento de Enseñanza ha puesto negro sobre blanco que el modelo de inmersión no ha de ser un impedimento para usar otros idiomas en clase, y que las escuelas de entorno catalanoparlante pueden incorporar el castellano como lengua vehicular si detectan que a los alumnos les falta nivel.

En el actual momento de tensión política, y ante uno de los temas que más controversia generan, el conseller Josep Bargalló no tiene previsto cambiar leyes, ni enviar a los centros programas concretos con porcentajes de cuántas horas hay que hablar en cada lengua. Lo que ha hecho Enseñanza es elaborar un documento, El modelo lingüístico del sistema educativo de Catalunya, que se reafirma en el catalán como lengua de uso pero asume a la vez que hay que “actualizar” la inmersión dando cabida a otras lenguas en función de cada centro.

No es ningún secreto que el catalán ya no es la única lengua que emplean los docentes con sus alumnos. Muchos lo hacen en inglés en varias asignaturas -deberían ser al menos el 12%, según un plan lingüístico aprobado en 2013 y que cayó en saco roto-, e incluso hay un 14% de colegios que han decidido impartir algunas sesiones en castellano porque consideran que puede reforzar el nivel de esta lengua entre sus alumnos.

Por lo tanto, con la publicación de este documento alumnos y profesores no notarán cambios sustanciales, pero esto no le quita relevancia política. Después de 30 años de defensa cerrada de la inmersión en catalán, se asume que “si el número de horas de exposición al castellano no es suficiente para alcanzar el mismo nivel en catalán y en castellano, el centro deberá decidir, dentro de su proyecto lingüístico, incorporar bloques de contenidos curriculares en castellano y planificar actividades que potencien la expresión oral de los alumnos”.

¿Significa esto que hay colegios de zonas catalanoparlantes en los que no se obtienen los niveles deseados de castellano? Según los datos que maneja cada año Enseñanza, no existe este problema. Que el modelo de escuela catalana no perjudica el aprendizaje del castellano es de hecho uno de los puntos fuertes del argumentario de sus defensores. Josep Vallcorba, subdirector de Lengua y Cohesión Social, afirma a eldiario.es que se trata de “sentido común”. “Los centros tienen autonomía para decidir cómo abordar un déficit lingüístico si lo detectan”, sostiene.

En la alusión a la competencia oral, sin embargo, sí se da cobertura a una necesidad que en Enseñanza se viene reconociendo en privado. No hay déficit en la comprensión lectora, en la gramática o en la expresión escrita en castellano, pero en un sistema que ha potenciado poco la expresión oral en cualquier lengua, se ha detectado en algunos casos poca fluidez en alumnos de entornos muy catalanoparlantes. Algo que, por otro lado, aseguran que sucede con más intensidad a la inversa, con el uso oral del catalán en entornos castellanoparlantes.

En este sentido, Vallcorba insiste en que estos cambios en el uso de lenguas en clase deberán estar siempre justificados pedagógicamente en el Proyecto Lingüístico del centro, que podrá supervisar la Inspección. De este modo, aunque se relaje el modelo de inmersión, Enseñanza seguirá sin ceder ante aquellas familias que pidan más clases en castellano, con lo que no se descarta tampoco que algunas de ellas sigan recurriendo a los tribunales, que desde 2014 resuelven las demandas exigiendo a los centros al menos un 25% de docencia en esta lengua.

El papel del inglés y las demás lenguas

El objetivo del sistema escolar catalán, según Enseñanza, es que los alumnos dominen las dos lenguas oficiales y adquieran competencias suficientes en una o dos lenguas extranjeras. En el caso de la primera, que suele ser el inglés, el nivel de los estudiantes al acabar la ESO debería ser el del B1, algo que por ahora sólo consiguen alrededor de dos tercios del alumnado, según datos oficiales.

El documento del modelo lingüístico, de 72 páginas, desarrolla metodologías como el Tratamiento Integrado de Lengua y Contenido (TILC) para aprender los idiomas. Consiste, a grandes rasgos, en la preparación de las clases de las distintas lenguas por parte del profesorado, en el aprendizaje fomentando mucho el uso -un enfoque comunicativo- o en las transferencias lingüísticas entre idiomas.

Otra de las novedades, que recoge algunas de las prácticas que se vienen realizando en algunos colegios, es la de fomentar el uso de las lenguas maternas de los alumnos de ascendencia migrante siempre que sea posible. Y pone ejemplos: “Entre las distintas formas que hay de hacer presente simbólicamente la lengua propia del alumnado está dar la bienvenida o la despedida en las distintas lenguas o escribir su nombre en los colgadores de ropa con los diferentes alfabetos”.

Lejos de ser una simple cortesía, desde Enseñanza defienden que la presencia de la lengua familiar en el colegio permite establecer “continuidades entre el contexto escolar y el contexto familiar”. En el caso de Secundaria, se plantean incluso ofertar algunas extraescolares o asignaturas optativas de las lenguas más comunes, como el chino o el árabe, para lo que ya están seleccionando el profesor que los domina.