Collboni y Andrés se juegan ser el próximo alcaldable del PSC en Barcelona
Recta final en las primarias abiertas del PSC de Barcelona. La candidata revelación, Carmen Andrés, y el aspirante etiquetado como el más cercano al aparato del partido, Jaume Collboni, se disputan ser el próximo candidato del PSC a la alcaldía de la capital catalana. Después de una primera vuelta en la que los representantes del sector crítico quedaron fuera del proceso -no sin polémica-, el timón del Grupo Municipal Socialista se decidirá en un partido de vuelta que se celebrará este sábado 5 de abril. Las dos candidaturas, lejos de llegar a un acuerdo unitario, han preferido seguir adelante con la elección.
Carmen Andrés llega a la cita reforzada por un resultado que ha sorprendido a personas de dentro y fuera del partido -donde ha ganado en pocos meses un peso importante-. pero que confirma lo que muchos de sus compañeros más cercanos ya sabían. La proximidad de la concejala ha fidelizado el voto de los sectores más populares. Andrés obtuvo 1.702 apoyos, muy meritorios si se tiene en cuenta que partía como la candidata menos conocida y menos mediática que, por ejemplo, los tres candidatos díscolos. La notoria movilización del Distrito donde ha sido regidora, Nou Barris -la zona en la que más se votó junto con Ciutat Vella- explican en parte los números de la candidata de Calanda. Fuentes de la candidatura tienen claro que para completar el 'sorpasso' deberá imponerse en barrios donde, de entrada, no es favorita.
La victoria de Collboni ha servido para salvar los muebles de una dirección que ha sido el blanco de tres de las cinco candidaturas finalistas. Un hipotético triunfo de Jordi Martí hubiera sido un duro revés para el primer secretario del partido, Pere Navarro, pero con la victoria del que fue hasta hace poco el portavoz de la formación en el Parlamento las aguas vuelven a serenarse.
El buen resultado, sin embargo, ha quedado deslucido por la polémica del voto grupos de personas de origen pakistaní, una nube de dudas que ha oscurecido el resto final del proceso. Por este motivo, el candidato del Guinardó ha presentado la segunda vuelta como una oportunidad de despejar cualquier sombra de duda sobre las primarias y, sobre todo, sobre la legitimidad de sus resultados.
Sea como sea, lo que debía ser un experimento de nueva cultura democrática, ha visto como las reiteradas denuncias, primero de Manel Fernández y después de Jordi Martí, deslucido un proceso inédito en nuestro país. La misma autoridad electoral del PSC de Barcelona aceptaba después de los comicios que se produjeron prácticas “no deseables ni repetibles”, en referencia a los grupos de pakistaníes que votaron en el distrito de Ciutat Vella sin conocer el proceso en el que estaban participando. Sin embargo, la organización decidió reconocer “la plena validez de los resultados” que, en caso de haber invalidado las mesas que presentaban más irregularidades -Ciutat Vella, Ciutat Meridiana y Poble Sec- no hubiera cambiado el sentido del resultado final.
A pesar de estos contratiempos y desde un punto de vista de representatividad, el PSC tendrá el candidato más legitimado de todos los que se presenten a las elecciones municipales de 2015 que determinarán el próximo alcalde de Barcelona. Así nos lo explicaba en Catalunya Plural uno de los analistas que más han estudiado los sistemas electorales, el politólogo Pablo Simón, que aseguraba que más allá del volumen de participación en el proceso, el candidato resultante sería “más democrático” que el resto de partidos, que eligen su líder sin abrir el proceso a la ciudadanía.
Si la participación del sábado, como se esperaba, fue baja, algunos analistas apuntan a que, en procesos como éste, las segundas vueltas aún suelen atraer menos votantes. La desmovilización, sin embargo, fue especialmente preocupante entre los 10.000 militantes y simpatizantes de la federación barcelonesa, y es que sólo 2.259 de ellos fueron a las urnas. La nota positiva, y así lo vendió la organización, fueron los 5.204 ciudadanos sin afiliación política que participaron en un proceso en el que el 70% de los 7.463 votantes fueron personas de fuera del PSC.
Uno de los puntos de interés de estas primarias abiertas, como lo era saber la fuerza del ala más soberanista de los socialistas, quedó resuelto en la primera vuelta. Los díscolos -Jordi Martí, Laia Bonet y Rocío Martínez-Sampere-reunieron el 40% de los votos y los afines a la dirección, aunque con matices, el 60%. Todo hace prever, sin embargo, que la pugna que hay en el partido trascenderá estas primarias que mañana llegan a la meta con algunas luces y algunas sombras.