Una de las noticias de la visita de Felipe VI a Barcelona para la entrega de los Premios Princesa de Girona, más allá de las protestas contra el monarca, fue que uno de los galardonados, Xavier Ros-Oton, subió al escenario a recibir el premio con un lazo amarillo en la solapa. Poco después, durante la cena, ya no llevaba este símbolo, y sin él apareció en las fotos de la velada que distribuyó la Casa Real.
La ausencia del lazo amarillo en las imágenes que publicó la Casa Real, en las que se ve a Ros-Oton saludando a los monarcas, hizo que se extendiese rápidamente la teoría de que desde la Zarzuela se editaron las imágenes para borrar el distintivo de apoyo a los presos soberanistas. Hasta el conseller de Políticas Digitales y Función Pública de la Generalitat. Jordi Puigneró, les acusó de usar Photoshop. Horas después, rectificó, pidió disculpas y borró el tuit.
Pero nada más lejos de la realidad. El propio Ros-Oton, galardonado por sus investigaciones como matemático, ha explicado en una entrevista en la Cadena SER que sólo se puso el lazo para subir a recibir el premio. Luego se lo quitó. “En la cena con la fundación y los patronos ya no lo llevaba”, ha aclarado.
Ros-Oton ha querido quitarle hierro al asunto al afirmar que llevar un lazo amarillo “es algo que debería ser normal”. “No va en contra de nadie, me lo hubiese puesto igual si no hubiese estado allí la familia real, no quiero que se entienda como un ataque personal a nadie, simplemente representa una opinión mayoritaria en Catalunya”, ha defendido. Ha añadido además que dudó sobre si ponérselo o no porque no quería que “acaparase toda la atención”.