Uno de cada cuatro barceloneses tiene por primera vez nacionalidad extranjera, un 10,4% más que en 2023
Barcelona sigue creciendo y lo hace gracias a la diversidad. Después de la bajada de población que sufrió tras la pandemia, la capital catalana encadena dos años sumando habitantes y, por primera vez, llega a los 1.702.000.
Este aumento es gracias a la población de origen extranjero. Cada año mueren más personas de nacionalidad española que las que nacen. Así, si Barcelona crece es por las 54.000 personas migrantes que llegaron durante 2023 y a los hijos que este segmento de la población ha tenido.
Sólo en el último año, el número de personas que vive en Barcelona y tiene nacionalidad extranjera ha aumentado en un 10,4% respecto a 2022. Eso hace que, por primera vez en la historia, representen uno de cada cuatro barceloneses. A estas, hay que sumar aquellas personas que, si bien nacieron fuera de España, ya han conseguido la nacionalidad. En total, pues, uno de cada tres Barceloneses es de origen migrante.
Con todo, entre extranjeros y personas nacidas en otras ciudades de Catalunya y otras comunidades de España (que llegaron, sobre todo, en la década de los 70), las personas originarias de Barcelona son minoría: suman el 47% del total de habitantes.
La población de origen español hace casi diez años que iba a la baja, pero en 2023 creció por primera vez desde 2015. El aumento es mínimo (un 0,1%) pero revierte la tendencia a la baja, cosa que para María Jesús Calvo, jefa del Departamento de Estadística del Ayuntamiento de Barcelona, es muy destacable. La explicación viene dada por un pequeño incremento de la migración interna (personas de otras ciudades de Catalunya y España) no porque hayan nacido más niños de nacionalidad española.
Y es que la natalidad sigue a la baja. De hecho, 2023 fue el año con menos nacimientos desde 1900 (dejando siempre fuera del ránking 1939). Este récord se viene superando anualmente desde 2018.
Las mujeres, por regla general, tienen menos hijos y los tienen más tarde. De hecho, la fecundidad es superior en la franja de 40 a 44 años que en la franja de entre 20 y 24 entre las nacidas en España. Ahora bien, la dinámica cambia entre las extranjeras, que tienen sus hijos, de media, entre los 25 y los 29.
Y, además, son estas familia las que tienen la mayor cantidad de hijos: actualmente, casi uno de cada cinco niños nacidos en Barcelona tiene padres de origen migrante. Pero, aun así, en el 78% de los hogares de Barcelona no hay niños.
Con todo, el saldo vegetativo (la diferencia entre muertes y nacimientos) sigue siendo negativo. De hecho, la población barcelonesa (como la de la mayoría de ciudades occidentales) cada vez es más anciana. Como prueba, este año se ha superado la barrera de las 1.000 personas centenarias, llegando a las 1.007.
La población de Barcelona tiene una media de 44 años. Es una edad superior a la media catalana y española. En parte, por la gran franja de población de edades avanzadas -formada, en gran medida, por los migrantes españoles venidos en la década de los 70.
Ahora bien, la migración de esta segunda década del siglo XXI está cambiando la dinámica. Ahora, los migrantes son, mayoritariamente, jóvenes adultos, de una media de 38 años. Y, a diferencia de lo que sucedió el siglo pasado, quienes vienen son personas con formación. Según datos del padrón municipal, el 45% de los recién llegados tienen estudios superiores.
Este cambio en el perfil del migrante, según Nuño viene dado por diferentes factores. “Puede tener que ver con las circunstancias de sus países de origen, pero también por lo que puede ofrecer Barcelona a nivel de garantizar la condiciones para un buen trabajo, el desarrollo de un proyecto de vida o seguridad”.
El perfil del migrante está cambiando y también la procedencia. De las 180 nacionalidades diferentes que hay en Barcelona, las más frecuentes siguen siendo Argentina (o Italia, teniendo en cuenta que muchos argentinos tienen doble nacionalidad), Colombia, Perú y Pakistán. Pero se está viendo, desde los últimos años, un crecimiento significativo de gente de otros países europeos, así como de Estados Unidos.
Esto dibuja la imagen del 'expat', término con el que se conoce al trabajador liberal o a aquella persona que puede ejercer en remoto, desde cualquier lugar del mundo. De hecho, muchos de los nuevos empadronados en Barcelona en 2023 podrían ser trabajadores nómadas: de las personas recién llegadas con estudios universitarios, el 83% son extranjeros. Pero de estos, sólo el 63% tuvieron su última residencia en otro país. Esto da la imagen del trabajador que va recorriendo diversas ciudades y trabajando en remoto, pero que nunca se queda en una ciudad demasiado tiempo.
Calvo ha querido recalcar la importancia de la migración (de cualquier tipo) para las ciudades “con economías dinámicas”. Y es que, según estimaciones del Banco de España, debido al envejecimiento de la población Catalunya necesitará en 2050 4,8 millones más de migrantes de los que ya tiene para mantener su masa salarial. Y si lo que busca es mantener el sistema de pensiones, necesitará 14,5 (casi el doble de la población actual).
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