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Sobre este blog

Cuando nada es seguro, todo es posible!

¿Qué podemos hacer para deshacer las violencias? ¿Qué nos está pasando? ¿Qué puedo hacer yo? No se si encender la tele o apagarla. Me siento mal si miro las noticias y si no las miro ... Soy tan poca cosa en medio de la guerra, pero al mismo tiempo, siento tantas ganas de ir a dar un par de hostias a los señores de la guerra ... Será esta misma rabia violenta que me escuece la que tienen ellos corriendo por las venas que les hace estallar bombas, matar niños ... y toda una serie de barbaries que ya sabéis ... Deseo que no, pero la violencia es violencia, no? Estoy confundida.

Siguen siendo asesinadas mujeres en mi orilla, a manos de sus parejas, aquellas manos que un día las tocaron con afecto y respeto (o eso quiero pensar) hoy empuñan un arma y atacan. Y la orden del producto sí altera los factores. Suicidaos primero, y luego matadlas ... ¿Por qué siento tanta ira dentro de mí cuando me entero de otro acto de violencia machista y quisiera ir ante estos desgraciados y zurrarlos? ¿Por qué se me acaban las palabras y los diálogos? Me siento extraña.

Reflexiono en torno a los pensamientos de Silvia Federici que pronunció en las Jornadas de Economía Feminista en Vic el pasado mes de julio, a ver si me aportan luz en esta oscuridad.

Nos cuenta que hay que transformar, buscar los propios recursos, desenmascarar el lenguaje de la planificación estructural económica. Necesitamos comprender. La violencia es un aspecto estructural. El hombre supervisa el papel de la mujer en casa, la violencia doméstica no es privada, es un mecanismo con raíces en la organización social. El capitalismo devalúa nuestra vida y así ha ido acumulando su riqueza, nos ha robado el trabajo y nos ha invisibilizado. Cómo llevar el salario a la lucha reproductiva? El salario se utiliza como medida de relación jerárquica, y digo yo, donde está ahora la sal de la vida?

No podemos hablar de una economía que no entendemos, nos hablan de la economía más cercana a unas estructuras de poder que no son nuestras. Tenemos una insistencia enfermiza en contar. Debes tener una óptica que reconoce el sistema con el que vas a negociar, pero, como responder desde el feminismo para confrontar el sistema? Debemos conocer la lógica del sistema al que nos enfrentamos. El poder de crear no está en el estado, está en nosotros. El conocimiento es un antídoto contra el miedo.

Debemos reunificar lo que ha sido separado para resistir, pero resistir no es suficiente. Lo justo es lo que no destruye nuestra vida, lo que la sostiene. La nueva sociedad sale de nuestra lucha, y es que cuando nada es seguro, todo es posible.

Las explicaciones de la Federici son música para mis oídos y releo mi trabajo de investigación del Master de Duoda sobre la Economía de las relaciones Femeninas porque el mundo en que quiero vivir es lo que tengo que construir. Y decía así:

Emprendo, activo, remuevo, conozco, deshago, atiendo ... Verbos en presente que hablan del movimiento, del deseo de no pasar de puntillas, del deseo de huella hacia lo que me hace feliz. Mi felicidad como medida de los logros, del bienestar, de la paz que quiero.

...

Me abro a la relación. Me abro porque quiero y el deseo se hace realidad. Experimento a tu lado lo que nació en mí, contigo, en libertad. Fundamos llevando nuestro mundo en un espacio compartido, y lo hacemos crecer, lo regamos, la acompañamos. Un mundo de barro, de elementos básicos que dan forma a nuestros sueños, nuestros suspiros. Potingues queridas para sacar adelante nuestras vidas, nuestras realidades, figuras con formas inimaginables en un entorno secreto, acogedor, propio.

Formas supremas de política invisible en las que no es necesario etiquetar. Ser sin sufijo, sin -ismos. Inteligencia intuitiva que permite intercambiar saberes, trabajo manual, trabajo cocinado, trabajo sentido. Una identidad que nos vincula al grupo, en el cenáculo, que hace que la vida continúe.

Tergiversar el nombre de Economía para llamarla Econonuestra, porque no es “mía” o “tuya” sino nuestra. Nos alcanza, nos compromete, nos posiciona. Una alternativa sostenible, como alternativa de la imperante, del hegemónico. Conciencia ecológica para detener las apropiaciones del trabajo femenino, de los recursos naturales. Medir el éxito a partir del cuidado, de la protección, del empoderamiento, de lo que nos es innato. Mediar con la tierra, las semillas y el germinar. La Bioesfera es la Femesfera, una esfera femenina de la no violencia, de educación para la transformación de la representatividad de la mujer. >>

Y con motivo del # 25N nos acompaña la preciosa ilustración de mi vieja y bella amiga Laia Riera Sanjaume para seguir suspirando:Laia Riera Sanjaume

¿Qué podemos hacer para deshacer las violencias? ¿Qué nos está pasando? ¿Qué puedo hacer yo? No se si encender la tele o apagarla. Me siento mal si miro las noticias y si no las miro ... Soy tan poca cosa en medio de la guerra, pero al mismo tiempo, siento tantas ganas de ir a dar un par de hostias a los señores de la guerra ... Será esta misma rabia violenta que me escuece la que tienen ellos corriendo por las venas que les hace estallar bombas, matar niños ... y toda una serie de barbaries que ya sabéis ... Deseo que no, pero la violencia es violencia, no? Estoy confundida.

Siguen siendo asesinadas mujeres en mi orilla, a manos de sus parejas, aquellas manos que un día las tocaron con afecto y respeto (o eso quiero pensar) hoy empuñan un arma y atacan. Y la orden del producto sí altera los factores. Suicidaos primero, y luego matadlas ... ¿Por qué siento tanta ira dentro de mí cuando me entero de otro acto de violencia machista y quisiera ir ante estos desgraciados y zurrarlos? ¿Por qué se me acaban las palabras y los diálogos? Me siento extraña.