Catalunya Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

“Es muy triste que en muchísimas casas se haya dejado de cocinar”

“Botarates”, gentes con el “cerebro de un pececillo”, o con el “cerebro ahumado” o “del tamaño de un garbanzo”, o tipos sosos, con “la imaginación de un molusco”, o tontos, con “cociente intelectual cero”, “caps de suro”, “catetos” o incluso algunos que “repitieron preescolar”. La cocina pop de El comidista (Plaza y Janés) es adecuada para todo el mundo, según el nivel de dificultad que indica cada receta. Aun así hay que reconocer que algunas de ellas, las menos, no son aptas para todos los públicos: más bien para “lobotomizados”, para quienes tengan “cierto arte culinario” o, simplemtente algunas recetas “tienen su trabajo”. En definitiva, un libro para todos.

“No deja de ser el tipo de cocina que practico en mi blog”, resume Mikel López Iturriaga. “Es una cocina fácil, directa, sin complicaciones, accesible a todo el mundo, como el pop”. De hecho, la materia prima de la obra es la gastronomía (en su acepción de “arte de preparar una buena comida” y en la otra que nos brinda la RAE: “afición a comer regaladamente”), pero el acompañamiento lo forman esas referencias al cine, a las series de televisión, a los libros, a la música, a la moda, a la publicidad…

Es curioso pensar (y coincidir… o no) en qué película funciona con cada plato; cuál es el acompañamiento culinario que marida mejor con una sesión de Mad Men; qué menú es el adecuado para devorar The Walking Dead (“la angustia por comer que he visto en los zombis sólo las he visto yo en los curas y en los periodistas gastronómicos”, reflexiona López Ituarriaga); o por qué no aparecen en el libro series españolas (“porque en las series españolas se come muy mal”, dice, sin pelos en la lengua); o por qué tampoco aparece en las páginas del libro un personaje tan querido por el autor como Homer Simpson: “Homer me encanta. Es un monumento a lo que no hay que hacer”, declara Mikel, con una sonrisa tierna como una rosquilla en los labios…

Las antiguías

Tal vez el lugar adecuado para el irresponsable cabeza de familia de Springfield sería el capítulo que el autor dedica a las antiguías. “A lo que no hay que hacer”. Esos consejos irónicos que ocupan el último cuarto del libro, después de unas suculentas (y pops) recetas para aperitivos, primeros, segundos, postres y bebidas (sí, bebidas: té helado con hinojo y menta, bloody brew…), recetas de una decena de artistas invitados y los menús para series. Iturriaga nos ilustra con consejos prácticos, muy prácticos, para “fracasar en un restaurante”, “arruinar una verdura”, “asesinar un pescado” o convertirse en neverodependientes. “Si quieres cargarte un tomate, nunca lo dejes a temperatura ambiente, ¡mételo en la nevera!”, dice, entre risas. No son consejos de resabidillo: “¡Qué va! Si precisamente estas cosas las digo porque a mí me han pasado… ¡Yo también me creía todo lo que digo en las antiguías!”

El trabajo del periodista Mikel López Iturriaga es alimentar un blog de éxito en El País, escribir una columna los sábados en ese diario, colaborar en su suplemento semanal, participar en el Hoy por hoy de la Cadena Ser. Pero si tuviéramos que definirlo, más que como periodista, lo haríamos como bloguero, una profesión para la que hay que tener algo más que suerte: “¿El secreto del éxito en internet? Diría que es haber tenido olfato para hacer algo un poco distinto de lo que se hacía antes, que era un periodismo enfocado sólo a lo puramente gastronómico. Creo que hay que tener ese punto de vista global, por supuesto, pero también ofrecer algo nuevo”. Ese algo nuevo, algo moderno, algo divertido… algo pop, es el ingrediente mágico que convierte La cocina pop de El comidista en un libro que se lee para cocinar pero también para pasar un buen rato con su lectura.

Pochas a la riojana

Su condición de bloguero-cocinillas (todos los platos del libro los ha cocinado él y los ha fotografiado su amiga Ainhoa Gomà) lleva a Mikel a muchos restaurantes como invitado, a esas interminables pero exquisitas comidas de prensa, algo que, sin embargo, no va mucho con él: “No me canso de las comidas de prensa porque me dosifico muchísimo”, reconoce. “Si quiero probar un restaurante, prefiero ir con mis amigos, como cualquier cliente anónimo. Lo disfruto muchísimo más”. Es la mejor manera de disfrutar de su plato favorito… ¿se atreve a decir cuál es? “Es difícil de decidir, pero creo que me quedo con las pochas a la riojana. Y reconozco abiertamente que no me gustan ni el cabello de ángel ni el hígado ni ciertas texturas gelatinosas, como las de los pies de cerdo”.

¿Restaurante? ¿Estará preparando El comidista una incursión en el mundo de la restauración? “No, no tengo pensado nada de eso por ahora, pero me interesan los restaurantes y, básicamente, me gustan”. Así que, de momento, sigue escribiendo de cocinas más que de establecimientos. Bastante vamos ya a restaurantes para comer. Demasiado: “En muchísimas casas se ha dejado de cocinar y eso es tristísimo”, dice. Y lamenta profundamente que la mayoría de las personas jóvenes que conoce no sepan cocinar.

“Botarates”, gentes con el “cerebro de un pececillo”, o con el “cerebro ahumado” o “del tamaño de un garbanzo”, o tipos sosos, con “la imaginación de un molusco”, o tontos, con “cociente intelectual cero”, “caps de suro”, “catetos” o incluso algunos que “repitieron preescolar”. La cocina pop de El comidista (Plaza y Janés) es adecuada para todo el mundo, según el nivel de dificultad que indica cada receta. Aun así hay que reconocer que algunas de ellas, las menos, no son aptas para todos los públicos: más bien para “lobotomizados”, para quienes tengan “cierto arte culinario” o, simplemtente algunas recetas “tienen su trabajo”. En definitiva, un libro para todos.

“No deja de ser el tipo de cocina que practico en mi blog”, resume Mikel López Iturriaga. “Es una cocina fácil, directa, sin complicaciones, accesible a todo el mundo, como el pop”. De hecho, la materia prima de la obra es la gastronomía (en su acepción de “arte de preparar una buena comida” y en la otra que nos brinda la RAE: “afición a comer regaladamente”), pero el acompañamiento lo forman esas referencias al cine, a las series de televisión, a los libros, a la música, a la moda, a la publicidad…