No lee diarios, no guarda el dinero en ningún banco. Vive en nuestro mundo pero a su manera. Hace lo que le da la gana. Siempre. No entiende por qué no debería ser así. Albert Pla (Sabadell, 1966), en su línea (¿inconformista?, ¿pasota?, ¿agresiva?... sea como sea, genial), se presenta en el Poliorama con Manifestación, una especie de monólogo, en parte charlado, en parte cantado , en parte interpretado: “Voy contando la historia de uno que va a una manifestación pero no la acaba de encontrar y se va encontrando en otras manifestaciones. Se quiere ir a casa, pero no lo dejan volver, porque queda atrapado en otra manifestación, y en una carga policial... ”Todo muy actual y muy real, por surrealista que pueda parecer. “Creo que es una situación que podría llegar a pasar”, dice.
Asegura que la gente puede encontrar los mensajes que quiera en esta representación que estrenó en el Temporada Alta, en Girona, pero siempre partiendo de verdades incuestionables, como que “esta sociedad es una mierda ... Pero no hace falta que venga ahora yo a decirlo, eso”. No, no hace falta. Los seguidores de Pla ya lo tienen bastante claro, eso. “No creo que yo haga canción protesta”, dice. “No recuerdo haber nunca intentado convencer a nadie a que haga nada políticamente o socialmente...”.
Los amigos policías y banqueros
Sin embargo, en los conciertos de este tipo tímido (al menos en apariencia) y tranquilísimo, muchos encuentran algo que les atrae poderosamente. “A ver, cuando dices que matas a un policía a la gente le gusta aquí y en Bogotá. Es un éxito, no puedo negarlo. Si te cagas en un político o insultas a un banquero... no hay ni mexicano, ni argentino, ni español, ni nadie que se resista”. Esto podría llegar a ser peligroso. O no? “Me preocuparía y empezaría a pensarlo si después de un concierto mío aumentara la mortandad de policías. Entonces debería sentarme y reflexionar sobre esta cuestión...”
“Pero no, la gente sale del teatro y se limita a coger el móvil y escribir: 'He estado en el teatro y también estoy indignado'. Y se van a casa ”. ¿Alguien se beneficia, pues, de la situación? “Por supuesto, para empezar, las compañías de telefonía, que deben pensar en un abono para indignados, tipo: cada cinco cajas de indignaciones le regalamos la entrada y le permitimos solidarizarse con dos causas gratis...
Reírse de la crisis
La crisis tampoco le quita el sueño. Se ríe: “Me río mucho de que la gente no pueda comprarse un Audi, o una casa de 400.000 euros, o ir a Portaferrissa a ponerse esos vestidos horribles, o a cenar a un restaurante de mierda a gastarse 100 euros. Quiero decir... ¡jódete!” Es cuestión de sentido común, en el fondo:“A ver... Te dicen que va de puta madre y cobras mil euros y te compras una casa de 400.000 y te dicen que guay, que puedes hacerlo. Y luego, que no puedes... Ostia, ¿no sabías algo tan básico como sumar?”
Así las cosas, el propio Albert Pla se sorprende de que la gente vaya a los conciertos de Albert Pla: “Cuando no se venden discos, la SGAE como va, hay crisis, toda España es un bosque de ayuntamientos del PP, tú eres catalán y te cagas en su puta madre... A veces se reducen un poco los espacios, debe reconocerse ”, admite el cantautor. Pero no le preocupa nada: “Esto lleva ciertas limitaciones, no puedes ir a según qué medios de comunicación, o tocar según qué escenarios... Pero mira, ellos tampoco pueden venir a mi casa a comer”.
Los méritos de Bárcenas
De cualquier manera, casos como el más reciente, el de los sobres de Bárcenas, deberían ayudar a que la gente se desahogue (se manifieste) yendo a escuchar a un tipo con el discurso de Pla. “¡A mí lo que me sorprende de casos como este es que la gente se sorprenda!”, dice. Y eso que él, que no lee periódicos, se enteró del tema porque se lo dijo su amigo Gerard Quintana. “Si no, no me entero”, reconoce. No habría pasado nada si no llega a saber del tema. “Este Bárcenas no ha hecho méritos suficientes como para que hable de él en mi espectáculo. Robar, como todos... ”. Minucias, claro, si pensamos que Pla, en sus conciertos, ‘mata’ a policías y a banqueros. Tantos que, aunque es totalmente inmune a la censura, a veces tiene que autocensurarse: “Sí, mogollón. En mis canciones ya me he cargado a tantos policías y he follado tanto que a veces me digo que no puedo poner más, porque ya sería demasiado ”.
Tampoco sabe si hay dos bandos bien definidos. Buenos y malos. Banqueros y políticos, por un lado, y ciudadanos por otro, por ejemplo. “Si fuera así podríamos hacer la pinza, ¿no? Yo sembraría el terror... Igual que a nosotros nos dan miedo ellos, acojonémosles nosotros a ellos. Si tienes miedo de que el banco te deshaucie haz que el banco te tenga miedo a ti”.
Es difícil, pues, que banqueros o políticos vayan al Poliorama. Pero... ¿se ha encontrado alguna vez Albert Pla en la tesitura de tener que saludar uno esta políticos? “El otro día me saludó uno... Mascarell [conseller de Cultura de la Generalitat], era, creo. Pero no lo conozco... no le he seguido la pista. Además había ido a ver el Quimi Portet, yo simplemente estaba allí. A mis conciertos no viene ningún político ni ningún alcalde. Sólo un día, en Benicàssim, me vino a saludar al alcade, pero porque resulta que fue compañero mío de pequeños... No he ido a ninguna fiesta en la Zarzuela, no... A veces, en el extranjero, nos invitan recepciones en embajadas, pero no vamos, claro. Poco a poco te vas alejando de según qué lugares”.
No lee diarios, no guarda el dinero en ningún banco. Vive en nuestro mundo pero a su manera. Hace lo que le da la gana. Siempre. No entiende por qué no debería ser así. Albert Pla (Sabadell, 1966), en su línea (¿inconformista?, ¿pasota?, ¿agresiva?... sea como sea, genial), se presenta en el Poliorama con Manifestación, una especie de monólogo, en parte charlado, en parte cantado , en parte interpretado: “Voy contando la historia de uno que va a una manifestación pero no la acaba de encontrar y se va encontrando en otras manifestaciones. Se quiere ir a casa, pero no lo dejan volver, porque queda atrapado en otra manifestación, y en una carga policial... ”Todo muy actual y muy real, por surrealista que pueda parecer. “Creo que es una situación que podría llegar a pasar”, dice.
Asegura que la gente puede encontrar los mensajes que quiera en esta representación que estrenó en el Temporada Alta, en Girona, pero siempre partiendo de verdades incuestionables, como que “esta sociedad es una mierda ... Pero no hace falta que venga ahora yo a decirlo, eso”. No, no hace falta. Los seguidores de Pla ya lo tienen bastante claro, eso. “No creo que yo haga canción protesta”, dice. “No recuerdo haber nunca intentado convencer a nadie a que haga nada políticamente o socialmente...”.