El pasado 20 de julio se cumplían 14 años de la muerte de Carlo Giuliani, joven activista italiano del movimiento antiglobalización. Giuliani había muerto de un disparo efectuado por un carabinieri y seguidamente atropellado en la manifestación convocada por el Foro Social de Génova contra la cumbre del G-8 en el año 2001.
Las trabas por parte del Estado para investigar la verdad han sido múltiples, llevando el caso a un largo recorrido judicial con muchas irregularidades desde su inicio, con cinco cambios de versión del testigo por parte del acusado. En el 2013, la jueza instructora Elena Doloiso firmó el archivo del caso contra Mario Placanica, el carabinieri que disparó a Carlo. Fundamentó el archivo de la causa “en causas que excluyen el castigo del hecho, y el uso legítimo del arma para la propia defensa”.
Desde el año 2001 su familia y sus amigos forman el Comité Plaza Carlo Giuliani, con el objetivo de investigar su muerte y recordar los hechos en memoria de Carlo. No obstante hasta ahora solo se ha conseguido la inscripción en un trozo de granito 'Carlo Giuliani, ragazzo' en el jardín de la plaza Alimonda.
La historia de este Ragazzo es una más de las historias personales que forman parte de la historia colectiva de nuestro tiempo. Una historia que Lali Álvarez y Oriol Pla no quieren que olvidemos. Lo consiguen con un formato convincente. Un solo actor, puesta en escena rompedora, un texto brillante que defiende, gracias a una magnífica interpretación, Oriol Pla, una de las jóvenes promesas del teatro catalán. Su versatilidad actoral, trabajada hasta la extenuación, nos emociona. También nos indigna, 14 años más tarde, los hechos siguen sin aclarar.
Lali Álvarez huye del relato histórico para construir un retrato humano del activista y sus planteamientos contra el G-8. Ragazzo es una pieza teatral llena de realismo. Como espectadores nos transportamos y somos capaces de poner imágenes a los hechos. Las manifestaciones, las correderas, los disturbios… El acertado espacio sonoro y la iluminación, junto con la interpretación de Oriol Pla, nos acercan a la realidad. La habitación del ragazzo es también la calle, la discoteca, o el fatídico lugar donde se produjo el asesinato.
El destino de Carlo Giuliani quedó marcado cuando tomó la decisión de participar en una acción pacífica de desobediencia civil: violar el confinamiento de la Zona Rossa, donde se reunían los líderes mundiales. Amenaza, legitimidad, violencia e impunidad... Ragazzo es todo esto y muchas preguntas sin respuesta. Esto querrá decir que habremos vivido una injusticia y entenderemos porqué merece ser recordada.