Ernest Maragall (Barcelona, 1943) vuelve al Ayuntamiento de Barcelona. Estuvo de concejal socialista durante casi dos legislaturas del PSC (parte de una de ellas gobernada por su hermano, Pasqual Maragall), y ahora regresa al consistorio como candidato de ERC y con serias opciones de hacerse con la vara de alcalde. Los republicanos decidieron apostar por él para la batalla por Barcelona cuando acababa de ser nombrado conseller de Exteriores de la Generalitat y las encuestas parecen darles la razón. En la del CIS pisa los talones de Ada Colau; en otras, la supera.
Maragall se define como progresista y argumenta que es el único alcaldable independentista con opciones de ganar.
¿Con quién estaría dispuesto a formar gobierno si obtiene la victoria?
Podemos ganar, sabiendo que es deseable una mayoría más estable que la que te da ser el primer partido. Pero en función del resultado entraremos en consideraciones de quién es más proclive a aceptar las líneas y prioridades de nuestra propuesta, con una cierta apertura para el diálogo. Pero estamos plenamente dispuestos a gobernar en solitario si pactar implica renunciar a criterios de fondo de nuestro proyecto.
Tras las elecciones autonómicas del 21D ERC no dudó en alcanzar un acuerdo con JxCat. ¿Entiendo que esta fórmula no es prioritaria en Barcelona?
Son situaciones y momentos diversos. La institución en la que aplicar el concepto de gobernar es otra. El contraste de programas es más nítido e intenso y cada día que pasa se demuestra que ha sido un acierto haber presentado un proyecto nuestro, tal como es, que permite el contraste legítimo con el del centroderecha soberanista, el del socialismo español o el del progresismo teórico de los 'comuns'. En estos momentos la opción de los ciudadanos es entre un gobierno de Colau o uno de Maragall. Y esto incluye que soy el único alcaldable independentista con opciones.
¿Si llega al gobierno municipal llevará la propuesta de incorporar la ciudad a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI)?
Me parecería natural y correcto. Por qué no. Está incluido en la propuesta de unidad de acción que he trasladado a las demás formaciones soberanistas.
¿En qué mejorará la vida de los barceloneses tener un alcalde independentista?
No es solo por el hecho de ser independentista, sino por ser progresista...
Le pregunto en concreto por la parte independentista.
Es que es inseparable. El proyecto de ERC es progresista y republicano. Y se puede acreditar el concepto de república a través del gobierno progresista con cambios en las desigualdades, en la equidad, ganando la batalla del cambio climático… Lo que hagamos con la educación, la vivienda, el salario mínimo: esto es lógica republicana.
¿Le molesta que durante la campaña algunos candidatos le hayan atacado por su edad?
Es un indicador de falta de argumentos y de cierto temor de que la experiencia, como es el caso, sea un activo real para enfocar una responsabilidad como esta.
¿Por qué cree que Miquel Iceta no debía ser presidente del Senado?
Porque se ha hecho mal desde el principio. El presidente Sánchez no puede considerar el Parlament como una institución de segunda orden o subordinada a sus decisiones. Además, la propuesta llega en un marco de represión continuada e incluso aumentada desde el Gobierno que formula la propuesta. Es natural que la mayoría independentista del Parlament no acepte esa imposición y esa decisión previa que no forma parte de ningún proceso de diálogo.
¿Cree que romper puentes con el PSC le ayuda a atraer a un votante independentista que apueste por el diálogo?
No es una cuestión de cálculo electoral. Quien lo ha hecho y se ha equivocado es Sánchez y el PSOE, que quizás pretendían con esto crear una imagen de respeto a Catalunya cuando es lo contrario. Hemos adoptado esta posición por coherencia con nuestras posiciones, por coherencia con el criterio de que lo que hay que hacer es abrir un proceso de diálogo real, abordar cuestiones como la libertad de los prisioneros y el retorno de los exiliados o la decisión democrática de los catalanes en base a su opinión. Estoy convencido de que los electores en Catalunya y Barcelona entienden ese respeto a nuestra dignidad y a la coherencia con la que expresamos nuestro proyecto de libertad, emancipación y decisión sobre nuestro futuro.
¿Cree que la designación de los catalanes Batet y Cruz para el Congreso y el Senado puede favorecer el diálogo en Catalunya?
No se trata de nombramientos. Se trata de abrir el diálogo con la mesa y las personas adecuadas. No es con nombramientos que Sánchez nos va a impresionar ni convencer. Lo que es necesario es un cambio de actitud del Gobierno socialista, de Sánchez y las instituciones del Estado para trabajar realmente en el sentido de alcanzar la libertad de los presos y abrir el camino al referéndum de autodeterminación.
¿Usted comparte la propuesta del PSC de trasladar el Senado a Barcelona?
En la situación en la que estamos es una boutade o una tomadura de pelo. ¿El Senado de qué Estado? ¿Del que nos niega y nos reprime y nos pone en la cárcel? Esto solo tendría sentido en un escenario del que estamos a años luz.
Hablemos de políticas locales. ¿Está su candidatura a favor de municipalizar la gestión del agua en Barcelona?
El concepto de gestión pública de interés general del agua ha de estar en primer plano. No nos gusta la situación actual y hay que entrar a fondo en la complejidad de la cuestión pero desde un punto de vista claro, de gestión pública y responsabilidad integral sobre el ciclo del agua. Pero hay dos elementos más. Uno es la sentencia del Supremo que todavía se tiene que producir, y que delimitará el marco de referencia. Y otro es que hay que recuperar el conocimiento: el concesionario tiene ahora todo el conocimiento sobre el agua frente a una AMB [Área Metropolitana de Barcelona] debilitada.
Otro servicio que se debate entre lo público y lo privado es el de la funeraria. ¿Por qué se abstuvieron en la última votación para sacar adelante la funeraria pública propuesta por el Gobierno municipal?
Porque no estaba bien planteada. Nosotros hicimos meses antes una propuesta para garantizar un servicio básico funerario con una dimensión económica por debajo del precio de media que ofrecen los privados, pero la rechazaron. Y ahora se ponía sobre la mesa una operación faltada de base tanto en su definición institucional como en su ámbito real. Hay que garantizar como Ayuntamiento que la oferta sea suficiente, asequible y de calidad. Es urgente entrar en este tema y no decimos que prefiramos un servicio privado, pero hay que hacer bien la delimitación del servicio público.
Entre su propuesta que los ‘comuns’ aparcaron y que ustedes y otros partidos rechazaron la funeraria pública, Barcelona sigue siendo una de las ciudades de España en las que es más caro morirse. ¿Se atribuyen ustedes alguna responsabilidad sobre ello?
Es que el hecho de que sea urgente no quiere decir que haya que hacerlo con precipitación o frivolidad. Y esto es lo que ha pasado.
En materia de vivienda, desde ERC en los últimos años se ha rechazado que la Generalitat pudiese regular los precios de los alquileres. Pero ahora el Govern prepara una reforma del Código de Consumo según la cual se plantea hacerlo. ¿Por qué se ha tardado tanto y por qué esta fórmula ahora?
Hemos ido todos haciendo pruebas o intentos, y hemos asistido desbordados a la evolución del mercado, que ha ido produciendo una aceleración insoportable.
¿Y por qué anteriormente votaron en contra de la regulación de los precios desde la Generalitat y ahora lo ven posible?
No basta con votar en contra o a favor de un concepto, sino que se trata de hacer el planteamiento adecuado en términos jurídicos, competenciales y de eficacia. A lo que estamos decididos, y la conselleria de Justicia lo está haciendo así y le aseguro que tenemos a ver con ello desde nuestra candidatura, es a defender bien el principio de capacidad de intervención en la regulación de los precios. Es un tema delicado y susceptible no sólo de tener oposición de determinados sectores, sino de que acabe yendo a parar a los tribunales. Por eso no nos podemos precipitar ni hacer ideología. Ahora estamos en buenas condiciones para acertar en el planteamiento desde el punto de vista jurídico y de eficacia. Es muy importante delimitar el aumento de los precios del alquiler y todo hace indicar que podremos hacerlo.
Usted promete ampliar en 15.000 pisos el parque de vivienda pública en dos mandatos. ¿Cómo piensa conseguirlo?
Hay que aumentar el stock de vivienda de propiedad pública, que está en un 2% sobre el total y debería alcanzar el 15% de los estándares europeos. Como esto no es sencillo, pide una diversidad de procedimientos y tiempo, es urgente ponerlo en marcha. Hay que comprar, y esto quiere decir también recuperar muchos de los edificios que se han destinado a usos turísticos, legales o ilegales, y que deberían ser vivienda. Son bastantes miles. Pero no solo es comprar, también es construir. En Barcelona hay suelo para hacer 20.000 viviendas protegidas destinadas al alquiler. Esto es obvio que pide tiempo, pero se está haciendo poco y mal. Y también hay que facilitar la construcción por parte de privados y mecanismos de financiación que permitan aumentar la oferta de vivienda asequible.
Usted ha sido concejal del consistorio durante casi dos mandatos, entre 1995 y 2003, una parte del período socialista que acabó con un volumen de 6.000 pisos públicos. En contraste con su propuesta actual, no sé si durante demasiados años se hizo demasiado poco en esta materia.
Podemos mirar atrás tanto como queramos, y esto es bastante atrás. Es antes de que hubiera dos períodos económicos que son causa de la situación actual: el crecimiento intensísimo de los años 2000 y la crisis intensísima de recorte de servicios públicos y la política conservadora europea que como Estado aceptamos obligadamente y que ha tenido consecuencias terribles, también en esta materia. A esto hay que añadir la evolución del turismo, o el fenómeno de los pisos turísticos, contradictorios con la crisis porque son fenómenos de éxito aparente pero que generan desigualdades entre la evolución de los salarios y de los precios del alquiler.
Para cerrar el capítulo de vivienda, la Generalitat aporta el 20% de la financiación del Consorcio de Vivienda de Barcelona cuando debería aportar el 60%, algo de lo que se viene quejando Colau. ¿Usted reclamará al Govern que incremente su aportación si acaba siendo el alcalde de la ciudad?
El verbo reclamar forma parte de lo que hay que hacer, pero hay otros más importante: trabajar, proponer, tomar la iniciativa, buscar el acuerdo… Hay un amplísimo margen de éxito en esta materia. Puedo compartir que hay que aumentar la participación de la Generalitat en esta materia, como sé que es posible conseguir también fondos europeos voluminosos, pero esto también es cuestión de iniciativa y no se ha hecho. Hay un déficit de iniciativa municipal.
¿El Ayuntamiento ha de restringir el acceso de los coches a la ciudad?
Hay que reducir la intensidad en entradas y salidas. En el interior, el modelo no está del todo mal en comparación con otras ciudades, sobre todo en porcentajes que ocupan los desplazamientos a pie, en transporte público o en vehículos ligeros. Pero hay mucho que hacer tanto desde el punto de vista de la congestión, de la reducción de vehículos de la vía pública, como de la contaminación, que es todavía más urgente. Hay que actuar con contundencia sobre todo sobre la distribución de mercancías ligadas al comercio 'online'. Planteamos una tasa de toxicidad y eventualmente una tasa de congestión para quienes crean congestión y contaminan.
Sobre la gestión de la venta ambulante, usted ha defendido una solución social más que policial para los manteros.
Si soy alcalde tendré que iniciar actuaciones en el ámbito de los derechos civiles básicos, como la regularización de unas personas que llevan años viviendo aquí. Sobre la ocupación del espacio público, habrá que ejercer la autoridad democrática con tranquilidad, naturalidad y desde el punto de vista preventivo y no represivo. Esto quiere decir entrar en contacto real y útil con estos colectivos, pero solo con esto no haríamos suficiente. Hay que hablar de formación, de ocupación, de aprovechar los oficios y experiencia de muchos de ellos, adoptar iniciativas de emprendeduría, cooperativas, conexión con las empresas…
¿Le parecen bien los planes de inserción laboral impulsados por Colau?
Me parecen bienintencionados, claramente insuficientes y en algún caso con éxito mínimo. Ha habido iniciativas con un retorno en términos cuantitativos limitadísimo. Y la prueba es que el número de ciudadanos activos en el mercado de venta irregular aumenta.
El día que presentó sus propuestas sobre integración trascendió, por una información de 'Ara', que los jóvenes migrantes tutelados con los que se hizo fotos jugando a fútbol no sabían que usted iba a hacer su acto en el torneo en el que participaban. Que no sabían quién era usted. ¿Fue un error no informarles?por una información de 'Ara'
La asociación que hace una magnífica tarea con ellos de atención e incorporación a la ciudadanía lo sabía perfectamente. Entre otras cosas porque es una actividad repetida que ya existía y a la que nos sumamos. El diálogo con los menores extranjeros no acompañados y con las entidades tenemos que hacerlo, pero aquello era simplemente aprovechar un evento deportivo con cierto hábito y encontrarnos allí, nada más. ERC es la formación con un compromiso más explícito y concreto con estos colectivos.
Última pregunta. ¿Quién ha sido mejor alcalde, Trias o Colau?
Ninguno de los dos.