La Fiscalía se ha opuesto a amnistiar al anarquista de Barcelona que, a día de hoy, es el único condenado por alguno de los altercados que ocurrieron durante el proceso soberanista que permanece en prisión. Pese a que la sentencia consideró que el condenado agredió a la víctima por su ideología, el Ministerio Público cree ahora que solo lo hizo con ánimo de menoscabar su integridad física, por lo que debe quedar fuera del olvido penal del procés.
Abel M. ingresó el pasado 30 de mayo en la prisión de Brians 2 pese a ser un posible beneficiario de la ley de amnistía (que se aprobó el mismo día de su entrada en la cárcel). Su defensa pidió la amnistía, pero la Fiscalía se ha opuesto al considerar que la agresión a un asistente a la manifestación de sindicatos policiales por la que fue condenado no entra dentro del ámbito de aplicación de la norma.
El anarquista fue condenado a tres años y nueve meses de cárcel por una agresión en 2018 en el metro de Barcelona a un hombre que viajaba con una bandera española tras acudir a una manifestación del sindicato policial Jusapol.
Pese a que la persona que empujó por las escaleras a la víctima está huida, Abel M. fue condenado por vigilar el entorno de la estación de metro donde ocurrieron los hechos para asegurar el “éxito” de la agresión y para intervenir si era necesario.
Según la sentencia, el hombre actuó guiado por sus “postulados independentistas de corte anarquista”, ya sentía “animadversión” hacia quienes se identificaban con el sentimiento de pertenecer a la nación española y participaron en un acto de exaltación de estos sentimientos, como el de Jusapol.
Aunque la sentencia indica que el condenado agredió al asistente a la marcha de Jusapol por su “animadversión” a los símbolos de la nación española, la Fiscalía considera que la causa no entra en la amnistía porque el condenado no actuó con “intención de reivindicar, promover o procurar” la independencia de Catalunya. La “única finalidad” del condenado, agrega el escrito fiscal, fue “ocasionar” un daño corporal a la víctima.
La lesión de la víctima, ahonda el escrito del servicio contra los delitos de odio de la Fiscalía de Barcelona, no fue “un acto de reivindicación o promoción de la secesión”. Tampoco consta que hubiera tenido contribución alguna al éxito del procés.
La agresión “ni siquiera se produjo en la manifestación” de Jupol, argumenta la fiscal, “sino en el medio de transporte público utilizado por una persona a la que el condenado había atribuido postulados ideológicos que detesta, y que iba de camino a su domicilio particular”.
Abel M. es la primera persona presa por hechos relacionados con el procés desde que el indulto a los exdirigentes permitiera su salida de la cárcel en 2021. De las distintas condenas por disturbios, altercados y agresiones, la del anarquista es de las pocas que suponían el ingreso efectivo en prisión.