Toda Catalunya se encuentra en alto riesgo de incendio, lo que complica la gestión de la verbena de Sant Joan, una noche en la que se encienden hogueras y se tiran petardos por doquier. Por ello, la Generalitat ha desplegado una estrategia especial de cara a esta celebración, que contará con el dispositivo policial “más grande de la historia”, según ha declarado el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena.
La Generalitat dispondrá de más de 4.500 efectivos policiales (un 30% más respecto el año anterior) para controlar la seguridad de las fiestas y las zonas forestales. También se incrementarán en 190 los bomberos que trabajarán durante esta noche y se sumarán 300 agentes rurales.
Desde 2016, se han producido 91 incendios forestales provocados por pirotecnia en Catalunya, que han quemado más de 152 hectáreas. Para evitar que esto vuelva a suceder, los agentes velarán por el cumplimiento de las restricciones y recomendaciones cerca de las zonas forestales ante el riesgo de incendio.
Debido a las lluvias de estos días, no se espera que haya ningún municipio en alerta Alfa 3 (el más alto ante el riesgo de incendio), pero de llegar a activarse, la Generalitat prohibiría el uso de pirotecnia en la zona. Respecto a los municipios afectados por el nivel Alfa 2 (riesgo muy alto), el Govern recomienda a los ayuntamientos que limiten el uso de petardos y habiliten zonas urbanas alejadas de vegetación.
Igualmente, la Generalitat ha aprovechado para recordar las restriccciones que no dependen del riesgo de incendio, como es la prohibición de cualquier elemento de fuego a menos de 500 metros de una zona forestal.
“Se pondrán todos los medios posibles después de unos días especialmente duros y pedimos a la ciudadanía responsabilidad para que no se deba lamentar ninguna mala noticia después de la verbena”, ha afirmado Elena. Con estas palabras, el conseller insta a los vecinos y vecinas a ser cautelosos con petardos y hogueras.
Así, aunque la pirotecnia estará permitida, sí que se han prohibido los farolillos en toda Catalunya, unos productos de papel que se elevan en el aire gracias al aire caliente producido por una vela. Son peligrosos porque no se puede controlar dónde caen y, a menudo, siguen encendidos cuando tocan suelo.