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“Hoy no se puede”

Rabell comparece al frente de Catalunya Sí que es Pot. / ENRIC CATALÀ

Blanca Blay

Barcelona —

“Venga Rabell, venga”, le anima alguien que grita entre los asistentes. Máxima expectación a las once menos cuarto en la antigua fábrica Fabra i Coats porque comparece, por fin, el cabeza de lista, Lluís Rabell, acompañado de buena parte de los candidatos. No están Pablo Iglesias ni Íñigo Errejón, aunque no faltaron a casi ninguna cita durante la campaña. Rabell pronuncia después de unos minutos las palabras que todo el mundo espera oír: “No lo hemos logrado”. La decepción que suponen los 11 escaños de Catalunya Sí que es Pot contrastan con aquella victoria –cuando sí se pudo, en la misma Fabra i Coats– de la Barcelona en Comú de Ada Colau.

Minutos antes, fuera de la sala de prensa donde se reúnen unas cien personas, un optimista se acerca con un niño en brazos al grito de “¡sí se puede!”. Una chica del grupo le responde con una negativa, girando la cabeza a ambos lados: “No... Hoy no se puede”. La coalición formada por ICV, EUiA, Equo y Podemos no saca el champán en una jornada electoral en clave plebiscitaria que ya dejaba entrever que las celebraciones serían por el 'Sí' o por el 'no', pero no por el 'Sí se puede'. No hay champán ni tampoco agua. Las botellas se han agotado pronto para ayudar a tragar unos resultados difíciles de digerir.

De acuerdo con las encuestas publicadas durante la campaña electoral, la candidatura ya había asumido que no disputaría la segunda plaza con Ciutadans sino que se pelearía por la tercera con el PSC, pero lo que no era un escenario esperado era la proximidad en número de escaños con la CUP o el PP, tal como ha acabado pasando.

La sala de prensa, medio llena y preparada para acoger un centenar de periodistas acreditados, le ha quedado grande a la candidatura. Minutos después de que se conociera el primer sondeo a pie de urna ofrecido por TV3, que situaba Catalunya Sí que es Pot como cuarta fuerza por detrás del PSC, se han empezado a ver las primeras caras largas de la noche. Caras que se hacían más largas cuando en el proyector aparecía la gente reunida en el centro cultural del Born, desde donde Junts pel Sí seguían la noche electoral con ilusión. En Fabra i Coats, silencio prudente y calma. “Podemos constatar que ha sido una convocatoria electoral con una polarización muy alta entre el sí y el no”, reconocía el jefe de campaña de Catalunya Sí que es Pot, Marc Rius, que comparecía para hacer las primeras valoraciones.

El ambiente festivo y las esteladas que ondean en el centro cultural del Born contrastan con el vacío de gente y de cánticos que predomina en Fabra i Coats. Si el pasado 24-M este recinto fue el espacio de victoria y festividad de Barcelona en Comú, este 27-S nadie quiere salir en la foto. La esperanza de que una coalición de izquierdas al estilo de BComú reprodujera el éxito municipal ha quedado fundida. No se han visto este domingo –aunque sí durante la campaña– al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su secretario político, Iñigo Errejón, que se volcaron en una carrera electoral que cogían como un ensayo de las generales. En este sentido, la derrota de CSQEP por detrás del PSC y de Ciutadans es también una derrota simbólica de Podemos ante el PSOE y Ciudadanos, y supone igualmente un duro golpe para ICV, que en la pasada legislatura tenía 13 diputados y que ahora, integrada en esta coalición, tendrá sólo 11.

El momento de más griterío de la noche ha llegado cuando Catalunya Sí que es Pot ganaba el undécimo diputado y pasaba así por delante del PP. La celebración desesperada de ese instante era todo un indicador de cómo ha evolucionado la noche electoral en sede.

En su comparecencia, Rabell, aguantando la sonrisa, considera que el resultado obtenido “es la consecuencia de un escenario extremadamente polarizado”. “Se ha impuesto la dinámica de la polarización”, insiste. Con todo, el líder vecinal se muestra convencido de que el planteamiento que defiende la candidatura, y que pasa por una mayoría favorable en el Congreso, “ganará fuerza y credibilidad en los próximos tiempos”. “Una fuerza como Podemos expresó una posición clarísima y muy valiosa, que es la de reconocer el derecho de la ciudadanía catalana de decidir su futuro, sin embargo esto no ha sido suficiente en un contexto de polarización”, reconoce.

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