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Illa completa la normalización con el Poder Judicial y recibe el “agradecimiento” del presidente del TSJC

El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Jesús María Barrientos, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, antes del inicio del acto de apertura del Año Judicial en Catalunya

Oriol Solé Altimira

Barcelona —

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Primero fue el rey. Y este viernes, los jueces. El president de la Generalitat, Salvador Illa, ha completado la normalización de relaciones con el Poder Judicial con su asistencia a la apertura del año judicial en Catalunya. Tras más de una década de confrontación entre el Govern y la judicatura, Illa ha recibido un “agradecimiento” por parte del president del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos. Un gesto que pone fin al enfrentamiento entre los dos poderes que marcó el procés.

La monarquía y el Poder Judicial son las dos instituciones más criticadas por el independentismo. El último Govern de Pere Aragonès ya rebajó las tensiones con la cúpula judicial catalana. La exconsellera Gemma Ubasart asistió al acto y promovió la normalización de las relaciones institucionales en todas las esferas, incluido el objetivo de fomentar el arraigo en Catalunya de jueces y fiscales. Pero la asistencia de Illa al acto de apertura del año judicial marca un cambio de página, toda vez que ninguno de sus antecesores desde el president Montilla había acudido. 

Tal ha sido la voluntad de ambas partes de que hubiera un buen ambiente que el magistrado Barrientos, en el que ha sido su último discurso como presidente del TSJC, se ha ahorrado la cuestión más espinosa, esto es, la amnistía. No ha mencionado Barrientos el olvido penal del procés, que el año pasado sí criticó abiertamente y por ahora no ha aplicado en su función como magistrado.

“Es un honor contar con vuestra presencia en la sede del Poder Judicial en Catalunya”, ha dicho Barrientos a Illa. El presidente del TSJC, blanco de las críticas del independentismo por haber presidido los juicios contra Artur Mas o Quim Torra, ha celebrado la presencia de Illa en el acto, con la que “se recupera la tradición de institucionalidad que nunca se tendría que haber perdido”, ha agregado.

Tras acabar el acto, Illa y Barrientos han charlado cordialmente durante unos veinte minutos en el salón de pasos perdidos del Palacio de Justicia de Barcelona, en una conversación informal en la que, a ratos, también se han sumado el teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, y el fiscal superior de Catalunya, Francisco Bañeres.

La asistencia de Salvador Illa escenifica la completa normalización de las relaciones del Govern con la judicatura, si bien no exenta de tensiones por la aplicación de la amnistía. El TSJC que preside Barrientos es uno de los tribunales que no ha aplicado la amnistía y ha enviado cuestiones prejudiciales al Tribunal de Justicia de la UE ante las dudas sobre el encaje de la norma en la normativa europea. 

Por el contrario, el propio Illa y varios miembros del Govern vienen reclamando a la judicatura la aplicación sin dilaciones de la norma, algo que no se ha producido por varios órganos judiciales superiores, aunque sí por la mayoría de secciones de Audiencias Provinciales o juzgados penales y de instrucción en Catalunya.

En este contexto de críticas de la alta magistratura a los socialistas por la aprobación de la ley de amnistía para los encausados por el procés, Barrientos ha obviado toda referencia a la norma, pero sí ha advertido de que las críticas a los jueces caerán en saco rato: “Pierdan toda esperanza quienes utilizan la difamación o la insidia con la pretensión de alinear una decisión judicial con sus intereses”.

Barrientos, que preside el TSJC desde hace ocho años, los tres últimos con el mandato caducado, ha destacado además en su discurso otro “hecho histórico”, la renovación del Consejo General del Poder Judicial tras cinco años de bloqueo, “sin consignas externas, como resultado del diálogo y del consenso”, y que por primera vez está presidido por una mujer, la magistrada Isabel Perelló.

Por su lado, Bañeres ha lamentado la “lentitud” dela Justicia, que ha atribuido a un conjunto de causas, tanto procesales como de falta de medios y organización. “Asistimos impasibles a una aplicación cotidiana de las dilaciones indebidas, lo excepcional se ha convertido en habitual”, ha apostillado.

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