El conseller de Educación de Catalunya, Josep Bargalló (Torredembarra, 1958), es de los que considera que los niños y las niñas han visto vulnerados sus derechos y reclama revertir el mensaje de que son un colectivo peligroso. Recuerda que están apareciendo estudios que descartan que las criaturas sean supercontagiadores del coronavirus y pide que no se culpe más a esta franja de edad.
Respecto a las críticas que su plan de apertura de las escuelas ha despertado entre una parte de la comunidad educativa, Bargalló argumenta que era imposible contentar a todo el mundo porque había desde quien pedía no abrir hasta septiembre a quien quería clases para todos los alumnos. Da por hecho que en el próximo curso todos los niños y niñas de infantil y primaria irán cada día a la escuela mientras que en otras etapas no descarta que se empiece con algún modelo híbrido que incluya también clases online.
Para conseguir que sea lo más presencial posible, la Generalitat está ya negociando con otros departamentos y ayuntamientos para cedan espacios, desde salas en museos a espacios de reuniones de edificios públicos, para que a partir de septiembre sean reconvertidos en aulas.
Al final se podrá ir antes a una discoteca o a los toros, allí donde no están prohibidos, que a la escuela. Hay niños que como mucho pisarán la clase un día en seis meses. ¿Como responsable de Educación, qué explicación tiene?
Debemos revertir el mensaje de que los niños son un peligro, un mensaje que al principio de la pandemia se dio en buena parte de Europa y también aquí. Para hacerlo deben ayudarnos los especialistas en salud pública. Se afirmó que transmitían más la enfermedad, que eran una franja vulnerable y eso provocó que se entrase en una espiral de culpabilidad de los niños. Estuvieron confinados mucho más tiempo que el resto de la población y cuando empezó la desescalada ellos han visto sus derechos más mermados que otras franjas de la ciudadanía.
Es un error culpabilizar una franja poblacional y además los pediatras y epidemólogos cada vez tienen más claro que los niños no tienen una gran carga vírica y que no son grandes transmisores. El estado de alarma nos ha conculcado derechos a todos pero a los niños más que a nadie. Veremos campos de fútbol con público mientras se sigue discutiendo si la escuela es segura.
Las imágenes de los primeros días de regreso a la escuela eran de muy pocos niños y niñas. ¿Ha fracasado el plan que había diseñado el Govern?
Cuando las abrimos ya sabíamos que no estarían llenas. El plan que diseñamos es el que se había planteado en la mayoría de Europa, empezando con pocos alumnos, franjas, tutorías personalizadas y después avanzar hacia las escuelas llenas. Nosotros, por nuestro calendario escolar, no hemos podido hacerlo como en países como Suiza, que ha seguido esta progresión, porque tenemos en medio el corte temporal que son las vacaciones de verano. Para poder abrir en septiembre para todo el mundo necesitábamos hacerlo así y enviar el mensaje de que la escuela no es un peligro sino un servicio.
Los sindicatos y los colectivos de maestros lo acusan de no haber consensuado con ellos el plan de apertura de centros antes de enviarlo a Protección Civil. ¿Por qué no lo hicieron?
Después de Semana Santa, el 14 de abril, y teníamos encima la mesa distintas propuestas. Desde que se acabase ya entonces el curso a hacerlo telemático pero sin abrir las escuelas hasta septiembre y peticiones de que se abriesen las escuelas con todos los alumnos cuando se pudiese. Es decir, diferentes peticiones y algunas de ellas irreconciliables. De cara a septiembre partimos de una premisa distinta y es que todo el mundo quiere que se abran los colegios y que sea para todos los alumnos.
Ha abierto la etapa de 0 a 6 años por motivos de conciliación cuando ambos progenitores son trabajadores. ¿A partir de los 7 años, las familias ya no lo necesitan?
Las aperturas debían ser graduales y con medidas sanitarias muy estrictas. Hoy ya son distintas de las de hace tres semanas. En ese momento había que priorizar y lo hicimos para los alumnos que acababan etapa y titulaban, y para los de menor edad, que son los de educación infantil. Aquí hemos hecho la apertura más ambiciosa del Estado porque es la que ha ofrecido más servicio. Hay comunidades que han optado por no abrir y otras por plantear menos oferta de servicio.
Algunos directores tienen miedo de que si hay un contagio acaben siendo ellos el responsables porque son los encargados de cumplir el protocolo.
La gestión que se ha hecho de la pandemia ha sido la del miedo y no la de la corresponsabilidad. A diferencia de otros países europeos, el Estado ha optado por el miedo, es decir, los uniformes y las amenazas de sanción. Frente a esta fórmula es lógico que el ciudadano actúe a partir del miedo y no de la corresponsabilidad. Dicho esto, el responsable de las medidas que se tomen aquí será el Procicat y lo único que tiene que hacer cualquier servidor público es cumplirlas. El responsable de las medidas es quien las dicta. Un servidor público solo es responsable si no aplica las instrucciones.
Pero a veces las normas no son tan claras porque respecto a si podía haber o no contacto físico con los niños se ha modificado el protocolo y aun así se usa una fórmula ambigua al decir que puede haberlo si se considera necesario.
En la última junta de directores nos comentaron que les permitiésemos tomar decisiones concretas porque no es lo mismo una escuela en Barcelona que una escuela rural, por citar un ejemplo. Por lo tanto, debemos dar instrucciones pero confiar en la profesionalidad de cada uno para aplicarlas. En este sentido, nunca hemos dicho que no se pueda tocar a los niños, sino que tenía que haber unas medidas de higiene. Los niños no son una bomba de la que tenemos que apartarnos. Necesitan que nos acerquemos a ellos, que haya trato afectivo, con unas medidas higiénicas concretas.
Algunas familias creen que los profesores han antepuesto sus intereses, o sus temores, al derecho a la educación de los niños y niñas. ¿Usted coincide?
El sistema educativo tiene una gran complejidad con muchas voces. Por un lado existe el derecho del profesorado a su seguridad laboral, y por el otro el de las familias a exigir el cumplimiento del derecho a la educación. En junio esto ha llevado complicaciones y hemos intentado encontrar un equilibrio que no ha satisfecho a todo el mundo. En septiembre todos los alumnos tendrán garantizado su derecho a la educación y el profesorado, las medidas de seguridad laboral. En junio hemos sido cautelosos porque hemos sido más estrictos de lo que las autoridades sanitarias nos decían. No queríamos dar pasos en falso.
Sobre la falta de conexión de muchos alumnos en casa, se han repartido tabletas a aproximadamente la mitad de los 55.000 alumnos que las necesitaban. ¿Por qué no se ha hecho más?
Ya sé que compararse no es la solución, pero hemos sido el territorio del Estado que más ha repartido. Hemos repartido 31.000 packs de conectividad y dispositivo. También lo han hecho los ayuntamientos en colaboración con nosotros. Dijimos que intentaríamos llegar a todos pero también que no podríamos hasta que estuviésemos todos en la escuela. Solo con el alumno en la escuela sabes si no se ha podido conectar y por qué ha sido. Dicho esto, hemos tenido problemas en el reparto, ya sea por tener mal datos de empadronamiento o porque la empresa que tenía que hacer el suministro tuvo subcontratas que no funcionaron. Tardaron demasiado en repartirlos. Reconociendo que no hemos llegado a todo el mundo, o que hemos llegado demasiado tarde a una parte, hemos sido ambiciosos.
¿Cuántos docentes más van a contratar para conseguir que en septiembre el curso sea 100% presencial para todos los alumnos?¿Serán los 9.000 que anunció recientemente la portavoz del Govern, Meritxell Budó?
¿O los “miles” que dijo el president de la Generalitat? No es un tema solo del número de profesores. Lo primero es saber, con las medidas sanitarias actuales, si los centros disponen de espacios suficientes. Para ello estamos hablando con ayuntamientos y entidades empresariales para ver cuáles nos pueden ceder. A mediados de mes deberíamos tener una aproximación de los espacios que nos faltan y a finales de junio tener localizadas las alternativas. No es lo mismo buscar un espacio en Barcelona que en el mundo rural. Y no todos lo necesitarán.
En función de los grupos que haya que hacer, y de los espacios, veremos qué profesorado hace falta. Es personal docente pero también de administración y servicios. Habrá cambios también en los turnos del comedor, con más personal o más horas. Empezaremos a hablar con los sindicatos cuando tengamos una visión más real del profesorado que hará falta. Y estoy de acuerdo con la apreciación del president: serán miles.
A estas alturas sabemos ya de algunas plazas que habrá que cubrir: los docentes mayores de 60 años o con patologías previas, que se consideran población vulnerable.
No. Para ser exactos, con la apertura gradual e incompleta hemos podido tomar la decisión de que el personal vulnerable no asistiera al centro. Pero el Ministerio de Sanidad y el Departamento de Salud nos dicen que al personal vulnerable se le ha de analizar individualmente para saber si le afecta para ir a su puesto de trabajo. ¿Todos los mayores de 60 años no podrán estar en contacto con un alumno? No. Los que pasen una revisión médica que lo diga.
Asumiendo que serán miles, y que hay especialidades sin tantos docentes en la bolsa de interinos, ¿se plantean contratar a estudiantes de máster o final de grado?
En el caso del personal docente estricto tenemos claro que tendremos que contratar a profesionales titulados. Si en alguna especialidad, en FP, Bachillerato o Secundaria, no los hay deberemos adoptar las opciones mejores para que el alumnado tenga profesorado. Pero el primer principio es que el personal docente sea titulado.
¿Se plantean adelantar el inicio de curso a principios de septiembre para evitar que muchos alumnos estén tanto tiempo sin asistir a una aula?
Al principio había quien pedía que en julio hubiese clases. Otros que no las hubiese hasta septiembre. Aquí hay un calendario escolar marco para todo el Estado, que un día de estos se establecerá, y al que nos ceñiremos. Si avanzáramos las clases del 14 al 7 de septiembre, empezarían sin todos los trabajos previos de adecuación curricular, de planes personalizados…. Avanzar una semana las clases no mejoraría la respuesta del sistema y empeoraría empezar con la máxima calidad. Puesto en una balanza, no parece una decisión positiva.
¿Habrá entradas y salidas escalonadas de los centros? ¿O turnos para que coincidan menos alumnos?
La prioridad es la enseñanza presencial, que todo alumno tenga un profesor y vaya cada día al centro. Esto lo tenemos claramente marcado en Educación Infantil y Primaria: presencial y diario. Y si tenemos dificultades para encontrar los espacios necesarios, tenemos que superarlas. Si en Secundaria también las tenemos, nos podemos permitir plantearnos en algún caso la educación híbrida en 3º y 4º, como medida excepcional. En Bachillerato y FP puede ser menos excepcional.
¿Algunas empresas les han ofrecido ya espacios, tal como les pidió, en caso de que los ayuntamientos no encuentren?
Para la emergencia sanitaria los encontramos. Pues para la educativa los encontraremos para garantizar la educación sí o sí. He hablado con muchos alcaldes: Badalona, Barcelona, L'Hospitalet, Lleida, Tarragona… Con todos me he encontrado ayuntamientos absolutamente predispuestos a ayudarnos. Diciéndonos que la emergencia educativa es prioritaria. Seguramente necesitaremos menos espacios de los imaginados. No doblaremos ni triplicaremos, porque hay desdoblamientos que ya se hacían y permite reutilizar espacios. La consellera de Cultura ha puesto a disposición espacios de museos.
¿Por ejemplo?
Los espacios didácticos de museos nacionales de arte. Y hay ayuntamientos que me han dicho que hay empresas que les dicen que tienen espacios.
¿Qué sentido tiene que siga la legislatura cuando el president la dio por finiquitada hace meses y hace unos días dijo reconoció que el Govern no tiene recorrido político?
Todo gobierno responsable en Europa, si no estaba en un proceso electoral, debe centrarse en dar una respuesta a la salida de la epidemia. Como conseller considero que el curso debe empezar en condiciones. Y esto no se puede hacer con una campaña electoral en medio. No es prioritario. Como miembro del Govern en general, la convocatoria de forma previa a lo que marca el calendario es potestad del president. En estos momentos, el Govern, más allá de los debates políticos que siempre habrá, está inmerso en la salida de la pandemia. Esto es prioritario.
Pero no hay fecha para las elecciones y asistimos cada día a una pelea diferente: si no es por la mesa de diálogo es por la condena a un comisario de los Mossos o un contrato a Ferrovial. ¿No puede gestionar la pandemia un nuevo Govern?
El pujolismo hace tiempo que acabó. La etapa de un gobierno monocolor donde nadie excepto los de Unió tenían derecho a discrepar acabó hace tiempo. En todos lados, cuando un gobierno es de más de un partido hay discrepancias. Esto es sano. El problema viene cuando las discrepancias impiden actuar al Govern, y ahora mismo creo que esas discrepancias no impiden dar respuestas a los problemas derivados de la pandemia. Si no fuese así, sí sería urgente convocar elecciones. ¿Que las discrepancias salen a la luz pública? Evidente. Pero a mí no me preocupa.
Usted formó parte del tripartito. ¿Es la fórmula que le gustaría si la aritmética lo permite tras las elecciones?
A mí me gustaría de entrada que tuviese una mayoría asegurada en el Parlament. A partir de aquí, no me veo en ningún gobierno que no sea soberanista o no tenga la lucha contra la represión como uno de sus pilares.