Una jueza de Barcelona ha descartado que el periodista Pere Rusiñol injuriase al empresario Jaume Roures al llamarle “otro estafador” en una entrevista. La magistrada María Antonia Coscollola concluye que el periodista no atribuyó con su calificativo ningún delito a Roures sino que lo empleó “como palabra común en el sentido de sentirse engañado” por el empresario en la crisis que llevó al cierre de la edición en papel del periódico Público.
En un auto, la magistrada archiva la querella por injurias y calumnias que Roures había interpuesto contra Rusiñol. El empresario había activado la vía penal contra el periodista por una frase de una entrevista que Rusiñol concedió al diario Regió 7 por su trayectoria como periodista en El País y Público y su papel como fundador de las revistas Mongolia o Alternativas Económicas.
En esa conversación, Rusiñol se refería al proceso de cierre del periódico Público en papel, relataba el ERE acometido por la empresa editora, participada por Roures, y calificaba de “estafador” al propietario de Público, del que explicaba que les dejó de pagar dos meses. “Controlaba la sociedad desde una empresa en Holanda, un paraíso fiscal, y eso que nosotros criticábamos los paraísos fiscales. Cuando lo descubrimos ya había cerrado”, manifestó Rusiñol en la entrevista.
La magistrada da plena credibilidad a lo que explicó el periodista en fase de instrucción. “Ha quedado claro que las manifestaciones [en la entrevista] las hizo en referencia al momento de crisis laboral que afectó a los trabajadores” de Público, recalca la jueza.
Recuerda además la jueza que la empresa realizó un ERE y dejó de pagar “las cantidades debidas” a sus empleados, quienes aceptaron un expediente de empleo en octubre de 2011 que provocó 40 despidos y una “importante reducción salarial”. La editora, no obstante, presentó el 3 de enero del 2012 concurso de acreedores y el 24 de febrero se procedió a su liquidación.
Ese es el contexto, remarca la magistrada, que explica las palabras de Rusiñol sobre Roures en la entrevista. “El periodista se refirió al Sr. Roures como 'estafador' porque se sentía engañado por la dirección de la empresa”, resuelve la jueza.
La jueza considera que el calificativo de “estafador” fue empleado por Rusiñol “en el sentido de sentirse engañado, porque a pesar del esfuerzo que hicieron los trabajadores, finalmente la empresa se liquidó y no se percibieron las cantidades que se les debía o se les había prometido”, y que pueden enmarcarse como “un acto de protesta con el fin de denunciar o solucionar una situación que a su entender era a todas luces injusta”.
En consecuencia, abunda la instructora, “no puede defenderse la existencia” de un delito de injurias o calumnias, tal y como defendía Roures, que no obstante puede recurrir el archivo del caso ante la Audiencia de Barcelona.
A través de un vídeo publicado en la revista Mongolia, para agradecer el apoyo recibido, Rusiñol ha explicado que la campaña de crowdfunding que emprendió continúa para sufragar los eventuales gastos del proceso si Roures recurre, así como para alimentar la caja de resistencia ante hipotéticas acciones futuras “que se propongan amedrentar la libertad de información”.
El periodista también ha indicado que con la campaña busca “involucrar al mayor número de personas y mostrar que, a diferencia del personaje despedido de la película El buen patrón, se trata de una causa colectiva en defensa de la libertad de expresión y del periodismo incómodo con el poder, que cuenta con una extensa red de apoyo”.