La líder de Junts, Laura Borràs, afronta al ataque el juicio por sus contratos a dedo en la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) que arranca este viernes. Pero no contra la Fiscalía, que le pide seis años de cárcel, sino contra sus dos compañeros de banquillo, su amigo Isaías H. y el tercer acusado, Andreu P., y sus defensas. El motivo, un posible pacto entre la Fiscalía e Isaías H. y Andreu P. –que Borràs da por cerrado, aunque las otras dos defensas no llegan a este extremo– para inculpar a la líder de Junts a cambio de una rebaja de pena.
No es infrecuente que en casos de corrupción las defensas no sean un frente común. Ocurrió en el caso Palau, en el que Fèlix Millet y Jordi Montull se desmarcaron de Convergència y Ferrovial, y confesaron en el juicio las comisiones al partido a cambio de una posterior rebaja de petición de pena por parte de la Fiscalía. Ello no impidió a las otras defensas proseguir con su propia estrategia, y de hecho los dos directivos de Ferrovial acusados terminaron absueltos.
En un movimiento de última hora, la defensa Borràs, que ejerce el penalista Gonzalo Boye, ha solicitado al tribunal intervenir en último lugar –en vez del primero– en el juicio de este viernes para “defenderse de unas acusaciones evidentemente compensadas, bonificadas o pagadas” al dar por hecho que los otros dos acusados han pactado con la Fiscalía.
Las defensas de los otros dos acusados, que ejercen los penalistas Marina Roig y Àlex Sola, han declinado comentar el escrito presentado por Boye. En cualquier caso, el cambio de orden de la intervención de las defensas será uno de los asuntos que se abordarán este viernes en el trámite de cuestiones previas con el que arrancará el juicio.
En principio, las defensas de Isaías H. y Andreu P. tienen previsto formular en el juicio sus propias cuestiones previas para intentar que sus clientes no tengan ni que seguir en las próximas sesiones del juicio, y que versarán sobre vulneraciones de los plazos de las investigaciones penales o la competencia. Es decir, las defensas de los otros dos acusados acudirán al juicio de forma habitual, sin tener un pacto del todo cerrado.
Otra cosa es que, de no estimar el tribunal sus cuestiones previas y anular la causa para sus clientes, las defensas se avengan a reconocer parte de los hechos para que luego la Fiscalía rebaje, al final del juicio, sus peticiones provisionales de cárcel, que son de seis años para Isaías H. –igual que Borràs– y tres años para Andreu P. Este es un escenario posible, pero no seguro al 100%, aunque Borràs lo da por hecho en su escrito.
“Los coacusados se han transformado en coacusadores junto al Ministerio Fiscal y, por tanto, es evidente que la única forma de garantizar, mínimamente, el derecho de defensa de mi representada pasa por que esta parte, tanto en cuestiones previas como a lo largo del plenario intervenga siempre en último lugar al ser, en términos reales, la única defensa y estar siendo acusada por todas las demás partes”, reza el escrito de Borràs.
Òmnium: el juicio de Borràs no es un juicio político
El último movimiento antes del juicio de la defensa de Borràs se produce en un contexto de soledad política de la líder de Junts, que este viernes solo estará apoyada por miembros de su propio partido y de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y, a título individual y no como institución, de Òmnium Cultural. ERC y la CUP ya anunciaron que no asistirán a la concentración.
A pocas horas del juicio, Òmnium, quien suele apoyar sin fisuras a los juzgados por casos del procés, ha emitido un comunicado para enmendar la plana a la tesis de Borràs y rechazar que la líder de Junts se siente en el banquillo “por ejercer derechos civiles y políticos”. Con todo, la entidad ha agregado que “algunos miembros” de su junta directiva sí asistirán a la concentración en apoyo de Borràs a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).