Todo parecía indicar que iba a ser una campaña dura y difícil y así ha sido. Hay mucho en juego. El eje nacional late como nunca y el social todavía lo hace con más intensidad. Ha sido la campaña más breve que se recuerda pero sin duda la más intensa: además del borrador de El Mundo, ha habido desahucios y protestas de la PAH, una huelga general con una larga lista de lesionados por los Mossos y una huelga de hambre que todavía dura de trabajadores de Telefónica para evitar el despido de un compañero.
El pulso de Artur Mas, actual presidente y candidato de CiU, era arriesgado. Su objetivo: pasar de los 62 diputados actuales a los 68, para lograr la mayoría absoluta. La victoria le permitiría mantener la política de recortes sociales sin precedentes de su gobierno, que no ha dudado ni tan siquiera en dejar a los más débiles al margen de las ayudas públicas. Además, la mayoría le daría la fuerza necesaria para celebrar una consulta por un estado propio. Ya sea para seguir con los recortes o para organizar el referéndum, Mas puede encontrar socios de gobierno. Pero difícilmente encontrará uno que acepte las dos cosas. Por esto se trata de una jugada arriesgada. Si no obtiene la mayoría absoluta, habrá sido un paso en falso.
Los demás partidos se han volcado en una campaña que no esperaban. La batalla por la segunda plaza será muy dura y puede haber sorpresas. Los candidatos son el PSC, el PP, ERC e ICV-EUiA. También puede haber sorpresas en el fondo de la tabla. La Candidatura d’Unitat Popular (CUP), que recibe el apoyo de buena parte de los movimientos sociales, amenaza con entrar, y trasladar al Parlament el cabreo de la calle. Su candidato por Barcelona, David Fernández, ya ha avanzado que le devolverá al conseller Felip Puig todas las pelotas de goma que lancen los antidisturbios.
El sueño de un mundo mejor
La fuerza de Artur Mas para lograr tal hazaña es la promesa de un mundo mejor, de la libertad plena de una nación y de la esperanza de que todo irá mucho mejor si Catalunya se convierte en un estado. Los sueños de libertad tenían que hacer olvidar cualquier otra cosa con una ecuación muy sencilla: todo va mal porque Catalunya sufre un déficit fiscal que la ahoga. Reforzada por los medios de comunicación afines al gobierno, la ecuación tenía que imponerse. Pero la realidad social ha abierto grietas. Muchos catalanes ven demasiados riesgos con la independencia o simplemente no la quieren y muchos otros sí que están a favor, incluso luchan por ella, pero se han hartado de la austeridad y de los recortes sociales. Cabe recordar que la entidad que organizó la masiva manifestación del 11 de septiembre, la ANC, convocó a la huelga general junto con los sindicatos. Alguna cosa estaba fallando en la estrategia de CiU. La huelga terminó con dos manifestaciones masivas y duras cargas policiales, que provocaron heridos por el uso de las pelotas de goma que lanzaron los Mossos. El suicidio de una mujer a la que iban a desahuciar en Barakaldo volvió a sacar a la calle a la incansable Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y demostraban otra vez que la estrategia de CiU no ha funcionado como esperaban.
El golpe de gracia de la campaña lo ha dado El Mundo con la publicación del borrador de un informe policial que recuerda toda la trama del Palau de la Música y relaciona al padre de Artur Mas y a buena parte de la familia Pujol, incluido el President, con cuentas en paraísos fiscales donde irían a parar todo el dinero que pagaban las empresas privadas a cambio de adjudicaciones. El borrador, que ayer hizo público un sindicato policial, también denuncia que los Mossos d’Esquadra habrían dificultado las investigaciones e incluso suprimido algunas pruebas. Artur Mas y los suyos se han defendido atacando, con el argumento de que El Mundo, la policía e incluso el Presidente Mariano Rajoy están detrás de una estrategia que quiere desgastar la imagen del candidato de CiU para impedir que gane las elecciones y rompa España. Su defensa caló, al menos hasta ayer, cuando el sindicato policial entregó el borrador a los medios de comunicación. Sea cierto o no, el borrador saca del armario el grave caso de corrupción que implica a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), a diferentes empresas y al Palau de la Música. Cuando se está pidiendo la confianza de la población, no ayuda que se recuerden casos de corrupción. El propio Artur Mas ya decía ayer que sería una victoria aumentar la distancia en diputados respecto al segundo partido y lograr una clara mayoría de fuerzas a favor de la consulta en el Parlament. La campaña que empezó para conseguir una mayoría absoluta de CDC parece haber perdido ambición.