Madrid necesita una tasa turística
Madrid es una ciudad hospitalaria, que abraza la diversidad y acoge a todas las personas que llegan como turistas o para emprender un proyecto de vida.
El turismo debe ser, tanto un placer para quien lo práctica, como una fuente de actividad económica, de generación de empleo digno y de dinamismo cultural para el territorio que lo recibe. De hecho, el conjunto del sector servicios representa el 85% del PIB en la ciudad de Madrid, 10 puntos más que en España, de manera que no hay ninguna duda del enorme aporte que supone el turismo.
No obstante, los últimos datos de viajeros (más de diez millones y medio en 2023) revelan una masificación del turismo que llega a nuestra ciudad. Una masificación que, ante la falta de medidas por parte del Gobierno de Almeida, resulta incompatible en muchas ocasiones, con las condiciones y la calidad de vida de las vecinas y vecinos de Madrid.
¿Quién gana y quien sale perdiendo en el modelo turístico del PP?
El modelo turístico de Almeida pasa por gestionar la ciudad buscando la máxima rentabilidad para sus accionistas. Alfombra roja para los grandes capitales extranjeros, los fondos buitre, los empresarios hoteleros, los promotores de eventos y la ciudad “marca” para grandes fortunas. Rentismo puro y duro.
En los últimos años, los hoteles de lujo han aumentado un 50% en la ciudad de Madrid, arrastrando también el precio del conjunto de la oferta hotelera, que ha aumentado un 42% desde 2022, frente al 6% de media en España. El precio medio de una noche de hotel en Madrid el pasado mes de abril fue de 159 euros.
Todas las mañanas nos despertamos con un nuevo hotel de lujo en Madrid: Marriott en Canalejas, Hilton en Montera, Nobu en Alcalá; los edificios de Zurich y Generali Seguros serán los siguientes. No es de extrañar que se haya producido un claro desplazamiento del turismo nacional por el internacional, con más poder adquisitivo.
Mientras algunos se forran con total impunidad, los habitantes de Madrid son los grandes perjudicados por este modelo de “ciudad de moda” del PP madrileño, que les expulsa de sus barrios y de sus casas.
Esta forma de gobernar pensando más en un Madrid de “marca”, que en los que vivimos en Madrid – el Madrid de la Mascletá, de la Fórmula 1, de la NFL o de los conciertos en el Bernabéu – tiene un impacto directo en nuestras vidas. El mayor efecto es, sin duda, la falta de acceso a la vivienda.
Desde que Almeida es alcalde las viviendas turísticas ilegales han crecido exponencialmente. En concreto, el 93% de los más de 13.000 ‘hoteles turísticos’ que tiene registrados el Ayuntamiento son ilegales. Las plataformas intermediarias ofertan más de 26.000 viviendas. Viviendas que generan muchas molestias a las vecinas y vecinos y, lo más grave, es que no están disponibles para vivir en ellas.
A esto se une un aumento del precio del alquiler, que ya dobla en Madrid la media nacional. Y un cambio del paisaje urbano de nuestros barrios, que van perdiendo su esencia para convertirse en un mismo decorado, con las mismas franquicias, bares y tiendas que cualquier otro.
Mientras tanto, el pequeño comercio se muere: hoy hay más de 36.000 locales comerciales cerrados en nuestra ciudad que dan paso a viviendas de uso turístico, a locales de ocio que incumplen la normativa urbanística y en materia de ruido, y a franquicias de hostelería dirigidas únicamente a la demanda de un turismo masificado. Cada 48 horas cierran cinco tiendas en Madrid. En distritos como Puente de Vallecas, Villaverde o Carabanchel, alrededor del 40% de los locales comerciales están cerrados.
No olvidemos tampoco el impacto de esta masificación del turismo en nuestro espacio público, la limpieza, la seguridad de nuestras calles y plazas, los niveles de ruido y en el patrimonio histórico.
Y, por último, es urgente dignificar las condiciones de trabajo de las trabajadoras y trabajadores que sacan a flote este sector en nuestra ciudad: kellys, camareras y camareros, guías turísticos, etc.
Una tasa turística para políticas públicas de vivienda
Desde Más Madrid queremos que Madrid siga siendo esa ciudad acogedora que siempre ha sido, pero también que respete el derecho de las madrileñas y madrileños a acceder a una vivienda digna, el derecho al descanso y el derecho a habitar y vivir su ciudad. Por eso proponemos la implantación de una tasa turística.
Madrid es una excepción entre las ciudades europeas en la aplicación de una tasa que ya tienen 137 ciudades europeas y que funciona hace mucho en París, Roma, Lisboa o Berlín. Permite a los ayuntamientos recaudar unos ingresos que revierten en la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía. También la tienen en España Baleares y Cataluña.
Hablamos de una tasa que pueda poner en marcha el propio Ayuntamiento a través de la reforma de la Ley de Capitalidad que se está debatiendo. Una tasa cuya recaudación contribuya a resolver el mayor problema que tiene nuestra ciudad: la vivienda, que es un derecho fundamental. Y para eliminar las viviendas de uso turístico ilegales. Una tasa con un enfoque de reequilibrio de servicios públicos de calidad entre nuestros barrios.
Frente al Madrid de moda y sin madrileños que quiere Almeida, desde Más Madrid proponemos un Madrid que no expulse la vida de los barrios. Que se preocupe por sus habitantes, por su pequeño comercio, por sus calles y sus plazas y por un patrimonio histórico extraordinario digno de ser visitado y disfrutado por todas y todos.
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