El sinhogarismo en Barcelona está llegando a un punto crítico. En 2022 se ha producido un incremento del 15% respecto al año anterior y ha aumentado el tiempo que las personas pasan en esta situación. La explicación a estas cifras se encuentra, entre otras cosas, en la inseguridad habitacional que afecta a grandes ciudades como la capital catalana, donde el 40% de los hogares destina más del 40% de sus ingresos a hacer frente a los gastos del hogar.
“El sobreesfuerzo en el pago de la vivienda sitúa Barcelona en uno de los niveles de desahucios más elevados del contexto europeo”, asegura Sergio Porcel, responsable del área de cohesión social y urbana del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB). Este instituto ha realizado una investigación que permite, por primera vez, hacer una aproximación a las trayectorias y la movilidad de las personas sin hogar en Barcelona.
La inseguridad habitacional es mayor en la capital que en cualquier otra ciudad del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y eso podría explicar que en ella se encuentre el 80% de personas sin hogar de la zona. Pero no es el único motivo. Según se muestra en la investigación del IERMB, muchas personas que se quedan sin hogar “tienden a buscar estrategias de supervivencia en Barcelona”. Según el investigador Albert Sales, la capital es “el punto geográfico de llegada de situaciones que tienen un recorrido muy largo”.
De hecho, el 57,7% de personas sin hogar del AMB manifiesta que la primera vez que durmió en la calle fue en Barcelona. Así, el 83,39% de personas sin hogar en la capital catalana han nacido fuera de la ciudad y, según datos del IERMB, el 52,35% de ellas llegaron hace menos de cinco años. Esto cuadra con los datos de la última encuesta de la Fundació Arrels, que constató que el tiempo medio que dura la situación de calle es de 4 años y medio.
El camino hasta el sinhogarismo
Otro dato a tener en cuenta del informe de la IERMB es que un cuarto de las personas sinhogar encuestadas por toda la AMB no ha dormido nunca en la calle y que, por tanto, siempre han podido hacer uso de los equipamientos públicos o privados que permiten pasar la noche, comer o ducharse. También destaca que esta cifra crece hasta el 51% si se pregunta solo a las mujeres, dato que responde a la inseguridad agraviada que sufren: según datos recogidos por la ONG inglesa No Second Night, el 27% ha sufrido violencia sexual en la calle.
En este sentido, cobran gran importancia los recursos que se ofrecen, que en Barcelona han crecido en un 136% desde 2008. Aun así, según Albert Sales resulta preocupante que “el aumento de plazas no haya parado el incremento de personas que viven en la calle. Falta prevención y políticas estructurales para combatir la exclusión social”.
En esta línea, destaca que solo el 27,6% de las personas encuestadas residían en una vivienda propia (de alquiler o propiedad) antes de quedarse sin hogar. Más del 20% de ellas vivían en casas de familiares, cosa que quiere decir que los precios y la inestabilidad de los mercados habitacional y de vivienda no les permitieron tener un hogar. O bien que, en algún momento de su trayectoria, han pasado por un desahucio.
Todo ello demuestra que la situación de sinhogarismo no se da de un día para otro y que suele haber indicios y avisos que, tal como recuerda Sales, no se están teniendo en cuenta.