“Era un control continuo y un acoso constante”. Así se ha referido N.R. a la relación que mantuvo con el mosso d’esquadra R.D. El agente se enfrenta a siete años de cárcel y está acusado de entrar en la base de datos policial de forma ilegal para buscar información sobre su expareja. El juicio se ha celebrado este martes en Barcelona.
Las versiones de acusado y denunciante coinciden en lo esencial. El hombre ha admitido que accedió a los registros internos de los Mossos para consultar información sobre la que era su pareja. En el motivo de esas consultas es donde discrepan las partes: el agente ha alegado que lo hizo porque se lo pidió ella, y por lo tanto es un acto consentido. Para la Fiscalía y la mujer, en cambio, suponen un ejemplo del “afán, obsesión y necesidad de control de la vida privada de su pareja” que tenía el acusado.
Según ha relatado la mujer ante el tribunal, su relación con el mosso empezó a mediados de 2016 y se alargó poco más de un año. Un día descubrió que el acusado había instalado en su ordenador el Whatsapp de la denunciante. El hombre le preguntaba por sus conversaciones con otras personas. Fue el primer síntoma del “acoso” y “control” que, en sus palabras, impuso el acusado a la relación.
La mujer ha explicado que dejó y volvió con el acusado varias veces porque “él decía que iba a cambiar”. También ha relatado que cuando acudió a denunciar a su expareja, el hombre se personó en comisaría y una agente tuvo que pedirle que se fuera.
Los testigos –la hija, la hermana y la expareja de la mujer– han corroborado la “relación tóxica” entre acusado y denunciante. La hija ha ratificado que el acusado instaló el Whatsapp de su madre en su ordenador, algo que el mosso ha explicado que sucedió por casualidad porque la mujer se lo dejó abierto un día que se quedó en su casa. La hermana ha dicho que no se acordaba.
Según un informe realizado por los Mossos d’Esquadra, entre el 18 de julio de 2016 y el 9 de enero de 2018, el acusado hizo 20 consultas bajo la función “sin especificar” en la base de datos de los Mossos sobre su pareja. También realizó una búsqueda sobre un coche de una anterior pareja de la denunciante.
En su declaración, R.D. ha afirmado que todas esas consultas se deben a que su expareja le solicitaba información sobre un procedimiento penal en el que estaba imputada por un robo de cuadros, algo que ha negado la denunciante. “Ella me lo pedía insistentemente”, ha mantenido el acusado.
Para apuntalar su tesis, el acusado ha llegado a trasladar al tribunal que agentes del área de patrimonio de los Mossos d’Esquadra que investigaban el robo le dijeron “informalmente” que N.R. tenía el teléfono pinchado. El acusado ha llegado a acusar a su expareja de denunciarlo por “despecho” y por dinero.
La Fiscalía no comparte la tesis del mosso d’esquadra y respalda a la denunciante, de quien la fiscal del caso ha destacado su versión “coherente, persistente y sin contradicciones” durante todo el proceso judicial. Para la Fiscalía, el mosso accedió a la base de datos “consciente de su compromiso de confidencialidad y sin ningún tipo de justificación profesional”.
El abogado de la denunciante, Gonzalo Medir Roca, ha elevado la pena solicitada a nueve años de cárcel y una indemnización de 20.000 euros al añadir el delito de acoso por el “hostigamiento” que sufrió la mujer. La defensa ha solicitado la libre absolución y el juicio ha quedado visto para sentencia. El tribunal de la sección 20ª de la Audiencia de Barcelona ha impedido a la prensa fotografiar el inicio del juicio.