“No he cobrado nunca de ninguna administración, no he hecho ningún tema público, hubiera podido y no lo he hecho nunca, sobre todo para proteger a mi padre”. Lo dijo, en dos ocasiones, Jordi Pujol Ferrusola en su comparecencia en el Parlament.
Otros hermanos no tuvieron tantos miramientos. “Dígame usted algún trabajo al que me pueda dedicar, siendo ingeniero agrónomo, que no tenga ni una ni media relación con la administración, o al que se pueda dedicar mi hermana, siendo arquitecto”. Lo dijo Pere Pujol Ferrusola en su comparecencia en el Parlament.
Es evidente que entre los hermanos Pujol Ferrusola no hay uniformidad de criterio sobre un aspecto tan delicado. ¿Puede un hijo de presidente hacer negocios con la administración que gobierna su padre? Según Pere Pujol, en su caso o hace eso o se mete a cura.
El caso de Pere –hasta ahora el más risueño de los Pujol Ferrusola que han pasado por la comisión de investigación– es paradigmático. Él defiende que sí, que se puede ser hijo de presidente y tener relaciones comerciales con la cosa pública, mientras sea todo legal, como es evidentemente su caso. Su previsible defensa fue que Entorn, la empresa en la que trabaja desde 1993, ha hecho servicios tanto para las administraciones de su padre como del tripartito; es más, que los consejeros del tripartito la contrataron tanto o más que los convergentes, de antes y de ahora. Pero al mismo tiempo insistió en que la mayor parte de trabajos que hace y ha hecho Entorn son para empresas privadas, ya que son éstas las que reciben la adjudicación de la administración. O sea que los porcentajes con que bombardeó a los diputados y espectadores son tan relativos como estériles. Incluso, hacia el final, cuando ya no escuchaba ni el apuntador, tuvo la ocurrencia de sacar unos datos sobre los concursos de la Generalitat ganados por Entorn en el periodo 2002-2014, un total de 45, de los cuales 30 corresponden a la época del tripartito. Lo podía haber hecho mejor y coger sólo el periodo 2004-2010, así seguro que el 100% habrían sido del tripartito.
Llama la atención que a Jordi Junior le costara tanto definir su profesión (“dinamizador económico”) como a su hermano Pere concretar el cargo que ocupaba en Entorn en tiempos del pujolismo. Desde 2007, dijo, es algo así como codirector, pero antes era “técnico comercial con un grado menor de dirección, tal vez, llamémosle así”. ¿Era eso lo que ponía su tarjeta de visita? Tenía poderes, pero muy limitados, insistió.
El caso de Entorn es emblemático porque no estamos hablando de una simple proveedora de servicios a la administración, como efectivamente hay tantas. Sino de una pieza en un entramado mucho más amplio, no por conocido menos espeluznante. Se puede ir desgranando con la lectura de la transcripción de los diversos interrogatorios que le hicieron a Pere Pujol el pasado lunes.
Carles Sumarroca Coixet. Amigo de la familia. Socio del padre en Banca Catalana. Cofundador con el padre de Convergencia Democrática de Cataluña. Testaferro del padre en El Correo Catalán. Marido de la socia de la madre en los orígenes de Hidroplant. Y, a partir del 93, patrón del hijo en Entorn. Con tantos nexos, se diría que los Pujol y los Sumarroca forman casi un solo ente familiar. Y aún dice Pere Pujol que cuando él entra en Entorn se encuentra Sumarroca en el accionariado como por casualidad. Oh sorpresa.
Sumarroca ha levantado un gran imperio, con importantes empresas en sectores muy variados, desde la sanidad al vitivinícola, pasando lógicamente por las instalaciones eléctricas y la construcción. Y ha trabajado mucho para la administración catalana, muchísimo, en los tiempos de Pujol, en los del tripartito y en los actuales. Pero Sumarroca no es sospechoso de haber sido benefactor de los partidos de izquierda que le hacían encargos, y en cambio sí de haberlo sido de su partido, a través (así lo dijo uno de los diputados) de donaciones patrióticas a la fundación vinculada a CDC (si las ha hecho o no, debería aclararlo el día que comparezca).
Pues eso. No hablamos de una pequeña o mediana consultora ambiental, en la que un hijo del presidente ejerce de “técnico comercial con un grado menor de dirección” y que esporádicamente recibe encargos de la administración pública. Sino de que esta consultoría propiedad del señor Sumarroca hace unos estudios de impacto ambiental favorables a unas infraestructuras (canales de regadío, parques eólicos) que construye o incluso promueve el mismo señor través de otras empresas suyas, y gracias a los cuales pueden recibir el visto bueno de la administración, gobernada por el partido del que es cofundador y posiblemente benefactor. Y, para redondearlo, en el caso del mapa eólico, muchas de estas autorizaciones se concentran en los dos años anteriores al fin del momio, que es cuando otro hijo Pujol, hoy imputado por el caso de las ITV, era secretario general del departamento que otorgaba los permisos. De hecho, algunos parques eólicos se llegaron a autorizar pasadas las elecciones de noviembre 2003, ejerciendo CiU el gobierno provisional mientras Artur Mas y La Vanguardia intentaban a la desesperada que Carod-Rovira no se dejara seducir por los encantos de Maragall.
Los diputados de la comisión sólo le pudieron echar en cara a Pere Pujol el factor antiestético. Porque hoy por hoy poco más se puede hacer. Son cosas de hace 15 y 20 años pero se ve que hasta ahora no nos han parecido antiestéticas. Y Pere, sin perder la sonrisa, respondió que sí, que haciendo este relato muy bonito no queda, si bien vino a decir que esto era coger el rábano por las hojas y que de relatos se podían hacer muchos, aunque no llegó a precisar cuáles más.
El currículo profesional de Pere Pujol Ferrusola es abracadabrante. Cuando terminó la carrera pensó en ampliar estudios en una universidad de Estados Unidos, pero al final no lo hizo. Desde aquella decisión, lleva 21 años en una empresa sospechosa de recibir tratos de favor de la administración, y entre una y otra cosa pasó cerca de tres (1991-93) en otra consultoría ambiental, Eco-lógica, que se hundió en el famoso agujero del Priorat (aquel escándalo de malversación del consejo comarcal que motivó que Jordi Pujol en persona se desplazara hasta Falset sólo para abroncar al presidente y gerente que destaparon las tropelías). En el Parlament, Pere Pujol aseguró que, con los 26 añitos que entonces tenía, en Eco-lógica sólo hizo tareas estrictamente técnicas. Un buen amigo con muchos lazos en el Priorat, y que vivió muy de cerca aquella época, me comentaba ayer que eso no se lo cree ni él. Sería pues una pena que Jaume Figueras y Marc Escolà, receptores de aquella histórica reprimenda pujoliana, no tuvieran tiempo de comparecer en la comisión para aclarar este punto biográfico del hijo que trabaja para Entorn. Y para el entorno.