Los siete magníficos

Con el objetivo de liberarse de la tiranía de Calvera, jefe de una banda de malhechores, los habitantes de una aldea toman la decisión de contratar siete pistoleros para que los liberen de esta opresión. Los 'siete magníficos' aceptan el reto y elaboran un plan para capturar al bandido que, a pesar de su destreza, termina fracasando... A partir de ahí, que cada uno adapte como mejor le plazca el épico western de John Sturges, remake de “Los siete samuráis” de Akira Kurosawa, a la realidad catalana. Albiol al margen, casi todos coincidirán en otorgar el papel de Calvera a Mariano Rajoy y, si se me permite la simplicidad, el de Yul Brynner a Raül Romeva.

Profesor emérito de lambada

Si hace poco más de un año alguien hubiera dicho que Raül Romeva sería el candidato de una lista de confluencia con el presidente Artur Mas y el jefe de la oposición Oriol Junqueras de números 4 y 5 respectivamente, le habrían dicho que había perdido el juicio. Pero el proceso ha hecho que la política catalana sea de todo menos previsible. Romeva, hasta las últimas elecciones eurodiputado de Iniciativa per Catalunya, se ha convertido en el hombre de consenso entre Convergència y Esquerra. Se desconoce cuántos perecieron antes en la mesa de negociaciones.

Su currículum avala la elección: doctor en relaciones internacionales y licenciado en Ciencias Económicas. Su trayectoria profesional de la mano de la cultura de la paz. La militancia política comienza en 1989; en 2004 es elegido eurodiputado y se mantiene hasta 2014, cuando abandona Iniciativa por discrepancias con la dirección del partido por la tibieza independentista. Cuelga los hábitos políticos con la idea de apartarse, al menos durante un tiempo. Pero el retiro político le dura nada. Acaba estando en el lugar oportuno en el momento indicado y se convierte en el elegido. Por si todo ello fuera poco, Romeva ha sido nadador, bastoner, bailarín y profesor de lambada, y es casteller y escritor.

Bailarín del federalismo

A Miquel Iceta sólo le faltaba ser el candidato del PSC en las elecciones catalanas, y ya lo es. Antes, ha hecho todos los papeles del auca socialista y, a pesar de los diversos terremotos que han sacudido el partido, él es un perro viejo que sabe caer derecho. Quienes lo admiran, socialistas y/o foráneos, coinciden en elogiar su inteligencia, pillería y verbo apasionado. Se le ve capaz de vender arena en el desierto, y fe de Dios que lo que necesitan los socialistas ahora es un buen flautista de Hamelín, hábil con la flauta y en el encanto de masas.

Pero no parece que con la reconocida destreza del que llaman fontanero del PSC –se conoce todos los topes del partido en Nicaragua– baste para cambiar el hundimiento socialista. Las encuestas relegan a comparsa el papel de un partido que en 1999 y con Pasqual Maragall al frente tocó la cima, ganado las elecciones en votos pero no en escaños –a pesar de obtener 50. Desde entonces, el PSC no ha dejado de perder sábanas en cada colada.

Iceta, que esgrime como bandera electoral el federalismo, ha conseguido arañar sus instantes de gloria en una campaña difícil y diferente gracias a su desinhibición bailarina.

Un pívot contundente

El exjugador juvenil del Badalona, Xavier García Albiol, entró en política a los 23 años y ahora cumplirá 48. Aunque cuesta no verlo, aguantó sin hacer demasiado ruido calentando el banquillo del PP hasta alcanzar la preciada alcaldía de Badalona. A partir de aquí, este pívot contundente no ha dejado de encestar y, por ello, no ha dudado en usar siempre que le ha hecho falta un juego torpe, de codos y golpes bajos –discurso xenófobo. Pero Badalona no es Catalunya y, aunque todavía hay partido por disputar, las encuestas no le son nada favorables.

Cuando fue nombrado candidato del PP catalán, repitió hasta el agotamiento que él siempre ha sacado mejores resultados que sus predecesores. Alicia Sánchez-Camacho sacó 19 diputados en las elecciones de 2012; ahora las encuestas sitúan los populares en una horquilla 11-13 diputados. De lengua afilada, Albiol agota los últimos minutos de partido observando impotente el marcador adverso y la estrechez de una remontada.

El vecino desconocido

Aunque en vez de decir que es el gran desconocido de la campaña –podio que se disputa con Arrimadas–, Lluís Rabell ha ido alcanzando cierta popularidad, lo que es cierto es que este activista vecinal, traductor e intérprete, lucha por flotar en un mar lleno de políticos mediáticos. La foto de mil micrófonos apuntando a su mentor Pablo Iglesias y despreciándole a él, que es en realidad el candidato de Catalunya Sí que es Pot, ha hecho fortuna como resumen más o menos cruel de una terca realidad.

Rabell arrastra este hándicap y la ambigüedad de una coalición de izquierdas donde conviven independentistas y unionistas bajo el paraguas del derecho a decidir. Cansado de que lo señalen como independentista día sí y día también porque votó 'sí-sí' el 9-N, en uno de los debates a siete bandas, Rabell quiso dejar claro que lo hizo porque no había papeleta del “id al carajo”, que es lo que en realidad el cuerpo le pedía votar.

La chica que hay detrás de Rivera

La historia de Inés Arrimadas es como la de las grandes actrices que entraron en el mundo de la interpretación por casualidad: ¿cuántas veces no habremos oído el aderezado “acompañé a una amiga a un casting y me cogieron a mí”? Pues, a Arrimadas le pasó algo parecido: acompañó a una amiga a un mitin de Albert Rivera y quedó deslumbrada. Y esto ocurrió no hace demasiado, en 2011.

A partir de entonces, su crecimiento dentro de la formación ha sido meteórico: ya en las últimos elecciones catalanas (2012) ocupó el cuarto lugar de la lista, y ahora es la candidata. Nacida en Jerez de la Frontera, Arrimadas es licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas.

La principal virtud de Ciudadanos puede interpretarse a la vez como un defecto: la fuerza de su líder, Albert Rivera. Así, la sombra de este deviene alargada y cubre por completo la candidata. Lo curioso del caso es que los dos grandes desconocidos de esta campaña, ella y Rabell, se disputan quedar segundos y llevarse el liderato de la oposición.

Anticapitalista encorbatado

La CUP ha pasado de las camisetas reivindicativas del político revelación del pasado mandato, David Fernàndez, a la elegancia más clásica de las corbatas del aspirante Antonio Baños. Dicen que, salvo esta opción estética, el espíritu es el mismo. A diferencia del candidato Fernández, Baños no es un desconocido, pero la efervescencia adquirida estos pocos años por el primero puede condicionar al recién nacido político. De momento, Baños tensa de estilo propio, desenfadado pero riguroso, a la hora hacer frente al reto del relieve.

Periodista –como Fernàndez–, escritor, federalista desengañado y miembro de la plataforma independentista de castellanohablantes Súmate, Baños se define anticapitalista convencido. El hombre se ve capaz de llevar las riendas del caballo de Troya de las clases populares catalanas y, si nos fiamos de las encuestas, el animal irá bastante más lleno que en la anterior legislatura. También de acuerdo con las encuestas, las mujeres y hombres de Baños pueden convertirse en claves en el trajín del proceso independentista.

Paladín del 'seny'

Hasta hace nada, Ramon Espadaler era el fiel consejero de Interior del gobierno de Mas. De perfil discreto, el secretario general del comité de gobierno de UDC ha mantenido siempre leal al perpetuo e incombustible líder democristiano Josep Antoni Duran Lleida. La rotura con Convergència ha catapultado Espadaler a la candidatura de Unió en solitario.

Así, pronto se resolverá una de las incógnitas no resueltas más interpelada en la reciente historia de Catalunya: ¿qué fuerza tiene Unión sin Convergencia? De momento, las encuestas no le otorgan mucha robustez, pero Espadaler se aferra a las sensaciones de la calle para defender un resultado digno en las próximas elecciones. De momento, este licenciado en Geografía e Historia afiliado a Unió desde 1988 se ha autoproclamado paladín de 'seny' y autodenomina también como el heredero del espíritu de la vieja y ahora fraccionada CiU.