Oriol Pujol, 'el hijo del dueño'

Al final y a la corta, la última palabra será de un juez; a la larga, la historia remata, libera o ignora. El mismo Oriol Pujol y sus circunstancias han hecho descarrilar al heredero y promesa de la política catalana. Comparado con su progenitor, la magnitud histórica del cuestionado político es efímera y hay motivos suficientes para pensar que la historia elegirá ignorarlo. Ahora, el presente se debate entre quienes lo defienden elogiando la generosidad de la renuncia y quienes reiteran como un mantra que la presunta corruptela era anunciada. La verdad nos dice que Pujol Ferrusola abandona el escaño y la secretaría general de CDC dieciséis meses después de su imputación por las ITV y poco después de que la investigación haya salpicado su esposa. También se indica que lo hace para dilatar el proceso judicial y alejarlo de la resolución del otro proceso, el de la independencia de Catalunya.

La historia de las ITV se remonta a julio de 2012, cuando se hace público un informe de la Agencia Tributaria que le sitúa como “colaborador necesario” de una trama empresarial que pretendía arreglar concursos de concesión relacionados con las estaciones de la Inspección Técnica de Vehículos.

Quinto de los siete hijos del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y Marta Ferrusola, aunque estudió veterinaria, es el único que decidió seguir los pasos políticos del padre. Comenzó siendo jefe del gabinete técnico del Departamento de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya (1993-1996), director general de Asuntos Interdepartamentales del Departamento de la Presidencia (1996-1998) y de Relaciones con el Parlamento del Departamento de la Presidencia (1998-1999). Luego fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Barcelona (1999-2000), secretario general del Departamento de Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat de Catalunya (2000) y del Departamento de Trabajo, Industria, Comercio y Turismo (2002). También fue elegido diputado por Barcelona en las elecciones al Parlamento de Catalunya de 2003, 2006 y 2010. En 2007 fue nombrado portavoz de CiU en el Parlament y en 2010 presidente del grupo parlamentario. En el seno del Congreso de CDC celebrado en 2012, resultó elegido secretario general, hasta su renuncia.

'El hijo del dueño', como se le conoce a Convergencia, era el elegido para sustituir a Artur Mas al frente del partido nacionalista. La prejubilación forzada del soberanista obliga ahora a la formación nacionalista a resituar sus estrategias; todo ello a menos de cuatro meses de la fecha elegida para celebrar el referéndum de autodeterminación de Catalunya. Y, por si esto fuera poco, la desgracia en casa de los Pujol y Ferrusola no viene sola: coincidiendo con los problemas del heredero político, otros miembros de la poderosa familia se sitúan bajo sospecha judicial y/o mediática.

Él asegura que va dejándolo todo para no perjudicar en nada. Curiosa sentencia de alguien que, políticamente hablando, aspiraba a todo y se ha quedado, por ahora, sin nada.

Al final y a la corta, la última palabra será de un juez; a la larga, la historia remata, libera o ignora. El mismo Oriol Pujol y sus circunstancias han hecho descarrilar al heredero y promesa de la política catalana. Comparado con su progenitor, la magnitud histórica del cuestionado político es efímera y hay motivos suficientes para pensar que la historia elegirá ignorarlo. Ahora, el presente se debate entre quienes lo defienden elogiando la generosidad de la renuncia y quienes reiteran como un mantra que la presunta corruptela era anunciada. La verdad nos dice que Pujol Ferrusola abandona el escaño y la secretaría general de CDC dieciséis meses después de su imputación por las ITV y poco después de que la investigación haya salpicado su esposa. También se indica que lo hace para dilatar el proceso judicial y alejarlo de la resolución del otro proceso, el de la independencia de Catalunya.