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La lista al Congreso reabre la batalla entre los partidarios de Puigdemont y el PDeCAT

La vicepresidenta y presidente del PDeCAT, Míriam Nogueras y David Bonvehí

Arturo Puente

Si hay urnas a la vista, hay marejada entre las diferentes sensibilidades surgidas de la antigua Convergència. La convocatoria de elecciones Generales para el próximo 28 de abril ha reabierto la pugna entre JxCat, PDeCAT y la Crida, formaciones condenadas a entenderse pero que se miran con las espadas en alto desde hace tiempo. Ante la premura electoral, los partidarios del expresident Carles Puigdemont y los herederos de la formación nacionalista negociarán una lista común al Congreso en el momento de mayor distancia organizativa y estratégica.

Este lunes se reunieron, cada uno por su lado, tanto las direcciones de PDeCAT como la de la Crida de Puigdemont. Ambas preparaban las conversaciones que necesitan mantener sin dilación para confeccionar su lista. Con una campaña electoral que comenzará en apenas dos meses, no hay tiempo que perder. El presidente del PDeCAT, David Bonvehí, calculó este lunes en una semana el tiempo que podrían tardar en tener lista la negociación sobre el número uno de la lista y sobre el equilibro interno.

Bonvehí y los suyos han aceptado que Junts per Catalunya es una marca mucho más potente que la suya para la competición electoral. “La mejor solución”, consideró el líder del PDeCAT, es concurrir con “el espíritu y la fórmula de JxCat” a todas las elecciones. Pero la formación no está dispuesta a hacer más concesiones a cambio de nada. Los postconvergentes avisan de que no aceptarán ser dejados al margen de la sala de control de la candidatura y que negociarán número por número para colocar a sus candidatos.

El pulso que plantea el PDeCAT, que posee los derechos electorales heredaros de Convergència, tiene que ver con la experiencia sufrida en las elecciones del 21 de diciembre de 2017 al Parlament. Según expresan fuentes de la formación, en aquel momento el entorno de Puigdemont diseñó una candidatura a su gusto y pasando por encima de los intereses del PDeCAT, que además era quien ponía la infraestructura electoral, organizativa y económica. Hasta el punto de que ahora es JxCat quien controla los derechos económicos del grupo parlamentario que comparten. Pero esto no se repetirá, reiteran voces del partido.

Presos y moderados

Hasta el momento, lo único que ha funcionado como pegamento entre ambas formaciones son los presos, fieles a Puigdemont pero de larga trayectoria convergente y que, por eso, son reivindicados en ambas casas. Siendo así, colocar a uno de los enjuiciados en el número uno también al Congreso puede servir para rebajar la tensión entre las familias. Con todo, los partidarios de Puigdemont piensan en la vicepresidenta del PDeCAT y actual diputada Míriam Nogueras para repetir en Madrid, pese a que la política sonaba como alcaldable de su ciudad, Mataró.

El PDeCAT, por su parte, apuesta por tocar poco su equipo en el Congreso. La formación de Bonvehí cuenta en Madrid con un sector moderado muy mayoritario, liderado por Carles Campuzano y Jordi Xuclà. Pero para mantenerlos, el PDeCAT deberá de emplear a fondo toda su fuerza, habida cuenta de la opinión que mantienen algunas corrientes de JxCat sobre ambos. Entre los partidarios de Puigdemont cundió la sensación durante la moción de censura y, después, en el conato de negociación sobre los presupuestos, de que el PDeCAT en el Congreso jugaba contra sus intereses.

Congreso, antes que municipios y Europa

Debido a la urgencia, JxCat y el PDeCAT han priorizado la negociación sobre las elecciones al Congreso, sin haber cerrado aún las candidaturas municipales y europeas. Las conversaciones sobre Barcelona, de hecho, se vienen eternizando durante los últimos meses debido al choque entre las formaciones. La consellera de la Presidència y cara reconocible de JxCat, Elsa Artadi, ha manifestado que le hace “ilusión” formar tándem con Quim Forn, que es aceptado por todas las partes como alcaldable de JxCat. Con todo, el paso de la consellera aún no está decidido.

En Barcelona, la pugna viene algo más arriba en la lista. El PDeCAT aprieta para colocar a su candidata, Neus Munté, en el número tres, puesto que Artadi prefiere reservar a eventuales fichajes, dejándole a ella el cuatro. El resto de puestos, hasta los nueve que tienen ahora, son una batalla campal entre las formaciones que no acaban de resolver.

Y algo similar ha ocurrido con la candidatura a las europeas. El PDeCAT hizo hace meses una apuesta decidida por acudir a Bruselas en la coalición con el PNV, opción a la que los vascos pusieron condiciones. Ante eso, la corriente afín a Puigdemont, que guarda un recuerdo muy negativo de la intermediación hecha por el lehendakari Urkullu en octubre de 2017, puso distancia con esa alianza para Europa. Por el momento 

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