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La convocatoria de una declaración de Torra genera más incertidumbre sobre el futuro del Govern y sus Presupuestos

El president Torra junto a Aragonès, Torrent y el diputado Toni Morral

Arturo Puente / Neus Tomàs

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Oriol Junqueras presentó el último proyecto de presupuestos de la Generalitat hace más de tres años. La inestabilidad del Govern, el 155 y la falta de apoyos han impedido desde entonces que Catalunya apruebe unas nuevas cuentas. Este miércoles el vicepresident económico volverá a llevar la ley más importante al Parlament que, en principio, cuenta con una mayoría para aprobarlos, pero el Govern sigue sin tener la certeza de que vaya a salir adelante porque nadie sabe a ciencia cierta si el president de la Generalitat, Quim Torra, convocará elecciones antes de que se voten.

Torra anunció a última hora la convocatoria de una declaración institucional. Ésta se producirá este miércoles a las 12 de la mañana, antes de que el Govern dé luz verde a las cuentas. De este modo se traslada la hora del Consell Executiu, que pasa de celebrarse a las 9:30 de la mañana a las 15:00 horas de la tarde.

Tras el desgarro dentro del Govern y del bloque independentista que se produjo este lunes, cuando la Mesa y los funcionarios del Parlament ejecutaron la orden de la Junta Electoral y privaron a Torra de su escaño de diputado, ahora todo el Ejecutivo catalán está a la espera de las consecuencias que puedan derivarse. El equipo del president mantiene silencio, mientras éste medita entre diferentes salidas. “Lo que pasó el lunes es muy gordo y tendrá consecuencias”, indican fuentes del Palau de la Generalitat sin entrar en más detalles.

Torra tiene tres posibles escenarios sobre la mesa: convocar un anticipo electoral en las próximas semanas, evidenciar el malestar con ERC aunque sin echarlos del Govern o bien sacar adelante las cuentas y llamar entonces a las urnas.

Las elecciones inminentes eran una vía que este lunes tomó fuerza en las primeras reuniones tras el pleno, pero esta opción ha ido perdiendo peso según pasaban las horas. Tanto los presos independentistas de JxCat como Puigdemont han enviado señales a favor de la tregua. “Es muy triste vivir episodios como los de ayer desde prisión”, imploró Jordi Turull en el Parlament, “les ruego que aparquen el orgullo y recuperen la bandera de la unidad”. “Ayer para nosotros fue un día triste”, remachó Joaquim Forn, quien pidió “recuperar ”la misma unidad de acción que hizo posible el 1-O“.

Los encuentros del president con diferentes personas del entorno de JxCat se han sucedido desde el pleno del pasado lunes. La formación está dividida sobre cuál debería ser la decisión de Torra. Su círculo más personal le insiste en que debe dar un “golpe de autoridad”, pero otras voces con ascendente en el partido consideran que es mejor no dar pasos en falso, garantizar los Presupuestos y ganar tiempo para preparar las elecciones. Esta es la opción por la que apuestan algunos de los más cercanos a Puigdemont.

Fuentes próximas a Torra aseguran que el president ha mantenido algún contacto con ERC aunque los republicanos explican que no saben qué planes tienen sus socios de gobierno. Con todo, en el equipo del vicepresident sí están seguros de poder obtener el respaldo del conjunto del Govern al proyecto de presupuestos, para poder llevarlos de ahí al Parlament este mismo miércoles por la mañana.

La tramitación de las cuentas podría durar algo más de un mes. Algunos de los cercanos a Torra le han recomendando que, haga lo que haga, cuente con el tiempo suficiente para que la ley económica pueda aprobarse, una petición que ERC también hace suya. Los Presupuestos que ha elaborado Pere Aragonès fueron, de hecho, uno de los argumentos centrales con los que el president del Parlament, Roger Torrent, acabó comunicando a Torra que no podría votar en el pleno, para no “poner en peligro” los acuerdos de la Cámara.

Pero la aprobación de esta ley no es la única fecha marcada en rojo en el calendario del Govern. La Moncloa finalmente ha confirmado que el encuentro entre Pedro Sánchez y Torra tendrá lugar el jueves de la semana que viene en Barcelona. Debe servir como primera pieza de la mesa de negociación entre gobiernos en la que ERC ha puesto todas sus esperanzas. Pero, aunque haya sido una victoria republicana, JxCat también tiene cosas que ganar en esa negociación, comenzando por el reconocimiento de Madrid como interlocutor.

Otra fecha de importancia es la del 29 de febrero, cuando Carles Puigdemont celebrará su recién adquirida condición de diputado con un baño de masas en Perpinyà, la capital de la Francia catalanoparlante. Será la vez que más cerca de Catalunya esté el expresident desde que saliera en octubre de 2017 y, poder hacer un acto en aquel enclave, representará el broche de la victoria en su lucha por conseguir sentarse en el Parlamento Europeo. Si Torra es capaz de esperar, Perpinyà es un buen sitio donde comenzar una campaña para una formación como JxCat.

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