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Los bandazos de Quim Torra sobre el mediador y la mesa de diálogo con el Gobierno

Torra afirma que Sánchez se reunirá con él "lo más pronto posible"

Arturo Puente / Irene Castro

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Primero avisó a ERC de que la mesa de negociación con Sánchez no comprometía al Govern. Después exigió presidirla. Ante Pedro Sánchez aseguró que quería celebrarla “cuanto antes” y no le trasladó nada sobre el mediador pero, una semana después, puso freno al inicio de la negociación por considerar “imprescindible” que hubiera un árbitro. Este miércoles el president de la Generalitat, Quim Torra, optó por no responder a la propuesta del Gobierno central de reunirse el próximo lunes criticando que Pedro Sánchez haya elegido la fecha “de forma unilateral”, pero tras el enfado de Torra la fecha acordada para el encuentro es el miércoles 26.

La reacción del president de la Generalitat ante la oferta de la Moncloa es el último bandazo de la errática posición que Torra ha mantenido sobre el diálogo con Pedro Sánchez desde el principio. Unos cambios de parecer que han enervado a sus aliados en el Govern, pero que también han despistado a sus propios colaboradores del Palau de la Generalitat.

Esta semana altos cargos del Govern especulaban sobre la posibilidad de que el president acabase renunciando a participar en la mesa por no haber un mediador, aunque la reunión entre gobiernos se acabase celebrando de todas formas. En el entorno de la Presidència se mantienen herméticos sobre las intenciones de Torra o sobre qué opina sobre la fecha propuesta para el inicio de la negociación. Solo aseguran que el president ha nombrado ya a los miembros del “equipo técnico”, que debe preparar la reunión.

Por su parte, ERC también prefiere interferir lo menos posible. “Siempre dispuestos a negociar, que se pongan de acuerdo los gabinetes ya y no dilatamos. Pongámonos a trabajar”, aseguran fuentes republicanas, evitando azuzar el conflicto en el seno del Govern.

En el Gobierno tampoco entienden la reacción del Palau. Proponer una fecha “no es un órdago”, aseguran fuentes la Moncloa, “sino que apunta un interés en que funcione la mesa cuanto antes para trabajar ya en la solución del conflicto político en Catalunya”. Según estas mismas fuentes, los gabinetes de ambos presidentes siguen trabajando en los detalles de la reunión.

En el PSOE mantienen el optimismo y confían en que se acabe celebrando la reunión el próximo lunes. Los socialistas destacan además que la comunicación con ERC es fluida y comienza a haber un clima de entendimiento que puede hacer arrancar la mesa con buena disposición por ambas partes.

Un acuerdo como ofensa

Las diferencias entre JxCat y ERC han sido constantes desde el inicio de las conversaciones entre el PSOE y los republicanos para encarrilar la investidura de Sánchez, momento en el que apareció la posibilidad de establecer una mesa de negociación entre el gobierno catalán y el español. Una vez cerrado el pacto por el que finalmente Sánchez se comprometía a sentarse con el Govern, JxCat reaccionó como si constituyera una ofensa. “El acuerdo no me parece una muestra de lealtad ni de respeto ni hacia el Govern ni hacia el president de la Generalitat”, aseguró la líder de la formación, Laura Borràs.

El acuerdo entre socialistas y republicanos se conoció el penúltimo día del año, momento en el que el president tiene por costumbre enviar un mensaje a los catalanes. Dada la tesitura, Torra no evitó convertir su comparecencia navideña en un alegato contra el arreglo al que acababan de llegar sus socios. El president avisó entonces que “diálogo quiere decir contenidos concretos y compromiso de soluciones políticas y democráticas” y reclamó “no volver a caer en la trampa de engañarnos a nosotros mismos” porque, según indicó, sin autodeterminación “no hay diálogo honesto sino tan solo una voluntad de tapar agujeros con parches caducos”.

En paralelo el president llamaba a su vicepresident y líder de ERC, Pere Aragonès, a una reunión en el Palau para pedirle explicaciones sobre el acuerdo alcanzando con los socialistas. Según trasladó entonces Torra a su segundo, el Ejecutivo catalán no asumía como propio el pacto entre Esquerra y PSOE, por lo que la participación del Govern en la mesa de negociación quedaba en el aire.

Presidir la mesa y verse con Sánchez

Pero del rechazo total a la mesa obtenida por sus socios que Torra mostró durante los primeros días el president viró y puso sus propias condiciones para el diálogo al margen de ERC. La primera es que, como ya venía reclamando, la negociación debía de presidirla él mismo. La segunda era que, antes de que comenzara la mesa propiamente dicha, Sánchez debía aceptar verse con él en una reunión “de presidente a presidente”. Además el president exigía que las decisiones sobre la posición del Govern se tomaran en un foro de nueva creación al que invitó a los tres partidos independentistas y a las dos principales entidades soberanistas, la ANC y Òmnium Cultural.

Torra lograba así alargar los plazos y alejar el inicio de las conversaciones con Sánchez, dejando en papel mojado el compromiso obtenido por ERC de comenzar el diálogo 15 días después de la constitución del Gobierno central. Con todo, las condiciones requeridas por el president fueron cumpliéndose antes del final del mes de febrero.

Además, tras varios cruces de llamadas y un intenso trabajo de los gabinetes, la reunión presidencial acabó produciéndose en el Palau de la Generalitat entre Torra y Sánchez. Un encuentro en el que Torra ni siquiera planteó a su homólogo la necesidad de que hubiera un mediador, según explicó él mismo en la rueda de prensa posterior. Tampoco sobre la fecha expresó el líder de JxCat reticencias respecto a Sánchez, que acudió a Barcelona con la propuesta de celebrar la reunión durante el mes de febrero.

Cuando los periodistas preguntaron a Torra por su opinión sobre la horquilla temporal señalada por Sánchez para celebrar la mesa, el president aseguró: “Por nosotros no será, nosotros estamos de acuerdo con tener esta reunión lo antes posible y ojalá no hubiera costado tanto hacer el 'sit and talk' posible”.

Febrero “no fue un compromiso”

Las palabras de Torra cayeron en saco roto solo un día después, cuando el Parlament aprobó una propuesta de resolución a favor del mediador en la mesa de negociación. Un texto aprobado por los tres grupos independentistas y a la que el president se agarró para exigir una figura arbitral como condición indispensable para volver a sentarse con el Gobierno. Las nuevas condiciones reclamadas por Torra enervaron a ERC, para quien el mediador no es una condición que deba hundir la negociación antes de iniciarse.

Los republicanos exigieron el lunes a Torra y a Sánchez que convocaran la mesa para la próxima semana. “No podemos perder más tiempo para empezar a solucionar el conflicto político”, aseguró la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta. Por la tarde, el president volvió a convocar a los agentes independentistas a una reunión que según las fuentes consultadas volvió a ser estéril para lograr consensos más allá del de “autodeterminación y amnistía”.

Por fin, en la rueda de prensa que el Govern ofrece los martes tras su reunión semanal, la consellera portavoz Meritxell Budó acabó asegurando que Torra no se había comprometido con celebrar la mesa durante el mes de febrero, pese a que las palabras del jefe del Govern habían sido inequívocas en el sentido contrario. Budó recogía cable asegurando que “unos días arriba o abajo” no eran importantes cuando se trataba de lograr “mejores condiciones” para la mesa. “Si eso quiere decir que nos tenemos que esperar, nos esperaremos”, apostilló.

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