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Colau abre campaña en la Barceloneta cargando contra la “prepotencia” de Trias con los vecinos

Sin piedad. Ha sido comenzar la campaña electoral y elevar el tono de sus críticas contra el candidato de CiU, Xavier Trias, el alcalde que “ha regalado la ciudad a los grandes lobbies”. La cabeza de cartel de Barcelona en Comú, Ada Colau, ha declarado la guerra dialéctica a su principal adversario político consciente que sólo tiene quince días para movilizar el voto indeciso si quiere ser la primera alcaldesa de Barcelona. En el mitin de inicio de campaña celebrado este viernes en la plaza del mercado de la Barceloneta, Colau ha concentrado su artillería en la corrupción que presuntamente salpica a CiU y en la gestión de la ciudad enfocada a privatizar el espacio público y a aumentar las desigualdades.

El lugar elegido para dar el pistoletazo de la campaña ha sido la Barceloneta y la elección no ha sido casual. El barrio marítimo de Barcelona por excelencia se ha convertido en uno de los símbolos de la lucha vecinal contra el aumento de la pobreza y también contra un turismo masivo modelo fomentado por un gobierno municipal, según Colau, “ha dejado a un lado la gente” y ha actuado “con soberbia y arrogancia viendo a los vecinos como una molestia y una amenaza”. En su opinión, la construcción de un polémico puerto deportivo de lujo en el Port Vell o del Hotel Vela son dos claros ejemplos de para quién ha gobernado realmente Trias. “Ni ayudas al alquiler, ni apoyo al comerciante, ni ninguna acción para poner fin a las desigualdades en el barrio,” recordó ante un público entregado animado previamente por actuaciones musicales y las intervenciones de otros miembros de la candidatura.

La contundencia de los ataques de Colau a Trias deja entrever una campaña muy dura, centrada en obviar al resto de candidatos y a focalizar todas las críticas en la figura del candidato de CiU, representante, según Colau, de los que llevan el dinero a Andorra. “Barcelona en Comú ha venido a impedir que los gestores del 3% y del dinero en Andorra sigan mandando como unos señoritos en nuestra ciudad. La queremos demasiado como para dejarla en sus manos. Hemos venido a impedir que se construyan hoteles que sólo persiguen el afán especulativo como el Hotel del Palau o el Hotel del Deutsche Bank, a impedir que se saquee la sanidad pública como está pasando en el Hospital de Sant Pau o en el Hospital Clínic, a impedir sueldos de escándalo y dietas injustificadas. Desorden son cuatro años más de desigualdad y corrupción”, ha declarado.

Colau ha defendido su modelo de democracia participativa y, contraponiéndolo al modelo de Trias, ha garantizado que, de ganar, ejercerá de alcaldesa “de todos los ciudadanos y ciudadanas, de los 73 barrios de la ciudad, también la de los barrios que Trias ha olvidado y que son la mayoría”. En este sentido, la candidata de Barcelona en Comú ha reivindicado la ciudad como la capital del cambio, tanto en Cataluña como en Europa, que plante cara a los ataques del gobierno del PP contra el modelo de inmersión lingüística y contra la escuela pública. “Queremos el derecho a decidirlo todo. Ya no nos engañan con su teatro”, ha remarcado.

Pero para conseguir todo esto, hace falta primero ganar las elecciones. Ada Colau ha pedido prudencia ante los resultados de las encuestas que le otorgan una victoria ajustada por delante de CiU y ha hecho un llamamiento a la movilización para convencer a los indecisos. “Depende únicamente de nosotros hacer correr la voz, extender el run-run y convencer para vencer”, ha asegurado entre aplausos y gritos de “ganaremos”.

De hecho, la movilización del voto abstencionista es el gran reto que encara la candidatura de Colau y el barrio de la Barcelona es un buen ejemplo de ello. Forma parte de Ciutat Vella, un distrito muy castigado por la invasión turística de los últimos años y con la abstención más alta obtenida en los comicios de hace cuatro años, un 58%. En la Barceloneta siempre han ganado los socialistas, a pesar de que desde las elecciones municipales del 2007 la caída del PSC ha sido imparable. Del 16% de los votos conseguidos hace doce años, los socialistas pasaron al 9,7% en las elecciones del 22 de mayo de 2011. La fuga del voto socialista ha ido a parar, mayoritariamente, a la abstención y es aquí dónde Colau busca la llave de su potencial victoria.