“No vamos en igualdad de condiciones”, ha asumido este martes ERC en el acto de presentación de su lista a las elecciones del 21D. Casi un mes después de que se dictase la prisión provisional para Oriol Junqueras y otros tres de sus candidatos, los republicanos calculan que su encierro les resta votos: No solo les deja sin algunos de sus principales activos en la campaña sino que les marcan el paso desde los juzgados.
A la prisión de Junqueras, Romeva, Mundó y Bassa se añade el constante goteo de informes de la Guardia Civil sobre la actuación de diferentes nombres propios del partido, tanto en los meses previos al referéndum del 1 de octubre como durante la legislatura. Hasta el momento varias conversaciones telefónicas y vía mail se han filtrado a la prensa, de las que se desprenden dudas sobre la independencia o discrepancias en la gestión del proceso. En ERC cuentan con que esto continúe hasta el mismo día de las elecciones.
Esto, en el mejor de los casos. Porque en el partido ya no se descarta que el Tribunal Supremo pueda acabar imputando a Marta Rovira, quien ha cogido el relevo de Junqueras como presidenciable. Un informe de la Guardia Civil la señala como una de las principales organizadoras del referéndum, lo que la pone en el objetivo de la Fiscalía. “Hay candidaturas a las que la Guardia Civil no les hace informes”, se ha quejado la propia Rovira, que sin embargo ha asegurado que los suyos no están “abatidos” sino dispuestos a ganar.
Más allá del abatimiento o no por la encarcelación de sus compañeros de lista, lo cierto es que, para su campaña, los republicanos tienen una clara desventaja en el hecho de que su primer espada, Junqueras, esté en la prisión de Estremera, mientras que Carles Puigdemont se encuentra en el extranjero y reclamado por la justicia española, pero en libertad.
Competencia con la lista de Puigdemont
La actuación pública del número uno de ERC se ha limitado, por fuerza, a publicar artículos en diferentes medios y a enviar mensajes por medio de cartas o terceras personas. Mientras, la campaña de Puigdemont se presenta de corte presidencialista, con presencia constante del president cesado en redes sociales, entrevistas con medios internacionales y participación en los actos de candidatura vía video.
La buena acogida de la lista de Puigdemont tanto entre la militancia independentista como en las encuestas ha sido el factor que ha acabado tirando a la baja las expectativas de ERC. Los de Junqueras llegaron a octubre considerando asegurados los 40 diputados y viéndose, incluso en los 45. Pero un mes después en el partido ya ponen el listón en los 35, en vista de que el PDeCAT, con la fórmula Puigdemont, parece competente para irse a los 25.
Con todo, ERC confía en la fuerza de su marca, y en este hecho reside una de las principales diferencias con el PDeCAT. En la lista exconvergente la ocultación de las siglas ha llegado al punto de que ninguno de los líderes del PDeCAT han asistido este martes a la presentación de la candidatura. ERC, en cambio, vive aliviada que a diferencia de 2015 en estas elecciones puede competir con sus colores.
Objetivo principal: salir de prisión
La estrategia de defensa de varios de los encarcelados siempre asumió su cese como consellers y la aplicación del 155. Los propios recursos presentados por sus abogados inciden en el hecho de que no incurrieron en actividad ejecutiva tras la intervención de la Generalitat, lo que debe entenderse como una aceptación de su situación. Este martes Junqueras y los suyos han incidido en esta línea, dirigiendo un escrito al Supremo en el que aseguran aceptar el 155 de forma expresa.
El objetivo principal del partido es sacar a Junqueras y los demás presos al precio que cueste, asumiendo el desgaste en imagen que una posible reculada en su mensaje pueda suponer. Esta es una de las razones por la que los gestos de unilateralidad relativos a la independencia se dan por descartados en el programa republicano, que aún está en fase de elaboración.