La Fiscalía de Barcelona investiga por calumnias a la mujer herida el 1-O que se querelló contra la Policía Nacional por retorcerle los dedos y tocarle los pechos. En un escrito remitido al juez que investiga las cargas policiales del 1-O en Barcelona, ante el que la herida denunció a la Policía, el fiscal solicita al magistrado una copia de la querella presentada por M.T. por los delitos de lesiones y contra la integridad moral.
El objeto de la solicitud, detalla el fiscal en el escrito al que ha accedido este diario, es “comprobar la veracidad o falsedad de los hechos” denunciados por la mujer en el marco de la investigación abierta por el ministerio público “por posible delito de calumnias”. Con este objetivo, el fiscal contra los delitos de odio, Miguel Ángel Aguilar, pide al titular del juzgado de instrucción 7 de Barcelona una copia de la declaración judicial de la herida en caso de que se hubiera producido.
El juez Francisco Miralles ya ha respondido al fiscal, aportándole la copia de la querella presentada por la herida. El magistrado ha añadido que ni M.T. ni ningún otro querellante ha declarado todavía. Fuentes judiciales han precisado que, a día de hoy, la instrucción del caso todavía está pendiente de completar el trámite de ofrecimiento general de acciones penales que hizo el magistrado a todos los heridos, incluidos los que no denunciaron. Los más de 200 lesionados que sí lo hicieron, además, van acudiendo al juzgado a ratificar sus denuncias.
El fiscal, en el marco de su investigación por calumnias, ha pedido también al magistrado que le entregue una copia del informe presentado por el “servicio de atención a víctimas de agresiones policiales durante el 1 de octubre” del Ayuntamiento de Barcelona. El testimonio de M.T. y otras heridas en el instituto Pau Claris llevó al Ayuntamiento a concluir que en este centro “el trato de los agentes con las mujeres fue especialmente vejatorio, con tirones en el pelo o empujones escaleras abajo”.
En su querella, M.T., acusó a un agente antidisturbios de la Policía de retorcerle “fuertemente” y de “crujir” todos los dedos de su mano izquierda, lanzarla por las escaleras del instituto y tocarle los pechos “con clara actitud de menosprecio hacia la integridad física y moral” de la mujer.
A las pocas horas de la actuación policial, M.T. grabó un audio que se convirtió en viral, en el que aseguró que los agentes le habían roto los dedos de la mano. Posteriormente acudió a la televisión para matizarlo. “En aquel momento me hizo mucho daño el golpe y dije que me habían roto los dedos porque es lo primero que te viene cuanto estás en esa situación”, explicó. En el parte médico que acompañaba la querella, se concretaba que una de las lesiones era una capsulitis sin fractura ósea en tres dedos de la mano izquierda.
“La actuación policial tuvo la clara voluntad de vejar, degradar, menospreciar y humillar gravemente, cogiendo [a la mujer] por los pechos con clara connotación de agresión sexual en una posición de superioridad física y siendo absolutamente innecesario actuar de esta manera”, sostiene la querella.
El juez que llamó “terroristas uniformados” a la Policía
Por otro lado, fuentes judiciales han informado que la Fiscalía ha abierto diligencias y ha pedido documentación en relación al incendiario mensaje en un chat de magistrados del juez de lo contencioso administrativo de Barcelona Federico Vidal Grases, que llamó “terroristas uniformados” a la Policía por su actuación el 1-O.
Al salir a la luz el mensaje del juez, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) le abrió un expediente disciplinario, y envió el caso a la Fiscalía Superior de Catalunya, que a su vez lo ha remitido a la Fiscalía de Barcelona. Desde hace quince días, el ministerio público investiga al juez en el terreno penal.