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El Govern traslada a la CUP que la cuestión de confianza de Puigdemont “no se negocia”

A un mes y medio de la cuestión de confianza a la que se someterá el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, los contactos del Ejecutivo catalán con la CUP no llegan ni a la categoría de incipientes. La consellera de Presidencia y portavoz del Govern, Neus Munté, ha advertido este miércoles que no piensa “negociar” con la CUP su confianza en el president. Además, Munté ha postergado hasta finales de agosto o principios de septiembre la reunión que los anticapitalistas vienen pidiendo desde el mes de junio para abordar el examen parlamentario de Puigdemont.

Las diferencias entre los antiguos socios independentistas versan sobre los presupuestos y la hoja de ruta independentista. La CUP quiere desligar la cuestión de confianza de las cuentas del 2017, que el Govern ya ha empezado a preparar. Por contra, el Ejecutivo entiende que sin el aval de la CUP al presupuesto no tiene sentido que Puigdemont se presente a la cuestión de confianza.

En este sentido, Munté ha insistido en que hay que vincular “claramente” el apoyo a Puigdemont en la cuestión de confianza con el aval a los presupuestos de la Generalitat para el año que viene, por lo que ha pedido a la CUP que “facilite el trabajo del primer gobierno independentista que tiene Catalunya”.

Por otro lado, la CUP quiere incluir en el plan independentista el llamado referéndum unilateral de independencia (RUI). Si Puigdemont accede a esta petición y deja de lado los presupuestos, el apoyo de los anticapitalistas a la cuestión de confianza sería casi automático: el RUI es un mandato de la asamblea nacional que la CUP celebró en mayo, por lo que no serían necesarias reuniones cupaires extraordinarias en tiempo de descuento de negociación para avalarlo. Pero no todas las familias convergentes, ahora bajo las siglas de Partit Demòcrata Català (PDC), ven con buenos ojos avanzar en un plan unilateral y desobedecer al Tribunal Constitucional.

Munté ha querido ser tajante a la hora de dejar claro que el Govern no se dejará doblegar por las condiciones que imponga la CUP para dar apoyo a Puigdemont. “La confianza no se negocia, la confianza se tiene o no se tiene. Se negocian unos Presupuestos, unas leyes, los debates de investidura, pero la confianza no se negocia”, ha subrayado en declaraciones a Rac-1.

Para mostrar que es el Govern y no la CUP quien marca los tempos, Munté ha postergado la reunión con los anticapitalistas a “la última semana de agosto o la primera de septiembre”. Una actitud opuesta a la de los cupaires, que tanto en público como en privado trasladan desde finales de junio la voluntad de negociar ya con Puigdemont la cuestión de confianza. La intención de la CUP era dejar encarrilada la negociación antes de las vacaciones, y de paso intentar cerrar la división interna que ha aflorado debido a la alianza con Junts pel Sí.

Munté también ha dicho que no le “parece de recibo” que la CUP “quiera marcar el ritmo o condicionar una cuestión de confianza” convocada por Puigdemont después de que los anticapitalistas no hayan “respetado los acuerdos firmados” a principios de legislatura para dar estabilidad al Govern.