Las izquierdas soberanistas tantean por primera vez puntos de encuentro en Sant Boi

El significado de la Diada del 11 de septiembre ha mutado a lo largo del tiempo. De fecha de “renacimiento” de la identidad cultural catalana en el XIX se transformó durante la transición en reivindicación trabajadora, a la vez social y nacional, y frecuentemente con acento andaluz. Posteriormente, desde los albores del proceso soberanista, las diadas se han convertido en las mayores muestras de fuerza en la calle del independentismo. Este año, además, el 11-S dejará ver los diferentes perfiles del soberanismo y catalanismo en liza, con hasta cuatro actos.

Pero, dos días antes de la fecha central de la política catalana, Sant Boi ha albergado este viernes una previa de alto voltaje. Las diferentes izquierdas soberanistas se han encontrado en la localidad del Llobregat, en un acto en recuerdo de la primera manifestación de la Diada tras la muerte de Franco, hace ahora 40 años. Con esta excusa, representantes de las principales centrales sindicales y las primeras figuras de ERC, CUP y Podem han dibujado los contornos de un amplio espacio político, con una tradición entrelazada y quién sabe si un proyecto conjunto para el futuro.

A esas posibilidades de futuro se ha referido el secretario general de Podem, Albano-Dante Fachin. Tras criticar “algunas hojas de ruta que parecen creadas para apuntalar algunos poderes”, en referencia a la llamada “hoja de ruta” de JxSí, el diputado ha hecho una invitación “a encontrarnos”. Oriol Junqueras escuchaba la invitación desde su asiento.

“No, no tenemos en la cabeza ningún tripartito”, negaba tajantemente la diputada de la CUP, Anna Gabriel. La cupaire ha pinchado así un globo que lleva días planeando sobre el acto. En la conmemoración de los 40 años de la primera manifestación de la Diada desde la República algunos han querido ver el recuerdo de otra fecha más reciente: el 14 de diciembre de 2003, cuando se firmó el acuerdo del primer tripartit entre PSC, ICV-EUiA y ERC. La propia coordinadora del Partit Demòcrata, Marta Pascal, se refirió esta semana al acto para advertir sobre la “tentación de un tercer tripartit”, marcando límites sus socios de ERC en el Govern.

Más allá de los anhelos y traumas que la cita ha despertado, los tres protagonistas políticos del acto han dejado claro en sus intervenciones que, por mucho que puedan sentirse interpeladas en una tradición política común, la unidad efectiva es, cuanto menos, difícil. Mientras Fachin ha reivindicado el ejercicio de la soberanía mediante “los vínculos fraternales con el resto de pueblos del Estado”, Gabriel ha cargado contra quienes “hoy dicen es más conveniente el pacto o la espera” y ha abogado por un “referéndum de autodeterminación vinculante”. Junqueras, en la misma línea, ha asegurado que “nunca pediremos permiso para decidir nuestro futuro”. Base común en la soberanía, pero planteamientos divergentes sobre cómo ejercerla.

Las diferencias no solo se han dejado ver en terreno nacional. Gabriel se ha engargado de enfriar una posible imagen de unidad entre las fuerzas de izquierdas cargado contra un capitalismo que, a su entender, hace “que parezca normal que demos dinero a escuelas del Opus Dei”. La frase era lanzada contra ERC, que votó en contra de una moción que reclamaba retirar los conciertos con las escuelas que segregan por sexo.

El cerca del millar de asistentes ha saludado a los intervinientes con una inusual ensalada de consignas que mezclaba el “i-inde-independencia” con el “sí se puede” y, entre todo ello, los ecos de la histórica manifestación del 11 de septiembre del 76 en la plaza Catalunya de Sant Boi. Aquellos gritos han constituido este viernes el imaginario común, pero también han estado presentes de forma física gracias a un audio proyectado desde los altavoces del escenario. Las voces de hace 40 años traían al presente uno de los momentos cruciales de la transición en Catalunya, cuando el catalanismo popular mostró por primera vez una colosal capacidad de convocatoria que sorprendió a todos y fijó el lema de “Libertad, amnistía y Estatut de autonomía” como hoja de ruta de la recuperación de la democracia.

En un clima político muy diferente al de entonces pero también tocado por la excepcionalidad, las fuerzas soberanistas de izquierdas han ensayado en Sant Boi las posibilidades de una unidad que parece compleja. El próximo domingo volverán a hacerlo, pero también volverán a mostrar diferencias, con hasta tres actos diferentes y distantes. El primero, por la mañana y de nuevo en Sant Boi, convocado por el espacio político de En Comú. Otro, el tradicional en Barcelona de la izquierda independentista. Y el tercero, la gran manifestación por la República catalana convocada por la ANC y Òmnium, a la que asistirán las tres fuerzas representadas este viernes, junto a muchas otras.

Paralelismos y diferencias con 1976, tímida búsqueda de la unidad, sin renunciar a la disputa por el relato y a la crítica a lo que pudo ser y no fue. Si esta Diada puede augurar un matrimonio entre las diferentes fuerzas de la izquierda soberanista, el acto de este viernes en Sant Boi como mucho puede calificarse del primer cruce de mensajes en Tinder.