Filósofo, investigador en la universidad de Princeton, periodista ocasional y tertuliano de gran influencia en el independentismo. Este es el resumen del currículum de Jordi Graupera, el independiente que este martes se lanzará a la carrera por la alcaldía de Barcelona con una apuesta que, antes de formularse, ya ha sacudido el mapa para las municipales: unas primarias de todo el independentismo para conformar una candidatura conjunta que se enfrente a Ada Colau.
Graupera ofrecerá este martes la conferencia en la que explicará su proyecto de primarias con la esperanza de que las formaciones independentistas, sobre todo ERC y PDeCAT, se sumen. No oculta que su deseo es presentar candidatura a este proceso previo, con el objetivo de ganarlo y de ser el cabeza de lista del independentismo a la alcaldía de Barcelona. Pero los partidos se muestran de entrada reticentes, ya que ERC ha proclamado a su candidato, Alfred Bosch, y el PDeCAT está en plenas primarias para hacer lo propio.
La llegada del filósofo a la primera línea política con un proyecto de unidad que les interpela ha obligado a las dos formaciones a revisar sus candidaturas. Más aún cuando JxCat y el PDeCAT están en medio de un rifirrafe interno por el liderazgo del espacio independentista del centroderecha. La exconsellera Neus Munté es la candidata mejor posicionada del PDeCAT para suceder a Xavier Trias en la lista de la antigua Convergència, pero Carles Puigdemont, desde Bruselas, podría tener otros planes.
Por esta razón en las últimas semanas se ha dado toda una carrera entre PDeCAT, JxCat, otras formaciones e incluso particulares para registrar las marcas locales de “Junts per”. También algunos diputados independientes de JxCat en el Parlament han hecho movimientos para organizarse fuera de las siglas del PDeCAT, en forma de asociación. El surgimiento de la propuesta de las primarias conjuntas de todo el bloque independentista abre un nuevo frente entre Puigdemont y su partido.
Por su parte, el entorno de Graupera asegura que su propuesta está fuera de este tipo de disputas internas y que se lleva fraguando meses. Con todo, el independiente fue recibido por Puigdemont el pasado jueves en su domicilio de Waterloo, en Bélgica. Aunque el contenido de la reunión no ha trascendido, el president cesado no ha dado ningún aval público al aspirante. El filósofo afirmó además que también se había reunido en fechas recientes con los principales líderes independentistas en libertad, y que había remitido el contenido de su conferencia a los encarcelados.
Tanto ERC como la CUP son abiertamente reticentes a los planes de Graupera. Sobre todo desde Esquerra, que ven en el movimiento un nuevo intento de “pinza” desde el entorno postconvergente para camuflar sus malas expectativas electorales, como en 2015 ocurriera con la candidatura de JxSí para el Parlament. Según afirman en la formación republicana, el efecto seguro de la irrupción de Graupera, tanto si va con PDeCAT o JxCat como si acaba acudiendo en solitario, es que dispersará el voto independentista y pondrá más difícil que ERC gane a Colau, algo que las últimas encuestas no descartaban.
La falta de entusiasmo, cuando no desazón, con la que los partidos independentistas han recibido la llegada de Graupera tiene que ver con su proyección. Aunque independiente, el filósofo es un habitual de los medios catalanes y bien conocido entre el votante independentista. Está bien conectado con la tradicional élite nacionalista catalana y tiene tablas ante los medios. Mantiene además una estrecha relación con la formación Demòcrates de Catalunya, la escisión independentista de Unió, que podrían disfrutar de espacios mediáticos y adelantos de la subvención electoral gracias a que obtuvieron un concejal en las pasadas elecciones.
En su contra tiene, en cambio, haber residido fuera de la ciudad que querría gobernar durante al menos los últimos 6 años, periodo en el que ha vivido en Estados Unidos. Además, su imagen de externo a los partidos (pese a que en su adolescencia militó en la organización juvenil de Convergència), hace recelar a las formaciones que, precisamente, necesita convencer para unas primarias conjuntas.