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“Si JxCat y ERC quieren nuestros votos tendrán que concretar cómo romper con el Estado español”

El concejal Lluc Salellas (Girona, 1984) ha entrado este febrero a formar parte del Secretariado Nacional de la CUP, el órgano ejecutivo de la formación. Este Secretariado, junto con las asambleas territoriales, fue el encargado de decidir el pasado sábado que sus cuatro diputados se abstendrían en la investidura de Jordi Sànchez, en vista de la propuesta trasladada por JxCat y ERC. Este jueves, sin embargo, los partidos les remitieron otra, que los anticapitalistas aún no han entrado a valorar. No parecen tener prisa. “El debate volverá a abrirse solo si creemos que la propuesta es sustancialmente diferente de la anterior”, explica Salellas.

La posición del cupero es clara: si quieren sus cuatro votos deberán implementar la República. Si no, JxCat y ERC deberán apañárselas para que sus 66 diputados puedan emitir 66 votos, bien saltándose el reglamento o bien haciendo dimitir a Carles Puigdemont y Toni Comín.

JxCat y ERC les remitieron este jueves el acuerdo de investidura. ¿Va más en la línea de lo que pide la CUP que el anterior?

Recibimos la propuesta el día de la huelga feminista y hemos empezado a estudiarla este viernes. [Horas después de hacer esta entrevista la CUP emitió un primer posicionamiento en el que aseguró que detectaba “carencias importantes” en el documento]. La primera propuesta ya la valoramos en su momento, entendiendo que no servía para un proyecto republicano y social. Ahora tenemos que ver si esta segunda propuesta tiene avances respecto al anterior, si pone en el horizonte a la República catalana y si sirve para recuperar las soberanías que hemos perdido.

La CUP decidió la semana pasada dar 4 abstenciones la investidura de Sánchez. ¿Es una posición que puede cambiar?

La CUP tiene sus formas y sus ritmos de hacer política y eso pasa por debatirlo todo entre todos. Ahora bien, el debate volverá a abrirse solo si creemos que la propuesta es sustancialmente diferente de la anterior. Si se mueve en los mismos parámetros, mantendremos las cuatro abstenciones. No son votos que quieran bloquear nada, son abstenciones que significan que si los otros partidos utilizasen sus 66 diputados lo podrían sacar adelante. Si la Mesa del Parlament permite a Puigdemont y Comín votar, no nos necesitan para investir.

Para cambiar esas abstenciones en votos afirmativos, ¿qué reclaman?

Si quieren nuestros votos tendrán que poner sobre la mesa un programa nítidamente republicano, nítidamente social y que concrete como llevar a cabo la ruptura con el Estado español.

¿La idea de la CUP es acabar entrando a negociar puntos concretos, o la decisión es sobre comprar el paquete completo?

Estamos buscando en el acuerdo de JxCat y ERC unas líneas generales que, de momento, no hemos encontrado. Si pensamos que puede llegar a tenerlas, haremos contrapropuestas concretas. Pero de entrada tiene que haber un punto global de filosofía, de hacia donde se va. Sin eso, no se puede hablar de cómo se aterriza en propuestas concretas.

Sin embargo algunas de esas propuestas concretas pueden ser el piloto sobre si se va en la línea que la CUP pide o no. Por ejemplo, el proceso constituyente. ¿El modelo propuesto en la última propuesta le convence?

Quisiéramos que el proceso constituyente se entendiese no solo como un debate ciudadano, que es muy importante y un elemento de empoderamiento, sino que además tuviese una translación al Parlament. Y también en un espacio de refrendo, como fue el 1 de octubre. Pero otro elemento esencial es qué tipo de políticas públicas planteamos. Se ha demostrado que necesitamos una administración pública fuerte y con políticas propias para sacar adelante cualquier reto de país. No podemos dejarlo todo en manos de empresas que después te hacen boicot o se marchan cuando tomas decisiones. Y por último, creo que es muy importante que pensemos en el papel estratégico de la movilización, el único elemento que ha puesto en jaque al Estado y que ha resistido cuando las instituciones caían.

Se especula con que el candidato a la investidura ahora podría ser Turull. ¿Mejoraría o empeoraría la posición de la CUP?

Nos hemos cansado de repetir que para nosotros no es importante el quién sino el qué y el cómo. Ahora bien, para nosotros cuanto más progresista o de izquierdas sea el candidato, más cómodos nos sentiríamos. Esto es innegable, teniendo en cuenta que lo más importante no es eso.

Hay quien puede pensar que lo que buscan es que Puigdemont y Comín dejen el acta, de forma que con los votos de JxCat y ERC el bloque independentista tenga suficiente para gobernar, y así evitar la presión que sufrieron la legislatura pasada, cuando sus votos eran decisivos.

No, el planteamiento no es este. La idea es que aquí hay unos resultados electorales, que dan 66 diputados entre JxCat y ERC, que es lo que les ha dado el pueblo de Catalunya en unas elecciones. Por tanto no tiene sentido que no tengan 66 votos. Es realmente contradictorio que teniendo mayoría en la Mesa se hagan un veto a sí mismos a disponer de sus propios votos. Dicho esto, nosotros como CUP, cuanto más espacio de incidencia mejor, pondremos toda nuestra fuerza en aportar todo nuestro programa político, como hemos hecho hasta ahora.

Ahora ponen mucho el foco en un multirreferéndum, aunque es probable que acabara o bien siendo un 9-N o bien prohibido. ¿Merece la pena otro proceso refrendario?

Si lo hacemos es para que lo que votamos se materialice. Por lo tanto lo que hay que hacer es no engañar a la ciudadanía durante el proceso. Pensemos bien lo que vamos a hacer, tengamos claro que si queremos aplicar según qué, implicará que no se puede repetir el planteamiento de los días posteriores al 1 o al 27 de octubre. Deberá ser distinto. Hemos de tener claro que quizás tendremos que poner el cuerpo más de un día, o hacer una movilización más clara para aplicar lo decidido. Y, como CUP, no decimos que esto deba ser en ocho meses o un año, no ponemos límite estricto, debemos pensar bien la estructura para que tenga sentido y que al final no haya una frustración política.

Puigdemont en Rac1 dijo que había sido un error no declarar la independencia el día 10 de octubre. Esto es lo que pedía la CUP pero, visto en retrospectiva, ¿hubiera cambiado mucho el escenario?

Es diferente ir el día 2 de octubre a un escenario de negociación, en el que te planteas ir a hablar con emisarios europeos para encontrar vías, que hacerlo el día 27 de octubre, tras 25 días en los que has intentado convocar elecciones, no lo has hecho, no firmas nada [en referencia a la DUI], nadie se la cree… No es lo mismo esto que del 1 al 10 de octubre encerrarte en un despacho para intentarlo, con Òmnium, la ANC y los CDR, y jugar la batalla. ¿Que puede que te aplicaran igualmente el 155? Quizás sí. Pero quizás estaríamos en otro escenario y habrían pasado otras cosas aprovechables como capital político.

¿Qué hubiera dicho Lluc Salellas en una reunión como la que plantea con Òmnium, ANC y los partidos? ¿Qué habría propuesto?

Que cada conselleria hiciera dos o tres decretos básicos de la República catalana, firmados el mismo día por los consellers, sobre derechos fundamentales. Algún gesto simbólico como la retirada de la bandera española del Parlament y la Generalitat, y que la ANC y Òmnium se prepararan para bloquear el país durante tres o cuatro días.

Una sedición de verdad.

Eso creo que había que hacer, sí. Teníamos el capital político. El día 3 de octubre fue la manifestación más bestia que he visto, más que cualquier Diada. La gente te decía que era el momento.

Pasado aquello, cuando la CUP pide ahora implementar la República, ¿a qué se refiere? Ahora que ya no hay conselleries para firmar decretos. ¿Hay que pasar antes por la restitución autonómica?

Una parte del republicanismo cree que si hacemos un Govern normalillo, que no grite mucho, Rajoy y Montoro levantarán el 135 y el 155 y podremos hacer políticas sociales para ensanchar la base. Esta es la lógica que sigue una parte del republicanismo, pero nosotros no lo creemos. Creemos que hay que construir un Govern que todas las políticas que haga sean de máximos, como si fuera una República, entendiendo que del 1-O sale el mandato que lo legitima. Que haga políticas que hasta ahora entendíamos que solo se podían hacer desde el Estado. Y tirarlas adelante, en colaboración con el tejido social que se ha constituido. Esto es hacer República.

Puede que haya más encarcelamientos, siguiendo esta vía.

Puede, pero no entendemos a qué viene plantear otro escenario. ¿A poder respirar? Es legítimo y tenemos que hacerlo todos. ¿Pero después de qué se trata? ¿De ocupar cargos y controlar la Administración? Es necesario, pero sin nada más no lo compartimos. Somos conscientes que no implementaremos la República de un día para otro, y que la vía insurreccional y el levantamiento popular no pasarán, pero entre esto y que no pase nada y tranquilidad durante dos años, pedimos seguir la vía unilateral, usar la calle, sostener ciertas leyes y propuestas nítidamente soberanas y de recuperación de poder público.

Hay quien pensará que la CUP está intentando forzar elecciones. ¿Cree que cambiaría algo con unas elecciones?

Lo que queremos es que esto arranque y podamos hacer políticas republicanas lo más rápido posible. Si hay elecciones, iremos, no nos dan miedo. Pero lo más probable es que el escenario varíe poco.

ERC y la CUP suman más votos que JxCat. Dentro del bloque independentista, por lo tanto, hay mayoría de izquierdas. ¿Tendría lógica buscar un candidato de izquierdas?

Es interesante lo de la mayoría de izquierdas. Especialmente cuando planteamos un tipo de políticas públicas y sociales: banca pública, vivienda, sanidad, leyes que sean claramente sociales. Esperemos que ERC haya jugado a esto en el acuerdo, porque sabe que somos mayoritarios. Respecto al candidato, ERC no nos ha hecho ninguna propuesta estos meses. Ni una.

¿Les hubiera gustado?

Seguramente, sí. Hubiera enriquecido el debate. En su momento, Puigdemont era el candidato legítimo, no había debate. Pero cuando acuerdan que ya no lo es, y salen nombres, ERC a través de la prensa hace algunos movimientos, pero a nosotros no nos traslada ninguna propuesta. Nos hubiera gustado, pero no ha sido así.