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La CUP decide presentarse por primera vez a unas generales “por la amnistía y la autodeterminación”
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La CUP ha presentado por primera vez una candidatura al Congreso de los Diputados. Mireia Vehí (Vilafant, 1985) es la encargada de pilotar una lista que nace fruto de la excepcionalidad del momento que se vive tanto dentro de Catalunya como en el conjunto de España, en la que se combina la agitación social por la sentencias contra los líderes independentistas con las cuartas elecciones generales en cuatro años.
La cabeza de lista de los independentistas anticapitalistas asegura que no van a Madrid a hacer de “de buenos diputados” sino a explorar el hackeo como “la única opción factible”. Curtidos durante décadas en el municipalismo y, desde hace siete años, en el Parlament catalán, la CUP quiere demostrar ahora en su salto al Congreso que hasta que en Catalunya “no haya una solución democrática, el Estado no será gobernable”.
¿Cuál es el objetivo de la CUP en el Congreso?
Identificamos el Estado con la idea del régimen del 78, vinculado a una transición mal hecha, al Ibex 35, a la corrupción como forma endémica y a una monarquía corrupta. A partir de aquí, la reflexión es que ni aunque la CUP se presentase en el conjunto de los Països Catalans y sacase los máximos diputados posibles, que son 88, podría acordar un referéndum pactado en el Congreso. Por tanto la única opción factible para nosotros es el hackeo. Es ir al Congreso a levantar todas las alfombras de todos los casos de corrupción que podamos, explicar una y otra vez qué es la monarquía y contribuir a su deslegitimación, y utilizar el Congreso para plantar cara a Endesa, Iberdrola y todas las empresas del Ibex con más poder que cualquier parlamento.
Imagínese que de su voto depende que gobierne Sánchez o Casado, ¿cómo actuaría la CUP?
Nos parece que la pregunta no es si Sánchez o Casado. Sánchez ha hecho una campaña en Catalunya digna de Casado, que ha consistido en hostias, policía, amenazas, un funeral de Estado a Franco, unas declaraciones diciendo que Primo de Rivera era igual de víctima y el blindaje de Barcelona para que llegue el señor rey. La pregunta por tanto no es si Sánchez o Casado, porque Sánchez no es parte de la solución sino parte del problema.
Pero podría pasar que a Sánchez le vaya la investidura de que la CUP se abstenga o no. ¿Qué harían?
Esta decisión evidentemente la tomaría la militancia de la CUP. Para nosotros la cuestión es cómo se resuelve el conflicto desde una perspectiva de autodeterminación y amnistía, y es improbable que Pedro Sánchez, por mucho que le vaya de un voto y no quiera regalar el Gobierno a la extrema derecha, se siente a hablar de autodeterminación y amnistía.
¿Pero es eso lo que le pedirían, que se siente a hablar de autodeterminación y amnistía? ¿Es una condición?
No es una condición, es una forma de resolver el conflicto. Nosotros, que somos una organización independentista, feminista, ecologista y antirracista, pensamos que el conflicto en Catalunya se resuelve así. Ahora, yo no creo que el señor Sánchez esté dispuesto a hablar de eso. Es decir, que igual que nosotros analizamos que él es parte del problema, yo creo que él no está dispuesto a poner soluciones políticas por encima de la unidad de España.
Han dicho que sólo irán a los debates importantes. ¿Qué quieren decir?
Nosotros hemos dicho que no iríamos a hacer de buenos diputados. Para nosotros uno de los objetivos es evidenciar que el Congreso no es un espacio de resolución de conflictos y que la soberanía tiene que estar aquí [en Catalunya]. Por otro lado queremos hacer que el Congreso sea un espejo de la vergüenza del aparato del Estado. No tanto del propio Congreso sino del resto de aparatos del Estado. Por eso cuando decimos que no vamos a ser buenos diputados queremos decir que no vamos allí a garantizar una gobernabilidad, porque creemos que es un marco jurídico y político donde no caben las reivindicaciones que se están poniendo sobre la mesa en Catalunya.
¿Podríamos ver la CUP negociando o aprobando una ley de vivienda o un decreto sanitario?
Depende. Imagínate que quieren nacionalizar Endesa. Sería maravilloso, y la CUP estaría. Imagina que quieren hacer una ley para que Iberdrola no pueda cortar la luz a ninguna familia. Imagina que quieran derogar la reforma laboral para garantizar derechos. Ahora, a lo que no iremos es a contribuir a esta dinámica trituradora de derechos. Porque el Estado, con un cordón umbilical con la Unión Europea y con una lógica de recentralización de soberanía y de descontrol del capital, es una trituradora de derechos.
Los 'comuns' hablan de una reforma del Código Penal que, según dicen, podría dejar en libertad a los presos. Ya se que no es su primera opción pero, ¿la CUP podría negociarlo?
Lo que ellos están diciendo es 'vamos a solucionar la anomalía de que haya nueve presos'. Bien, pero es que no hay nueve presos. Hay más de cuarenta. Y el tema no es que sea injusto que Junqueras esté en prisión por hacer un referéndum, el tema es que la construcción política de la persecución de la disidencia, que es lo que ha marcado la sentencia, está ahí. Por tanto, ¿la propuesta es modificar el Código Penal? Pues si tiene sentido la CUP estará, todo lo que sea trabajar contra la represión está bien. Pero será un pequeño cambio, por eso nosotros hablamos de amnistía. Planteamos que ninguna de las personas encausadas debería de estarlo y que además pone en el centro del tablero que la autodeterminación no es delito sino que es legítima.
¿Piensan que todos los presos son presos políticos, tanto los líderes políticos, como a los que se acusa de atacar a la policía como a los que se les imputa haber constituido un comando terrorista? ¿Todos han de tener una misma solución colectiva?
Creemos que sí. Si ya normalmente el sistema penitenciario no suele ser solución de nada, menos lo será para un conflicto político en torno a la autodeterminación. Cuando además la dinámica del movimiento es la desobediencia civil. No tiene ningún sentido responder con prisión a dinámicas masivas de desobediencia. No tiene sentido incluso si algunas noches ha habido disturbios, porque la prisión pone gasolina al fuego. No están teniendo una respuesta de resolución de conflictos sino de piromanía.
¿Qué tiene que hacer la policía si encuentra a alguien cometiendo presuntos delitos?
Solucionar la mayor. ¿Cuál es la mayor? Poner el derecho de autodeterminación sobre la mesa. Haga como ha hecho el Reino Unido o Canadá, haga política. Porque la autodeterminación es la única forma de solucionar eso, así que sea responsable.
¿Por qué la CUP no se ha desmarcado con claridad de los disturbios?
La CUP hace política desde una lógica de la desobediencia civil, que es en sí misma no violenta, y por tanto el marco político de la izquierda independentista está claro. Ahora bien, ¿qué supone que se criminalicen los disturbios? Supone entrar en la lógica del Estado, en la que hay independentistas buenos e independentistas malos. Cuando el conflicto es otro, el conflicto es que no se puede ejercer el derecho a la autodeterminación y la excepcionalidad política, económica, migratoria es altísima.
Y pasa otra cosa, que es más profunda: cuando hay miles de jóvenes en la calle, muy jóvenes, que están haciendo una enmienda a la totalidad mucho más allá del independentismo, que están diciendo que no tendrán casa, trabajo, que no podrán estudiar en la universidad y que además no podrán tener un futuro democrático, si tu análisis solo es el número de contenedores a reparar no estás haciendo política sino de juez. El tema de los disturbios y los jóvenes es mucho más profundo, hay toda una generación que está rompiendo emocionalmente con el poder, con el Estado, con las expectativas colectivas... y eso es mucho más grave y requiere soluciones políticas a la altura.
El independentismo le pide al Estado 'sit and talk', abrir una mesa de diálogo… ¿Sobre qué creen que se debería a hablar?
El otro día leía a Santiago López Petit, que hablaba de la crisis de las palabras. Cuando la batalla por el relato desde derecha, izquierda y centro es una batalla por las mismas palabras... Si se van repitiendo las palabras pierden el contenido. La potencialidad política de la disidencia reside en tomar la palabra. Yo creo que la CUP está haciendo esto. Está intentando tomar la palabra. ¿Qué significa esto? Quiere decir que hablar de diálogo significa hablar de soluciones políticas.
Decía el otro día Dolors Bassa que la respuesta de la calle ha estado a la altura, pero la institucional no. ¿Qué responsabilidad creen que tienen desde la CUP en que no haya habido una respuesta institucional a la altura?
La CUP, le guste o no, es un partido político que participa en el espectro político independentista de Catalunya. Por tanto, parte del desencanto de la gestión institucional es responsabilidad de la CUP. Es verdad que la apuesta de respuesta a la sentencia la CUP la ha hecho organizativamente en las calles, no ha puesto toda la carne en el asador ni en el Parlament ni acompañando al Govern. Tampoco se ha levantado de la mesa, porque nosotros creemos que la cuestión es estar ahí. ¿Responsabilidad? Claro. Y también responsabilidad desde el análisis de que cuando las instituciones están secuestradas, el desbordamiento y la desobediencia civil es la única vía que queda.
¿Podría haberse hecho mejor?
Siempre. Volviendo a la idea de la crisis de las palabras: tanto la CUP como JxCat como ERC como los 'comuns' hablan de autodeterminación y para cada uno significa una cosa distinta. ¿Se podría haber hecho mejor? Sí, claro, si habláramos de lo mismo se podría haber hecho mejor. Pero tienes un país desbordado, un pulso al poder en todas sus formas, en las calles, y esto va mucho más allá del independentismo. Para la CUP y para la izquierda independentista defender abiertamente que nuestra opción política es el desbordamiento del poder tiene unos costes represivos y los tendrá seguramente altísimos. Apostamos por una lógica que confronte directamente al poder y esto no lo compra todo el mundo.
¿Investir a Quim Torra fue un error para la CUP?
Pues depende. Para muchas cosas sí, ha sido un president que no pasará a la historia por haber hecho política en mayúsculas, poniendo soluciones. Pero es que por otro lado está aguantando el Govern de la Generalitat cuando todo el mundo está jugando a que salte para que haya elecciones. Yo creo que la función de la CUP ahora mismo no es salvarlo como personaje político, porque nosotros somos muy críticos con el president y lo continuaremos siendo. Torra no nos gusta y creemos que no está a la altura. Pero hay que reconocerle una cosa: este señor está solo aguantando el Govern de la Generalitat cuando al Estado le interesa que haya unas elecciones y a los dos partidos de Govern también, porque están haciendo cálculos electorales.
¿La CUP no cree que sea momento de elecciones?
La CUP no comparte la política del Govern pero cree que hacer ahora elecciones es darle oxígeno al Estado. La política del Estado es la represión, es la política de la guerra y pasa por dilapidar las instituciones catalanas. Vía el 155, vía el control de las finanzas, vía el control de los Mossos, vía el vaciado de la soberanía del Parlament etc. Si en una situación de no resolución del conflicto contribuyes aún más a la pérdida del poder fáctico y real de Catalunya y sus instituciones, le estás dando oxígeno al Estado. ¿Que tenemos un Govern que no está a la altura? Es cierto. ¿Un presidente del Govern que no está a la altura? Es cierto. ¿Una gestión de la conselleria de Interior represiva al servicio del estado y del orden? Es cierto. ¿Que la solución a todo esto sean unas elecciones? No lo creemos.
¿Para la CUP unas terceras elecciones generales serían un éxito?
El análisis del 'cuanto peor, mejor' nosotros no lo compramos en absoluto. Ni la extrema derecha con más espacio político, ni la respuesta represiva ni nada. Hasta que en Catalunya no haya una solución democrática, el Estado no será gobernable. Y esto no es una amenaza, es una evidencia material. ¿Unas terceras elecciones serían un triunfo? No sé si lo serian, pero sería la constatación material de esta tesis. ¿Son posibles? Depende de lo que le interese al Estado. No creo, porque hay una crisis económica a la vuelta de la esquina. No creo que el poder permita tanta inestabilidad en uno de los Estados que son ahora mismo la piedra angular de la UE en pleno Brexit y con la extrema derecha subiendo en todos lados. Sería darnos la razón a nosotros y refuerza la tesis de que hasta que no pongan en el centro la autodeterminación esto es insostenible.
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