Durante el viacrucis socialista de octubre pasado, que llevó a Pedro Sánchez a dimitir y al PSOE a permitir la investidura de Rajoy con una abstención, el entonces secretario general vio como iba perdiendo todos los apoyos territoriales hasta quedarse con el apoyo casi único del PSC.
Por eso, en su regreso a la cancha, Sánchez ha elegido Barcelona para abrir la campaña de recogida de avales. Y lo ha hecho con la fórmula que entonces le funcionó en Catalunya: proponiéndose como garantía de un PSOE enfocado “contra la derecha y sus poderes económicos”.
“Hagamos de estas primarias el kilómetro 0 del gran cambio político, económico y social que necesitamos”, ha reclamado Sánchez a los cerca de 3.000 asistentes que llenaban el patio de la Fabra i Coats. Ese será el eje de su campaña por la secretaría general del partido, resumido en su mantra “no es no”. Con él, el aspirante atiza a sus rivales en las primarias sin citarlos, reconociendo que su negativa al pacto con el PP “no es un proyecto político” sino “la consecuencia de su proyecto político”.
La propuesta que Sánchez ha exhibido en Barcelona es la reforma de la Constitución que, entre otras cosas, debe reconocer a Catalunya como nación. “España es una nación de naciones”, ha asegurado, aunque ha dejado cerrado que la soberanía española es única de todos los españoles. Como el PSC, el candidato se ha identificado con la receta federal para superar “el grave conflicto territorial” por el que pasa España.
En el primer acto de gran formato de Sánchez en Catalunya, la cúpula socialista ha arropado al candidato. El primer secretario, Miquel Iceta, o el secretario de organización, Salvador Illa, desde el patio de butacas, tal como corresponde a una dirección que ha prometido total neutralidad en el proceso de primarias. Sin embargo, Sánchez ha contado en el escenario con sus principales apoyos catalanes, como son la alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlon, el de Viladecans, Carles Ruiz, la portavoz del PSC en Girona, Silvia Panque, y el exalcalde de Barcelona Jordi Hereu.
Con estos compañeros, identificados con el ala más obrerista del PSC, Sánchez se ha apuntalado en el discurso izquierdista y muy crítico con los “poderes económicos”, como viene haciendo desde su salida de la dirección del PSOE. Una fórmula que Sánchez sabe que no le hará ganar apoyos entre los dirigentes y cuadros socialistas, pero que confía que conecte con el sentir de las bases.
De hecho, en el equipo de Sánchez no hacen pronósticos sobre los avales que recogerán, pero están convencidos de que Catalunya será una de las comunidades que más impulse al sanchismo en la votación. El PSC cuenta con 14.000 afiliados, siendo la cuarta federación solo unos centenares de militantes por debajo de la Comunidad de Madrid y, en esta disputada campaña de primarias, los votos catalanes son muy valiosos. Por ello las tres candidaturas aterrizarán entre este fin de semana –Sánchez y López– y la que viene –Díaz– en Catalunya como punto destacado en sus rutas de campaña.