Las balas de goma, que el Parlament y la sociedad civil catalana creían abolidas, han reaparecido el 1-O en Catalunya. Antidisturbios de la Policía Nacional han disparado un mínimo de dos balas de goma tras el desalojo del colegio Ramon Llull, en el céntrico barrio del Eixample de Barcelona.
Uno de los proyectiles policiales ha alcanzado a un hombre en el ojo, que ha sido operado y permanece ingresado en el Hospital de Sant Pau. El otro ha golpeado a un joven en la pierna izquierda, sin que la herida revista de gravedad. En total, los servicios de emergencias de la Generalitat han atendido a 844 personas por las cargas que Policía Nacional y Guardia Civil han realizado en docenas de colegios electorales catalanes. Se han atendido heridas por golpes, pero también varios ataques de ansiedad.
Según ha confirmado el colectivo de abogados, psicólogos, activistas y defensores de los derechos humanos #SomDefensores, que han monitorizado durante toda la jornada las actuaciones policiales, la Policía Nacional solo ha hecho uso de las balas de goma tras el desalojo del colegio Ramon Llull.
Este colectivo también ha denunciado un reguero de malas prácticas policiales que, ha asegurado, una vez recopiladas todas las pruebas documentales pondrá en conocimiento de la Justicia y de instancias internacionales.
Desde #SOMDefensores han asegurado que en los desalojos de los colegios ha habido “tocamientos durante las identificaciones por parte de agentes a mujeres agredidas en cargas”, “puñetazos directos e indiscriminados sin justificación”, empujones por las escaleras y la rotura de cinco dedos de la mano a una mujer.
Antes de los dos heridos del 1-O, la última víctima de balas de goma era Ester Quintana, la mujer a quien los Mossos d'Esquadra vaciaron un ojo tras una manifestación de la huelga general del 14 de noviembre de 2012. La investigación judicial del caso no pudo determinar qué agente resultó ser el autor de los disparos. Los dos acusados terminaron absueltos.
El caso Quintana provocó un terremoto político en Catalunya. No solo porque el Govern mintió y, en su primera versión de los hechos, asegurara que Quintana podría haber sido herida por manifestantes. También provocó la caída de una de las promesas del Govern de Artur Mas, el director general de la Policía, Manel Prat.
Además, partidos y entidades favorables a la abolición de las balas de goma lograron que el caso Quintana abriera una ventana de oportunidad que no habían provocado las otras víctimas de los proyectiles de los Mossos. El Parlament debatió y aprobó en 2013 las conclusiones de la comisión de estudio que abolió las balas de goma en Catalunya.
Con todo, las conclusiones de esa comisión de estudio no tienen rango de ley, aunque desde que se aprobaron en el Parlament los Mossos d'Esquadra no han hecho uso en ninguna ocasión más de las balas de goma. Tampoco lo habían hecho hasta este domingo la Policía Nacional y la Guardia Civil al no llevar a cabo funciones de orden público en Catalunya. En su primera oportunidad para mostrar si respetaba las conclusiones del Parlament, la Policía ha decidido obviarlas.
En los últimos años las balas de goma han provocado en España 16 muertos y 28 mutilados. Ningún policía ha sido condenado.