“Referéndum o referéndum”, fijó el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el día que se sometió a una cuestión de confianza con ribetes de investidura no tutelada. Para salvar la legislatura, Puigdemont ponía su cabeza en juego, pero no solo eso, también hacía dos concesiones estratégicas en la hoja de ruta de JxSí, a la CUP y a Catalunya Sí que es Pot. A los primeros les prometía el referéndum, tantas veces reclamado por ellos. A los segundos les aseguraba su voluntad de agotar las vías de pactarlo con el Estado, algo que los comunes insistían en que era posible.
Este viernes Puigemont reunirá a las principales fuerzas y entidades soberanistas en una cumbre en la que buscará, de momento, apoyos para poner en práctica la segunda promesa. Ofrecerá a estas fuerzas una alianza soberanista transversal, el llamado Pacto por el Referéndum. El objetivo es que este pacto promueva un referéndum en 2017, un escenario con el que el Govern pueda lanzar al Estado una oferta clara, consensuada entre el máximo número de agentes, para negociarlo y pactarlo.
La oferta al Estado no será un ultimátum, explican fuentes de Presidència. La voluntad de Puigdemont es mantener la posibilidad de la negociación con el gobierno español hasta el día anterior al referéndum. Pero este deseo, mantenido por el Govern desde los tiempos de Artur Mas, no hará que el Ejecutivo deje de preparar el referéndum, según planean.
La cumbre de este viernes será una primera toma de contacto con las diferentes fuerzas y entidades para buscar los consensos necesarios con los que fortalecer la oferta de negociación al Estado. El espíritu es, además, construir una mesa unitaria que supere al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, que pasará a ser ahora un Pacto Nacional por el Referéndum.
La formación de este nuevo Pacto es casi el único punto con entidad en el orden del día enviado desde el Palau a los participantes. Según los planes del Govern, en la mesa que se forme deberían estar, al menos, los principales partidos por el derecho a decidir, PDECat, ERC, CUP y las diferentes marcas de los comuns, además de los dos sindicatos más potentes, CCOO y UGT, las patronales de pymes más cercanas, Cecot y Pimec. Junto a ellos, las entidades soberanistas, ANC y Òmnium, y un grupo de plataformas menores.
Desde Presidència no se ha indicado intención de llegar más lejos que en la búsqueda de consenso sobre una oferta de referéndum negociado, según explican fuentes participantes en el cónclave respecto a los contactos previos mantenidos. Según estas fuentes, por el momento no han visto ningún indicio de que Puigdemont pretenda abrir este viernes el debate sobre el referéndum unilateral. Pese a esto, otras fuentes del entorno del Govern sí afirman que el president trasladará con total claridad la voluntad de llevar a cabo un referéndum en 2017, con acuerdo o sin él.
La intención de los promotores de la reunión del viernes es además limar las diferencias políticas entre partidos que han venido desmadejando la unidad soberanista en los últimos años. Entre comunes, ERC, PDECat y CUP, la bronca es casi continua pues hay una encendida disputa electoral en diferentes administraciones. En especial, Puigdemont quiere rebajar los ánimos respecto a la situación en el Ajuntament de Barcelona, donde su partido hace un duro marcaje a Colau desde el inicio de la legislatura. Muestra de esto son los diferentes acuerdos a los que han llegado entre ambas instituciones en los últimos meses y el marcado interés en que fuera la alcaldesa quien asistiera a la cumbre.