ERC ve en el referéndum unilateral un “punto en común” con los partidarios del derecho a decidir

“Todo está para hacer y todo es posible”, dice uno de los versos más halagados de Miquel Martí y Pol. La izquierda parlamentaria catalana, con la sombra de los resultados de las últimas elecciones generales y el horizonte –tan posible por unos como cuestionado por otros– de un proceso soberanista que viaja por caminos inciertos, sigue lejos de acontecer un todo cohesionado capaz de hacer frente, como mínimo conjuntamente, a las grandes preguntas que despierta el futuro político catalán y estatal. Sobre el debate planea la duda de qué es exactamente lo qué “está para hacer” pero, sobre todo, qué “es posible” hacer en un contexto como el actual.

La necesidad de cambio como tal ha sido un enunciado poco discutido en el marco de la mesa organizada hoy por la Universidad Progresista de Verano de Catalunya (UPEC). En el debate Somiem truites han asistido el primer secretario del PSC, Miquel Iceta; la secretaria general de ERC, Marta Rovira; el dipitado electo de En Comú Podem, Xavier Domènech; y el diputado de la CUP, Benet Salellas. Las maneras de lograr este cambio y los objetivos que lo tendrían que motivar son ítems que hacen salir a la luz toda una gama de matices que diferencian, con creces, la posición de las diferentes formaciones políticas.

Aún así, se han reducido distancias entre ERC y la CUP en cuanto a la propuesta formal de introducir en la hoja de ruta un referéndum unilateral de independencia (RUI) que realizó este jueves el partido anticapitalista. Y es que Marta Rovira ha considerado que la propuesta podría ser “un punto de encuentro” con los partidos favorables al derecho a decidir.

En este sentido, Rovira ha afirmado que del que se trata, en definitiva, es de lograr una “ruptura democrática” que, en su opinión, pasa de forma necesaria por un “proceso constituyente”. Una postura que difiere de la que fuentes del Govern expresaron fuentes del Govern este jueves, cuando criticaron que la CUP “no está en condiciones de pedir nada” tras su veto a los presupuestos y rechazaron, de momento, la petición.

Cada actor se ha preocupado para subrayar en qué momento se situaba el punto de inflexión en la historia reciente a partir del cual se explicaba el anhelo de cambio de la sociedad. Los ejemplos escogidos por los ponentes tenían un hilo común: la necesidad de sumar fuerzas y llegar a consensos para lograr objetivos más o menos concretos, pero también la firme creencia que el espíritu de cambio y las demandas de la sociedad catalana eran un binomio indisociable de su programa de partido.

Xavier Domènech ha hablado de un ciclo “que estalla al 2008 y que todavía no hemos cerrado”, un momento en que, según Domènech, “el pacto social entra en cuestión” y una mayoría sale a la calle para enfrentarse a los “grandes intereses económicos” para denunciar que “el sistema político, como uno todo, no está funcionando” porque la soberanía ya “no reside en las urnas”.

Rovira iba más atrás en el tiempo para concluir que “el cambio en Catalunya empieza mucho antes”, en el momento en que propuestas como el Estatuto de Autonomía de 2006, probaban de dar respuesta a “las necesidades sociales que tiene la ciudadanía”. En la carrera para retroceder en el tiempo, Iceta ha vuelto en reiteradas ocasiones al tripartito y ha hecho una primera mención a la tortilla socialdemócrata “ahora que todos lo somos”, en referencia a los últimos discursos de Unidos Podemos.

Serio al inicio, Benet Salellas ha rememorado el momento en que la PAH, junto con diputados de ICV-EUiA, ERC y la CUP, hicieron una cadena humana para parar el desalojo del bloque de Salt, en Girona. Acto que, para Salellas, demuestra como “cuando nos juntamos conseguimos cosas que son inimaginables”.

El sujeto del cambio

Marta Rovira ha hablado de un “único espacio posible” a través del cual podrán llegar a convivir “ciudadanos empoderats en términos de igualdad”: un proceso constituyente “no subordinado al estado” porque “los ciudadanos españoles no tienen ganas” de iniciar un cambio. Rovira ha considerado que el proceso catalán podría dar impulso al estatal, pero se niega a esperar cambios en España. Iceta ha apuntado, refiriéndose a la voluntad de llevar a cabo un proceso constituyente, que “entre las muchas grandes palabras que todos utilizamos” se tendrían que poner de acuerdo con cuestiones más concretas y ha destacado aspectos como por ejemplo la renta básica o la gratuidad de la educación de los 0 a los 3 años.

Ante un Xavier Domènech que concluía, entre aplausos, que “al final, siempre gobierna Convergència”, Rovira y Salellas han insistido a subrayar un cambio hacia la izquierda en el proceso independentista. A parecer de Salellas, “las dos fuerzas del régimen (en Catalunya, es decir, PSC y CiU) han quedado desmenuzadas por el proceso nacional” y este podría lograr cambios “inesperados” en todos los sentidos en caso de que “no llegue a buen puerto”. El diputado de la CUP ha valorado que el primero que se tendría que hacer es superar “el bloqueo de la soberanía catalana” mediante “la fórmula más democrática posible”, es decir, un referéndum o una declaración unilateral, “y luego haced todos los tripartitos que queráis”.

Por su parte, Miquel Iceta ha destacado que la construcción de la hegemonía es un proceso “dinámico y contradictorio” y no acumulativo. El primer secretario del PSC ha defendido el proyecto federalista ante opciones que piensan sólo “en la soberanía de una parte” y no se adiuen a un “mundo de interdependencias creciente”. Además, ha expresado que “todos nos movemos con determinados límites” y que hay que reconocer que “no todo es posible” .

Frente a tres diputados con ciertos reproches en el tintero debido a las dinámicas parlamentarias, un Xavier Domènech historiador diagnosticaba una “crisis de soberanías” y se preguntaba por la fórmula para caminar “hacia nuevos modelos económicos”, citando en varios momentos el “cambio” en la capital catalana y la importancia de la cultura municipalista. El cabeza de lista de En Comú Podem ha pronosticado que en dos años volverá a haber elecciones tanto en Cataluña como en España, predicción que no se ha discutido mucho por parte de los otros participantes.

Y es que un nuevo llamamiento a las urnas, sea en forma de referéndum o de elecciones, ha sido uno de los temas más presentes al debate. Rovira ha hablado del huevo de la tortilla socialdemócrata como un ingrediente subordinado, con un límite institucional que impide evolucionar hacia un cambio real. “Me gustaría ser socialdemócrata”, ha dicho una secretaria general de ERC que critica la carencia de instrumentos de los que disponen las instituciones catalanas. Así, Rovira se ha referido al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) cómo de un “techo que asfixia” la ciudadanía catalana. La secretaria general de ERC ve necesario “votar tantas veces como haga falta” y, ante una media sonrisa de Domènech ha anunciado: “¿Acaso nos asustan a nosotros, las urnas?”.

Mientras Iceta ha emplazado a los invitados a “mirar que estamos construyendo antes de continuar” con un papel a la mesa sobre el cual ha escrito, durante la intervención de Rovira: “RUI - DUI - TURULL”, Salellas le ha recriminado que él todavía no había entendido cuál era la propuesta de los socialistas, a los cuales acusa de votar siempre “no” en el Parlamento catalán. El diputado de la CUP ha concluido que “para hacer una tortilla, hay que romper huevos”, una frase que recuerda a uno de los puntos de inflexión a partir de los cuales la izquierda catalana adoptó posiciones radicalmente diferentes.