El primer mensaje institucional de la Diada de Quim Torra como president de la Generalitat ha estado marcado por las consecuencias del otoño soberanista de hace un año. Políticos presos y “exiliados” han centrado el discurso de Torra. “Dedicamos esta Diada a la libertad porque la libertad no fractura nunca. Lo que fractura es su ausencia”, ha afirmado el president.
Torra ha vuelto a prometer “hacer efectiva la República” sin concretar cómo y no ha evitado referirse a la crisis de convivencia en Catalunya, pero a su manera. Así, ha sostenido que “convivir los unos con los otros y no los unos debajo de los otros”, y ha recalcado que la República será “compartida” y “de todos los catalanes”. “Lo haremos –ha añadido– por todos los presos políticos, los exiliados y todos los que están perseguidos por defender la libertad de Catalunya”.
Frente a las peticiones del Gobierno de Pedro Sánchez para que promueva el diálogo entre catalanes, Torra ha propuesto su particular “pacto de convivencia”. Consiste, en palabras del president, en que “todas y todos los catalanes nos encontremos en la defensa de la democracia y la libertad”. Y es que para Torra esta defensa es la única manera para lograr todo lo demás, esto es, “para que pueda crecer el bienestar, la justicia, el progreso, la calidad de vida y la igualdad de oportunidades”.
Como ya hizo en su conferencia de la semana pasada, Torra ha llamado a la movilización permanente de cara al juicio al 'procés' que el Tribunal Supremo celebrará a finales de año. “Nos volvemos a poner en marcha en un combate democrático y pacífico por los derechos civiles, sociales y nacionales”, ha advertido, aunque en esta ocasión ha evitado llamar a desacatar la sentencia. Asimismo, ha dejado claro que en esta movilización “nunca abandonaremos las banderas del diálogo, la paz y la palabra, pese a que alguien lo querría y mira de provocarlo”.
El recuerdo de 1714 no podía faltar en el discurso de Torra, un apasionado de la historia de Catalunya. De hecho, ha comparado la situación actual con lo que ocurrió en 1713, cuando en el Palau de la Generalitat los votos de los representantes de las villas y las ciudades hicieron decantar la balanza a favor de resistir a la ofensiva de las tropas borbónicas pese a que la derrota estaba cantada debido a la superioridad de los ejércitos de Felipe V. “La decisión no la tomó ningún rey, sino los representantes de los catalanes”, ha añadido en una crítica velada al actual monarca.
“Como hace 300 años, somos en una nueva encrucijada histórica. Tenemos que decidir si ante las injusticias, las amenazas, el miedo, la violencia, las cárceles y el exilio nos conformamos o resistimos y avanzamos”, ha aseverado el president. Torra ha dejado clara cuál es su apuesta al invitar a la ciudadanía a “defender encarnizadamente y apasionadamente las libertades democráticas”.