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Rafael Wirth: “Pujol daba dinero en negro a todos los opositores detenidos”

El periodista Rafael Wirth / ENRIC CATALÀ

Siscu Baiges

“Jordi Pujol. Honorable corredor de fondo”. Así se titula la biografía que el periodista Rafael Wirth escribió sobre Jordi Pujol, poco después de su acceso a la presidencia de la Generalitat. El libro lo publicó la editorial Grijalbo en 1981 y se puede considerar la primera aproximación biográfica a Jordi Pujol, hecha en contacto con él y su familia, aunque el también periodista Pere Oriol Costa ya había publicado, en 1977, un perfil humano y político más breve en la colección “Políticos para unas elecciones”, editada por Cambio 16 con motivo de los primeros comicios tras la dictadura franquista. Treinta y tres años más tarde, Wirth recuerda la elaboración de ese libro, cuya portada está ilustrada con una fotografía de Pujol yendo en bicicleta. Como tanta gente, se siente engañado.

-¿Cómo fue la elaboración de “Jordi Pujol. Honorable corredor de fondo”?

-Hablé con la familia: Jordi Pujol, Marta Ferrusola y Francesc Cabana, el cuñado. Hablamos de la familia, la política y la banca. Con algunos fundadores de Convergència. Y con la rama política donde yo estaba integrado, el PSUC. Hablé con el Guti (Antoni Gutiérrez Díaz), que era un pediatra de clase alta, que dejó la medicina para dedicarse a la política. Pujol también era médico y habla muy bien del Guti y los comunistas y del PSUC en sus Memorias. Ambos eran antifranquistas.

No estaba previsto que Pujol ganase las elecciones de 1980. Estaba previsto que lo hiciera Joan Reventós y José Martí Gómez ya había hecho su biografía. Pero CiU obtuvo 43 diputados, el PSC 33, el PSUC 25, UCD 18, Esquerra Republicana 14 y el Partido Andalucista 2. La editorial Grijalbo me pidió que hiciese un libro deprisa. En aquellos tiempos no había Internet. Tenías que ir a hablar con la gente, buscar en los archivos, comprar los libros que Pujol había escrito sobre la patria, la fe, Montserrat, Convergència, la prisión, la lucha contra el dictador...

También hablé con la gente de Fomento del Trabajo, con Lluís Prenafeta, Macià Alavedra... y al final de todo, con Jordi Pujol.

El libro tenía que escribirlo a máquina. Lo hice en pocos meses. Dos o tres para recopilar el material y tres meses más para escribirlo. Iba entregándolo por capítulos a la editorial.

-¿Quedó satisfecho del resultado?

-Salió bien. Pujol me envió una carta para agradecerme el contenido del libro y añadió que me había equivocado en el lugar de nacimiento de uno de sus padres. Fue el único error que encontró. Me pidió que volviera a hablar con él. Pero no quise. Yo tenía una familia de derechas, franquista, y, por tanto, sé lo que es la corrupción. Si entras en la política, necesariamente te utilizan. En La Vanguardia había estado haciendo información de la oposición desde 1969 a 1976. Me dijeron que me vistiera como un obrero y que buscara información en la universidad y en los grupos obreros. Conecté con esta gente y tenía buenos contactos. Pero no quería seguir haciendo política después de muerto Franco.

Me traspasaron al Tele/eXpres como redactor jefe, periódico de la familia Godó que vendió al Grupo Mundo. El grupo se derrumbó y unas ochocientas personas nos quedamos sin trabajo y sin indemnización. El libro me vino muy bien porque no tenía un duro, no había ahorrado. Cuando volví a La Vanguardia dije que no quería saber nada más de política. Y no quise volver a ver a Pujol.

-¿Qué recuerda de las conversaciones que mantuvo sobre Banca Catalana para hacer el libro?

-Yo sabía que había cosas feas en Banca Catalana. Francesc Cabana me lo explicó de una manera muy sencilla, tal y como él también lo explica en sus memorias. Había una caja A y una caja B. La caja B era para ayudar: pagar fianzas de los psuqueros y los que iban a la cárcel, dar dinero a revistas catalanistas como Serra d'Or, la de Montserrat, Òmnium Cultural, Enciclopèdia Catalana... Daban dinero en negro a todos los de la oposición, de todos los colores. Nadie decía que no lo quería, que era ilegal. Lo aceptaban. Entendí que era una forma de empezar un negocio, que si has hecho esto toda la vida lo seguirás haciendo. Mi referencia de Pujol era épica.

-¿Simpatizó con él?

-No había simpatizado nunca con él, pero cuando lo veía, le saludaba, claro. Publicó un panfleto contra el general Franco, con el impresor Pizón, que es el que se lanzó en el Palau de la Música, y acabó provocando que ambos fueran a la cárcel.

En el último párrafo dice: “La falta de libertad es absoluta y sólo es atenuada por el estado de la corrupción en que vivimos. El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha ofrecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar. Que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre prisionero. Por ello, el régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública y económica. Como se hace en ciertas profesiones indignas, el régimen procura que todo el mundo esté enfangado, comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona además de un opresor es un corruptor”.

“Un país podrido es fácil de dominar”. ¿Quién? ¿Franco o Pujol? “El régimen ha fomentado la inmoralidad en la vida pública y económica...” ¿El régimen o Pujol?

-¿Le sorprendió su confesión?

-No. En 1984 ya investigué el modo extraño como se estaba preparando la creación del Hipódromo de Catalunya. Decían que la empresa que lo quería gestionar, Cirsa, daba dinero a Convergència Democràtica. Estuve trabajando este tema durante un año y encontré irregularidades. Al final, La Vanguardia me paró y me dijo que me olvidara del tema. Macià Alavedra los llamó y dijo que estaba metiéndome demasiado en este asunto y le estaba creando problemas. Envié una carta al departamento que dirigía Macià Alavedra, pero no me contestó. Hice hacer llegar un dossier al Síndic de Greuges, Frederic Rahola, con toda la corrupción supuestamente de Cirsa y Convergència. Rahola me dijo que si lo publicaba “¿qué pasará con Catalunya?”. Identificaban Catalunya con Convergència y Pujol. Decidí dejar correr la política.

La transición no se hizo bien. Si a los franquistas, que eran los corruptores, como decía Pujol, los dejas que continúen y le sumas los corruptos que vinieron después, es imposible parar la corrupción. Entre ellos se entienden. Hay empatía. No únicamente de Pujol sino de todos. Ya se ha visto.

-La cuestión de la herencia es extraña.

-El diario El Mundo ha ido publicando que los hijos de Pujol hacían cosas raras. Cuando el padre se entera, ¿qué debe hacer? Cuando mis hijos tenían moto e iban sin permiso, yo llamaba a la policía para que les embargara la moto. Supongo que cuando el hijo mayor de Pujol comenzó a hacer negocios turbios, el padre no tuvo el valor de decirle que lo dejase estar, que se fuera a trabajar a La Caixa o a un colmado.

La herencia sí que me ha extrañado. Él no es culpable. La herencia se la dan a la mujer y los hijos y la administra una persona que Pujol dice que ya está muerta. La mujer es la responsable de la herencia mientras los chicos eran menores de edad. ¿Por qué publica, pues, esta nota? Cuando los perros persiguen un conejo y no quieres que lo maten, haces salir una liebre y se despistan. Pujol hace de liebre. La atención se vuelve contra él y dejan un poco tranquilos a los hijos. A mí me ha despistado. Esto no quiere decir que Convergència no tenga financiación irregular. Todos los partidos la tienen. Si no, no podrían vivir.

-Sorprende que durante tantos años Pujol tuviera dinero en el extranjero y ningún medio de comunicación se enterase.

-No es extraño. Los periódicos, las radios y las televisiones, las empresas periodísticas, en todo el mundo, pero sobre todo aquí, porque este es un país corrupto, no quieren que estas cosas salgan. Cuando estudié pensaba que los periódicos los hacían los periodistas. Y no es verdad.

Trabajé en el Tele/eXpres entre 1976 y 1980, cuando cerró. Allí estaba Huertas Clavería y los anarquistas, la FAI, la CNT, los comunistas, los socialistas, Barnils... Teníamos poca publicidad, un 27%. Le decían a Huertas que no publicara nada de la huelga de una empresa que nos ponía anuncios y al día siguiente publicaba tres páginas. El grupo Mundo se derrumbó porque retiraron la publicidad. Los bancos no daban créditos. Fomento del Trabajo hizo una campaña muy fuerte contra los socialistas y los psuqueros, porque temían que ganasen. Y, por tanto, intentaron que el grupo Mundo, que era de izquierdas, no tuviese salida. Quedaba la vietnamita y hacer fotocopias. Eliminaron el único reducto de izquierdas. Y Pujol ganó las elecciones.

-Había, pues, omertà.

-Manuel Ibáñez Escofet, que fue director adjunto de La Vanguardia y era el hombre de confianza de Pujol a nivel de prensa, nos podría haber explicado muchas cosas. Pero murió. Hay un opúsculo que recoge una larga conversación entre ellos, que se tratan de tú. Ibáñez hacía de guardabarreras de Pujol. El propio Pujol, Ibáñez y también Lluís Prenafeta llamaban a los periódicos para que no saliera nada contra Pujol.

Era su opción política. Ibáñez no era maestro de periodistas. Era maestro de políticos. El director teórico era Paco Noy, pero las órdenes las daba Ibáñez Escofet. Si estuviera vivo, le deberíamos preguntar por qué calló todo aquello. Lo sabía, seguro. No era un amigo cualquiera. Tenía entrada en casa de Pujol.

Por tanto, no me ha extrañado todo esto. Parto de la base de que este es un país corrupto, a nivel de dinero. En otros países son pederastas o tienen líos con chicas jóvenes, como Berlusconi en Italia.

-Dedicó el libro a sus hijos Mónica y Daniel.

-Fui estúpido. Pensaba que había hecho una obra interesante, inteligente, explicando cómo es un político que habla de la fe, de la patria, de la reconstrucción de Catalunya, de hacer un país, de la ética... Cuando fundé la Asociación de Marchas a Caballo de Catalunya, lo hice por Catalunya, no para ganar dinero. Me costaba dinero a mí y a los socios.

Y ahora resulta que es mentira. Las memorias de Pujol y todos sus libros son mentira. Ha tenido la habilidad de silenciar estos errores económicos. Yo diría que primero lo hace para facilitar la labor de oposición y después por los hijos, por la familia. Él habla mucho de la familia.

-Muchos presentan a la mujer, Marta Ferrusola, como la mala de esta película.

-Creo que no. Es una pareja muy compenetrada. Cuando deciden algo, lo hacen juntos. La mujer siempre ha tenido mucha fuerza. Cuando Pujol fue a la cárcel y también antes era un hombre que quería hacer cosas por Catalunya. Pero cuando se encontró con Banca Dorca y después Banca Catalana, la cosa cambió. La familia vivía del corcho, eran pobres, miserables. Cuando compraron la Banca Dorca, tocaron dinero...

El padre era cambista. Hizo lo que mucha gente hizo en la posguerra. Se instalaban en el puerto y cambiaban divisas en el mercado negro. Murió el día antes de la toma de posesión de Jordi Pujol.

Pujol es un señor que inicialmente quería hacer cosas por Catalunya y contra el franquismo y se encontró con un banco. A través del banco financió de forma irregular a la oposición y financió y se aprovechó de sus amigos. Si tú estás en la cárcel y yo te pago la fianza y los abogados y después llegas a ser empresario de la construcción y me pides que te dé unas obras, claro que te las daré, porque sé que no hablarás mal de mí.

-¿Cómo vivió la querella por el caso Banca Catalana?

-Vi la mitad. Pujol dice que se apartó en la última etapa. Francesc Cabana, que llevaba el banco con otras personas, me parece una persona honesta. Me dio la información que sale en el libro. Ni una línea más. Le pregunté si había una caja A, una caja B y una caja C. Y me dijo que hay una caja A que era correcta, una caja B para la oposición y que de la caja C mejor no hablar.

-¿Es posible que Francesc Cabana desconociera que Florenci Pujol había dejado parte de la herencia en el extranjero a la mujer y a los hijos de Jordi Pujol y no le había dicho nada a María Pujol, su esposa?

-Es posible, pero es extraño que la hermana no tuviera conocimiento de ello. Supongo que María Pujol pedirá, ahora, la “legítima”. Tampoco era cuestión de hacer sangre con el tema de Banca Catalana. Salíamos de la dictadura. Una de las cosas que Jordi Pujol, primero, y Narcís Serra, después, pusieron de moda era que el recuerdo de la dictadura justificaba determinadas actitudes. Cuando llegaron los socialistas al poder, nos dijeron, después del 23F, que vigilásemos lo que publicábamos para que los militares no volvieran a enfadarse. Todos los reportajes de investigación que hacían Huertas Clavería o Martí Gómez se terminaron, no por el caso Pujol sino para que no viniera otro Tejero u otro Franco.

Los periódicos no hablaban de temas delicados, si no venían del juez o de la policía. Si el juez lo señalaba, entonces lo publicábamos al día siguiente, pero sin investigar.

-Hay que ser de una pasta especial para tener dinero escondido en el extranjero mientras se preside un país y se hacen proclamas éticas desde el balcón del Palau de la Generalitat.

-En sus Memorias, Pujol dice que es un pecador. Si ha defraudado a Hacienda y ha engañado a la patria, a la familia, a los amigos, estaría en el octavo o el noveno círculo del infierno de Dante, donde van los peores pecadores. Si es un pecador, le perdonamos. Es como piensa la gente que va a misa. A los pecadores se les perdona todo.

-El control de los medios de comunicación le debería dar bastante confianza y tranquilidad.

-Lo controlaba todo. Él y Lluís Prenafeta. Lanzaron el periódico El Observador, con dinero de Carlos Fajardo, un director general del grupo Godó. Pusieron dinero para derribar a La Vanguardia. No pudieron. Fracasaron estrepitosamente. Intentaban controlarla pero La Vanguardia va por otra vía. No caerá nunca.

-¿Cómo cree que debe estar viviendo Jordi Pujol esta crisis?

-Debe de estar en manos de píldoras, algún cura, los hijos y supongo que unos buenos abogados. Por eso de Andorra no irá a la cárcel. Se puede arriesgar. Ha llevado una doble vida. Debe de ser muy duro para un cristiano. Las consignas eran Cristianos-Catalunya, Pujol-Catalunya... Aguantará. A los hijos les pueden caer multas. A Oriol no creo porque el tema de las ITV es pequeño.

-¿Le gustaría entrevistarlo hoy?

-¿Qué le puedo preguntar? ¿Por qué me engañó? ¿Por qué dejó que sus consellers llamaran a mi diario para que no publicara lo que había investigado del hipódromo?

-Ahora aparece corrupción en todas partes.

-No todos los consellers son corruptos. Los que llevan Cultura o Educació tienen la corrupción más lejos. ¿Alguien se acuerda, estos días, del caso Millet y Montull? Dentro de dos años nadie se acordará del caso Pujol. En Catalunya tenemos la ventaja de que perdemos la memoria rápidamente.

En España se pactó el punto y final entre los franquistas y la oposición. Los jueces argentinos no se pueden creer que haya ese punto y final. No está bien acabado. La corrupción franquista ha continuado durante estos años. Han caído unos cuantos corruptos solamente.

-¿Catalunya habría sido muy diferente si Jordi Pujol hubiera dimitido cuando estalló el caso Banca Catalana?

-Este es un país cainita. Durante la invasión francesa de Napoleón, todas las colonias sudamericanas se dieron de baja, se declararon independientes. Quedaron Cuba y Filipinas, que se perdieron después. No tenemos nada. Es un país que había ganado todas las guerras y desde el 98 las ha perdido todas. No ha participado en ninguna guerra. Sólo en la Segunda Guerra Mundial con la División Azul. Las guerras que ha ganado son las civiles.

Cuando murió Franco, no deberían haber pactado. Se llegó a un pacto PSOE-PP para que Pujol hiciera lo que quisiera porque pese a ser nacionalista era un muro contra el independentismo. Y cuando él dice que quiere también la independencia, entonces dan a conocer todo lo que saben. Por eso ha salido todo lo del dinero de Andorra ahora.

-¿Pujol ha sido siempre un independentista en potencia?

-Él era nacionalista. En la época de Franco no se hablaba de independencia. La gente hablaba de libertad. El PSUC y el PSOE buscaban la libertad y la democracia, no la independencia.

-¿La historia le perdonará? ¿Cómo lo recordará?

-A mí me ha engañado. Y a ti. Y a todo el mundo. No ha hecho nada diferente de los demás, pero él era más importante que los demás. Era como Moisés, que al final dudó y no llegó a la Tierra Prometida. Lo dejaron clavado. Pujol ha hecho lo mismo. Ha conducido a un pueblo engañándolo un poco. Todo esto de la independencia no habría existido si no hubiera sido por Pujol. Ha sido un programa muy bien estructurado: la patria, Catalunya, somos una nación, Madrid nos roba... Al final, sin embargo, es falso. Le debemos eso a pesar de que sea un corrupto que ha ocultado información.

-¿Su partido subsistirá sin él?

-No. Duran se marchó antes de la carta de Pujol. Seguramente lo sabía. Una vez fracase Mas con el tema de la consulta y las elecciones, CiU tendrá que hacer algo diferente. Un diario explicaba que habrá que buscar psiquiatras para la población. Será un orgasmo que quedará bloqueado. Convergència desaparecerá o tendrá otro nombre. Mas no puede volver a explicar lo mismo de hace cuatro años, o diez.

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